J¨®venes voces flamencas para viejas dinast¨ªas: Mar¨ªa Terremoto y Lela Soto renuevan el cante
Las cantaoras jerezanas, descendientes de grandes sagas, coinciden en publicar obras que se sit¨²an entre tradici¨®n y renovaci¨®n
En algunas localidades de la Baja Andaluc¨ªa ¡ªy de forma especial en Jerez, que ha gozado de una tupida red familiar, repleta de v¨ªnculos e interrelaciones¡ª las dinast¨ªas flamencas han gozado hist¨®ricamente de gran importancia. La memoria y consciencia de estas sagas, mayoritariamente gitanas, ha sido el veh¨ªculo para la transmisi¨®n y conservaci¨®n de unas formas cantaoras propias y con acentos particulares en cada casa cantaora. Muchos de estos linajes son perfectamente rastreables y llegan a alcanzar el siglo XIX. El paso del tiempo ha hecho mudar costumbres y vivencias, pero no ha podido con ...
En algunas localidades de la Baja Andaluc¨ªa ¡ªy de forma especial en Jerez, que ha gozado de una tupida red familiar, repleta de v¨ªnculos e interrelaciones¡ª las dinast¨ªas flamencas han gozado hist¨®ricamente de gran importancia. La memoria y consciencia de estas sagas, mayoritariamente gitanas, ha sido el veh¨ªculo para la transmisi¨®n y conservaci¨®n de unas formas cantaoras propias y con acentos particulares en cada casa cantaora. Muchos de estos linajes son perfectamente rastreables y llegan a alcanzar el siglo XIX. El paso del tiempo ha hecho mudar costumbres y vivencias, pero no ha podido con la pervivencia de algunas de estas dinast¨ªas. Dos j¨®venes jerezanas lideran en el siglo XXI la continuidad ¡ªy tambi¨¦n renovaci¨®n¡ª de dos de estas sagas: la de los Terremoto, con Mar¨ªa, y la de los Soto Sordera, con Lela, que coinciden en publicar discos de expresi¨®n muy personal y con marcada relevancia como cante de mujer.
Las ra¨ªces m¨¢s inmediatas de Mar¨ªa Terremoto (Mar¨ªa Fern¨¢ndez Ben¨ªtez, 25 a?os) se encuentran en su padre, Fernando Terremoto (Fernando Fern¨¢ndez Pantoja, 1969-2010), cantaor y guitarrista que, pese a dejarnos prematuramente, dej¨® un valioso legado creativo. Este era, a su vez, hijo del ya legendario cantaor Terremoto de Jerez (Fernando Fern¨¢ndez Monge, 1934-1981). As¨ª que, a Mar¨ªa, los genes art¨ªsticos, lejos de faltarle, se le rebelan en la sangre. Lo dej¨® claro en su primera grabaci¨®n, La huella de mi sent¨ªo (2019), en la que mostr¨® una fuerza y un comp¨¢s envidiable dentro de un rajo inconfundiblemente flamenco. Los mismos valores que ha ido paseando por los escenarios, donde es artista muy reclamada.
En su segunda grabaci¨®n, Manifiesto, adelantada en plataformas y de inminente publicaci¨®n, Mar¨ªa ofrece una cara renovada sin abandonar el principal rasgo que la define: ¨ªmpetu y car¨¢cter propio de su saga, que en su cante se manifiesta de igual manera en los estilos de decir quedo, con una ya madura templanza, que en los m¨¢s vertiginosos, con su dominio del comp¨¢s. A todos los personaliza por medio de un discurso, que, compuesto mayormente con letras propias, narra su propia experiencia vital. As¨ª, a palo seco y con sonido natural, el disco arranca con un romance en el que se enfrenta a la muerte hasta el reproche, porque, vino a su casa y ¡°to¨ªto se lo llev¨®¡±. Inevitable, con esos versos desgarrados, no pensar en el duelo por la p¨¦rdida de su padre y la de sus abuelos maternos, acontecidos de forma sucesiva cuando la artista era a¨²n adolescente. Es un dolor del que se percibe superaci¨®n con la tersa melod¨ªa de la petenera, en la que canta que camina y se siente firme: ¡°No voy a mirar atr¨¢s¡±.
Las vertiginosas buler¨ªas que cierran la grabaci¨®n, con un reconocible recuerdo a La Paquera de Jerez, suponen el final de ese viaje con un rotundo ejercicio de reafirmaci¨®n: ¡°despu¨¦s de tanto sufrir y llorar, ahora me toca re¨ªr y cantar¡±. Son los hitos principales de una narraci¨®n que se nutre de distintos ecos: unos festivos verdiales, las bailables soleares o las alegr¨ªas, cortes en los que introduce letras populares con otras actuales y con firma, como las de Romerito de Jerez en la rumba. La grabaci¨®n encuentra su necesario complemento en la persona de Yerai Cort¨¦s, que produce la grabaci¨®n y la acompa?a a la guitarra. El alicantino otorga un marcado aire distintivo a sus cantes. Con un toque fuertemente enraizado en la escuela cl¨¢sica, hace un uso de sus recursos muy personal, que proporciona novedad y frescura: su alzap¨²a remite a viejos maestros, mientras que marca la diferencia con sus percusivos arpegios o tr¨¦molos, que, en ocasiones, parecen perseguir un ostinato.
La saga de los Sordera hunde sus ra¨ªces en el siglo XIX y se remonta hasta el legendario Paco la Luz (Francisco Valencia Soto, 1854-1920). Pero es Manuel Soto Monge, ¡®Sordera de Jerez¡¯ (1927-2001), el primero en incorporar el remoquete que nombra actualmente al linaje. La descendencia art¨ªstica de este patriarca ha sido abundante: sus hijos Enrique, Manuel ¡®El Bo¡¯, Joselito y, especialmente, Vicente ¡®Sordera¡¯, reconocido cantaor de largo recorrido discogr¨¢fico y padre de Lela Soto (32 a?os), que, curiosamente, constituye el primer caso de profesionalizaci¨®n de una mujer en esa casa. De manera discreta, ha ido mostrando sus credenciales en los escenarios, donde ha destacado mostrando el legado familiar con fino y flamenco metal.
Para su debut discogr¨¢fico ha elegido el t¨ªtulo de unos tangos que grab¨® su padre, El fuego que llevo dentro, tambi¨¦n adelantado en plataformas y de pr¨®xima publicaci¨®n. Ese fuego interior, descrito como ¡°cien caballos desbocaos¡± se antoja como una apelaci¨®n a la herencia, a la sangre, y parad¨®jicamente, es el ¨²nico corte que no se acompa?a con guitarra, sino con un fondo de m¨²sica ambient de David Cordero. Porque, para siete de los ocho temas restantes, Lela se ha regalado la compa?¨ªa de siete distintos y muy admirados guitarristas a los que reconoce que les ha pedido que, lejos de lo previsible, salieran de su zona de confort.
Hayan cumplido o no con la tarea encomendada, la sucesi¨®n de toques tan diversos proporciona una manifiesta riqueza musical. Curro Carrasco suena a Jerez por sole¨¢, como lo hace Antonio Malena en una canci¨®n por buler¨ªa. Diego del Morao otorga su acento a otra canci¨®n, esta vez por sole¨¢, y Rub¨¦n Mart¨ªnez la lleva en volandas en unos veloces tangos. Lejos del c¨ªrculo jerezano, Rycardo Moreno aporta un toque pausado, casi austero, en los tientos, y Josemi Carmona revisita su lado m¨¢s cl¨¢sico en una magistral malague?a. Jos¨¦ del Tomate completa el c¨ªrculo con la can¨®nica seguiriya, antes de que las buler¨ªas de la casa Sordera se rebelen con toda su fuerza en unas buler¨ªas al golpe de contagioso comp¨¢s.
La diversidad musical encuentra su ant¨ªtesis en una cierta unidad tem¨¢tica. Lela ha buscado la renovaci¨®n de estilos tradicionales con letras propias y otras de autores de su entorno jerezano para construir un universo po¨¦tico que gira en torno al amor, que ella describe ¡°esa monta?a rusa de sentimientos que realmente condiciona mi estado de ¨¢nimo en cada momento¡±. Reconoce, as¨ª, que la obra tiene mucho de autobiogr¨¢fica: ¡°Contiene mucha verdad sobre qui¨¦n soy¡±.
¡®Manifiesto¡¯. Mar¨ªa Terremoto. Universal.
¡®El fuego que llevo dentro¡¯. Lela Soto. Altafonte.