Macron inicia el segundo quinquenio con el objetivo m¨¢s dif¨ªcil: reconciliar a una Francia dividida
El espectro de cinco a?os de protestas en la calle y de nuevas fracturas en el pa¨ªs amenaza al presidente tras su victoria ante Le Pen
No ha habido ni un minuto para la euforia en el equipo del presidente Emmanuel Macron, pese a salir reelegido con comodidad el domingo ante su rival de extrema derecha, Marine Le Pen. El centrista Macron se impuso con un 58,54% de votos frente al 41,46% de Pen, la tercera victoria m¨¢s amplia en la historia de la V Rep¨²blica. Pero no importa: no hay ganas de celebrar.
Porque la tarea que se impone el vencedor es casi imposible: re...
No ha habido ni un minuto para la euforia en el equipo del presidente Emmanuel Macron, pese a salir reelegido con comodidad el domingo ante su rival de extrema derecha, Marine Le Pen. El centrista Macron se impuso con un 58,54% de votos frente al 41,46% de Pen, la tercera victoria m¨¢s amplia en la historia de la V Rep¨²blica. Pero no importa: no hay ganas de celebrar.
Porque la tarea que se impone el vencedor es casi imposible: reconciliar a una Francia dividida por fracturas profundas. Y evitar que el malestar que se ha expresado en el voto por los extremos o en la mayor abstenci¨®n en medio siglo se traslade a la calle y arruine el nuevo quinquenio, y el legado presidencial. ¡°Amigos, deberemos ser amables y respetuosos, porque nuestro pa¨ªs est¨¢ lleno de tantas dudas, de tantas divisiones¡±; dijo Macron en la noche electoral. ¡°As¨ª que habr¨¢ que ser fuertes y no dejar a nadie en la cuneta¡±.
Los resultados de la primera vuelta de los comicios presidenciales el 10 de abril, a la que concurr¨ªan 12 candidatos, y la segunda del 24 de abril, en la que se enfrentaron Macron y Le Pen, son una foto precisa de esta Francia fracturada. El ¡°archipi¨¦lago¡±, como la define el polit¨®logo J¨¦r?me Fourquet, est¨¢ compuesto por regiones, comunidades e individuos que se dan la espalda y que cada vez se entienden menos. Ricos y pobres, ciudad y campo, personas con y sin estudios, mayores y j¨®venes. ¡°Las partes que se oponen se han vuelto qu¨ªmicamente puras, como un diamante: las fracturas sociales, culturales, geogr¨¢ficas y generacionales se han ahondado¡±, dice el ge¨®grafo Christophe Guilluy en una entrevista telef¨®nica. ¡°[En los resultados electorales] encontramos el conflicto de clase que se invisibiliza durante cinco a?os y que resurge en el momento de las elecciones, como si las presidenciales fuesen un pinchazo que nos despierta ante la realidad social y cultural del pa¨ªs. Y sabemos que, tras las presidenciales, esta ventana se cerrar¨¢ de nuevo, puesto que las clases populares no van a votar en las elecciones intermedias¡±.
La secesi¨®n de las ¨¦lites urbanas
Guilluy lleva a?os diagnosticando las fallas que recorren la sociedad francesa. Fue ¨¦l quien acu?¨® el concepto Francia perif¨¦rica: la de los pueblos y las peque?as y medianas ciudades desconectadas de los circuitos de la globalizaci¨®n, la Francia que se siente despreciada por unas ¨¦lites urbanas que, seg¨²n el ge¨®grafo, han declarado la ¡°secesi¨®n¡± del resto del pa¨ªs.
En estas elecciones, Macron era el candidato de la Francia urbana, y tambi¨¦n de las regiones pr¨®speras, rurales y urbanas, del Oeste franc¨¦s. Le Pen, la candidata de la Francia perif¨¦rica. Fue la Francia de la revuelta de los chalecos amarillos, que marc¨® el primer quinquenio macronista. Y, seg¨²n Guilluy, ser¨¢ la Francia donde, si el presidente no lo remedia, estallar¨¢n las revueltas que marquen su segundo y ¨²ltimo mandato.
¡°No hay que olvidar que todos los movimientos sociales, desde hace 20 a?os, vienen de la Francia perif¨¦rica¡±, afirma Guilluy, quien compara estos fen¨®menos con los votantes de Donald Trump en las regiones obreras de Estados Unidos, o el Brexit. Y a?ade: ¡°No sabemos qu¨¦ forma adoptar¨¢ ahora la contestaci¨®n, pero estoy convencido de que aparecer¨¢¡±.
El presidente reelecto afronta, por ahora, una preocupaci¨®n m¨¢s urgente: la formaci¨®n de un nuevo Gobierno que deber¨¢ preparar la campa?a para las elecciones legislativas del 12 y 19 de junio. El primer ministro, Jean Castex, prev¨¦ presentar su dimisi¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas. Entre las quinielas para sustituirle, figuras nombres como el ministro de Agricultura, Julien Denormandie, o la titular de Trabajo, ?lisabeth Borne, del ala socialdem¨®crata del macronismo. Son tecn¨®cratas con escaso perfil pol¨ªtico, a diferencia de otro de los nombres que los medios franceses han puesto en circulaci¨®n: Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo.
La composici¨®n del nuevo Gobierno dar¨¢ indicios sobre si el giro progresista de Macron en la campa?a era solo una t¨¢ctica para captar el voto del populista de izquierdas Jean-Luc M¨¦lenchon. O si, por el contrario, estas semanas fueron un anticipo del ¡°nuevo m¨¦todo¡± con el que Macron 2 pretende gobernar tras cinco a?os con primeros ministros conservadores y pol¨ªticas de centroderecha. ¡°La nueva era¡±, promete Macron, ¡°no ser¨¢ la de la continuidad del quinquenio que termina, sino la de la invenci¨®n colectiva de un m¨¦todo refundado para cinco a?os mejores al servicio de nuestro pa¨ªs, de nuestra juventud¡±.
Macron no ha concretado en qu¨¦ consistir¨¢ en nuevo m¨¦todo, pero ha prometido que la ¡°planificaci¨®n ecol¨®gica¡± ¡ªconcepto prestado de M¨¦lenchon¡ª ser¨¢ central. Y ha indicado que consultar¨¢ y negociar¨¢ las grandes reformas, como la de las pensiones, con los sindicatos, a los que despreci¨® durante el primer mandato. Tambi¨¦n quiere recurrir a consultas y convenciones y debates con ciudadanos como los que organiz¨® tras la revuelta de los chalecos amarillos. La prioridad inmediata de Macron 2 es el aumento del poder adquisitivo, cuesti¨®n clave en la campa?a de Le Pen.
Doble inquietud
Todas estas iniciativas parten de una doble inquietud. Primero, la inquietud por la desconexi¨®n con las clases populares y los trabajadores, que han elegido a Le Pen. Y segundo, por la imagen de dirigente arrogante que gobierna desde la verticalidad, sin consultar ni escuchar: el ordeno y mando propio de la V Rep¨²blica.
La arquitectura institucional plantea otro problema a la hora de recoser la Francia fracturada. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si, como en las legislativas de 2017, el partido de Le Pen no obtiene ni 10 diputados tras recibir unas semanas antes, en las presidenciales, m¨¢s de diez millones de votos (ahora 13,3)? Hay un problema de representatividad cuando, debido al sistema electoral mayoritario con dos vueltas, la segunda fuerza del pa¨ªs no est¨¢ en las instituciones.
¡°La campa?a electoral ha sido bastante evanescente, y no ha servido de v¨¢lvula de escape o de purga cat¨¢rtica de las tensiones que atraviesan el pa¨ªs¡±, se?ala en Le Figaro Fourquet, el polit¨®logo ¡°archipi¨¦lago¡±. ¡°Por tanto, hay que temer que estas no encuentren salida en el hemiciclo, sino en la calle¡±.
¡°El muro de la realidad se impondr¨¢ a Macron¡±, vaticina Guilluy. Y avisa del riesgo pol¨ªtico, tambi¨¦n, si no act¨²a a tiempo. ¡°Despu¨¦s de cinco a?os de macronismo, la extrema derecha alcanza un 42%, lo que es considerable si se piensa que se trata de un partido demonizado. Si no se hace nada, ma?ana ser¨¢ un 51%. Es mec¨¢nico¡±.
Los segundos mandatos son una oportunidad: el presidente ya no es un par¨¦ntesis y puede dejar huella. Pero tambi¨¦n una trampa: los segundos mandatos de Charles de Gaulle, Fran?ois Mitterrand y Jacques Chirac ¡°no dejaron en la memoria un rastro imperecedero¡±, escribe el director de Le Figaro, Alexis Br¨¦zet. ¡°Acabaron mal¡±, a?ade.
Macron, al ganar por primera vez hace cinco a?os, declar¨®: ¡°Lo har¨¦ todo para que, en los cinco a?os venideros, ya no haya ning¨²n motivo para votar a los extremos¡±. Pero los extremos han subido. El ¨¦xito o fracaso de la d¨¦cada Macron, si acaba mal o bien, si deja o no un rastro imperecedero, se acabar¨¢ midiendo tambi¨¦n por si, esta vez s¨ª, frena a la extrema derecha. Y apacigua el pa¨ªs.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.