Pol¨¦mica por la decisi¨®n de Felipe VI de no levantarse ante la espada de Bol¨ªvar
El Rey permaneci¨® sentado ante la reliquia del libertador durante la toma de posesi¨®n presidencial de Gustavo Petro en Colombia
Uno de los invitados m¨¢s esperados en la posesi¨®n presidencial de Gustavo Petro en Colombia, que se celebr¨® al aire libre en el coraz¨®n de la capital, la Plaza de Bol¨ªvar, no era una persona sino una espada. El arma que perteneci¨® en el siglo XIX a Sim¨®n Bol¨ªvar, el libertador de Colombia y de parte de Latinoam¨¦rica, hab¨ªa sido robada por la guerrilla del M-19 en los a?os setenta y solo fue devuelta al Estado cuando el grupo armado se desmoviliz¨® a principio de los noventa. El domingo iban a encontrarse de nuevo, plaza y espada en honor a Bol¨ªvar. Petro, quien fue militante de esa organizaci¨®n, hab¨ªa pedido al presidente saliente Iv¨¢n Duque que la espada tuviera un rol central en la posesi¨®n pero el mandatario de derecha se neg¨® a concederle la petici¨®n. As¨ª que, un minuto despu¨¦s de ser nombrado comandante de las fuerzas militares y con la banda presidencial rodeando su traje azul, Petro dio su primera orden: ¡°Como presidente de Colombia le solicito a la casa militar traer la espada de Bol¨ªvar, una orden del mandato popular¡±. Cientos de ciudadanos gritaron euf¨®ricos ante la primera orden del nuevo presidente.
La larga espada, que viv¨ªa en la casa presidencial conocida como Palacio de Nari?o, fue trasladada entonces en una urna de cristal por cuatro soldados. Cuando el arma lleg¨® a la plaza principal, los ciudadanos y asistentes de todos los pa¨ªses del mundo (Chile, Serbia, Estados Unidos) se levantaron de sus sillas para darle la bienvenida. Todos, menos el rey Felipe VI.
El jefe de Estado espa?ol estaba sentado en un espacio para los invitados presidenciales frente a los miles de ciudadanos de izquierda que apoyaron al nuevo Gobierno. Al entrar presidentes de izquierda, como el chileno Gabriel Boric, el p¨²blico grit¨® en su apoyo. Al entrar el de Ecuador, Guillermo Lasso, criticado recientemente por los excesos de su Gobierno contra protestas ciudadanas, el p¨²blico les grit¨® ¡°?asesino!¡±. Cuando fue mencionada, en dos ocasiones, la presencia del Rey, el monarca recibi¨® unos abucheos.
La quietud del Rey ante la espada, sin embargo, no gener¨® comentario alguno del nuevo gabinete del presidente Petro, ni gran reacci¨®n en el debate pol¨ªtico. La posesi¨®n de Petro fue un evento de muchos s¨ªmbolos, la espada solo uno de ellos, y la atenci¨®n estaba muy lejos de los invitados. El presidente, adem¨¢s, no hizo referencia a Espa?a ni a la corona espa?ola en su discurso. Y una foto que quiz¨¢s gener¨® m¨¢s atenci¨®n es la de Felipe VI junto a la vicepresidenta, Francia M¨¢rquez, durante la posesi¨®n: una mujer afrodescendiente que habla abiertamente del racismo y de procesos de descolonizaci¨®n.
En Espa?a, sin embargo, la decisi¨®n del Rey ha suscitado cr¨ªticas de algunos sectores. El fundador de Podemos y exvicepresidente, Pablo Iglesias, calific¨® en Twitter el gesto de ¡°falta de respeto a un s¨ªmbolo de la libertad de Am¨¦rica Latina¡±, dando pie a otros comentarios en las redes sociales. ¡°Desde Podemos, consideramos el asunto de una extrema gravedad y vamos a consultar al Ministro de Exteriores si este acto irrespetuoso del jefe del Estado estaba refrendado por el gobierno como exige la Constituci¨®n Espa?ola¡±, indican fuentes del partido.
La Casa del Rey no ha querido alimentar la pol¨¦mica y ha optado por no hacer ning¨²n comentario sobre el episodio. Fuentes diplom¨¢ticas han explicado, no obstante, que la presencia de la espada de Bol¨ªvar no figuraba en el programa ni se hab¨ªa previsto qu¨¦ tratamiento protocolario darle, sino que fue el presidente Petro el que orden¨® que la trajeran tras tomar posesi¨®n, lo que oblig¨® a alargar la ceremonia (que se prolong¨® tres horas) y esperar su llegada unos 40 minutos, informa Miguel Gonz¨¢lez.
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