La renuncia de la ministra de Minas
El presidente no debe permitir que se tumbe a Irene V¨¦lez. Para un Gobierno la ca¨ªda de un ministro constituye un golpe demasiado costoso
En Colombia algunos lo llaman tormenta perfecta, es un fen¨®meno en que, en una rara coincidencia, circunstancias adversas no deseables se presentan a un mismo tiempo. Debilidad fiscal para atender las obligaciones externas del Estado por las menores exportaciones de petr¨®leo y productos mineros. Menor inversi¨®n extranjera para financiar el d¨¦ficit de la balanza de pago. Diferencias del ministro de mayor jerarqu¨ªa (Hacienda y Cr¨¦dito P¨²blico) con sus colegas de gabinete. ...
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En Colombia algunos lo llaman tormenta perfecta, es un fen¨®meno en que, en una rara coincidencia, circunstancias adversas no deseables se presentan a un mismo tiempo. Debilidad fiscal para atender las obligaciones externas del Estado por las menores exportaciones de petr¨®leo y productos mineros. Menor inversi¨®n extranjera para financiar el d¨¦ficit de la balanza de pago. Diferencias del ministro de mayor jerarqu¨ªa (Hacienda y Cr¨¦dito P¨²blico) con sus colegas de gabinete. Enfrentamiento entre el Presidente de la Republica y el Banco Central por los criterios para luchar contra la inflaci¨®n. Etc.
Todos los meteor¨®logos de la pol¨ªtica han concordado en se?alar a la Ministra de Minas y Energ¨ªa, Irene V¨¦lez, fil¨®sofa y doctora en geograf¨ªa pol¨ªtica, como la causante de la tempestad. Tanto que su compa?ero de gabinete, el ministro Ocampo, le manifest¨® al diario El Tiempo que en el comportamiento del d¨®lar de la ¨²ltima semana (la de los truenos ) s¨ª ha pesado la percepci¨®n en los mercados financieros sobre algunas declaraciones de algunos colegas, puntualmente frente al tema de petr¨®leo, situaci¨®n que ha generado mucha preocupaci¨®n porque se trata del principal producto de exportaci¨®n de Colombia.
Un excelente columnista del diario El Espectador, Carlos Gran¨¦s, cre¨® un tropo mediante el cual establece una sinonimia entre los dos activistas del grupo ecologista Just Stop Oil, quienes arrojaron una lata de sopa sobre una famosa obra de Van Gogh al grito de ¡°No m¨¢s petr¨®leo, punto¡±, con la hipot¨¦tica posibilidad de que hicieran lo mismo en las paredes del Ministerio de Minas y Energ¨ªa de Colombia y se pegaran a la pared vociferando el mismo slogan. ¡°No m¨¢s petr¨®leo, punto¡±. Algo as¨ª - dice Gran¨¦s - es lo que ha ocurrido con Irene V¨¦lez, quien lleg¨® decidida a frenar la explotaci¨®n de hidrocarburos, gas incluido.
Sin embargo, no es justo concentrar en la ministra toda la responsabilidad del desaguisado. La funcionaria nunca ha sido desautorizada por su jefe, el se?or presidente Gustavo Petro. No solo la ha respaldado sino que el autor de la criatura de la transici¨®n energ¨¦tica y de no suscribir nuevos contratos fue ¨¦l, desde la campa?a: ¡°eso implica dejar de depender econ¨®micamente del petr¨®leo y el carb¨®n en nuestras exportaciones¡± dijo textualmente antes de ser elegido, y en eso est¨¢. La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible tambi¨¦n ha defendido en varios escenarios con garbo la figura de la no renovaci¨®n de proyectos mineros.
El ¨²nico miembro de la administraci¨®n actual que se ha atrevido a manifestar que est¨¢ estudiando con el ministro de Comercio nuevos proyectos mineros para exportar a Venezuela, es el ministro de las finanzas.
Algunos de los meteor¨®logos sugieren que la renuncia de la ministra de Energ¨ªa solucionar¨ªa el problema. Esa f¨®rmula complicar¨ªa m¨¢s las cosas. Para un gobierno la ca¨ªda de un ministro constituye un golpe demasiado costoso. En este pa¨ªs los presidentes han dado batallas corajudas para defender a sus ministros y su ca¨ªda le represent¨® - cuando se produjeron- a sus mandatos un desprestigio significativo.
El presidente Carlos Lleras libr¨® una batalla extenuante en defensa de su ministro de Agricultura Enrique Pe?alosa de las garras del senador Ignacio Vives Echavarr¨ªa. Vives termin¨® preso por delito de falsedad en documento p¨²blico.
El presidente Alfonso L¨®pez se la jug¨® por su ministro de Obras P¨²blicas, Humberto Salcedo Collante, acusado ante la Comisi¨®n de Acusaciones de la C¨¢mara de Representantes. Un juicio largo y desgastador.
El presidente Cesar Gaviria reaccion¨® de manera muy severa ante el senador Fernando Botero, cuando en su condici¨®n de investigador del Congreso por la fuga del narcotraficante criminal Pablo Escobar, sugiri¨® la renuncia de su ministro de Defensa, Rafael Pardo. El presidente lo mand¨® al cuerno.
Tumbar ministros en reg¨ªmenes presidenciales es un objetivo provocativo para la oposici¨®n que recurre sin fortuna a la figura inocua de la moci¨®n de censura, norma constitucional imposible de perfeccionarse por requisitos excesivos. El voto de censura es un instrumento ajeno e inapropiado al r¨¦gimen presidencial.
Pretender que el presidente se deje tumbar a la Ministra, a menos de cuatro meses de gobierno, es una quimera. Como dir¨ªa la representante a la C¨¢mara que llev¨® la comida de su casa al recinto del parlamento: estamos en la olla.
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