100 d¨ªas de Petro: el regreso de la utop¨ªa
Es un presidente at¨ªpico que no encaja en ning¨²n molde y que le ha quitado a la pol¨ªtica una pesada carga ideol¨®gica
Hace pocos d¨ªas, el presidente Gustavo Petro, en una reuni¨®n privada con su equipo, les jal¨® las orejas a sus ministros luego de que sus colaboradores le presentaron sus informes sobre los primeros tres meses de gesti¨®n. ¡°A m¨ª no me vengan con informes sobre los primeros 100 d¨ªas, que solo sirven para darle gusto a la agenda medi¨¢tica, sino con resultados concretos¡±, les dijo algo molesto. ¡°A m¨ª pres¨¦nteme en un...
Hace pocos d¨ªas, el presidente Gustavo Petro, en una reuni¨®n privada con su equipo, les jal¨® las orejas a sus ministros luego de que sus colaboradores le presentaron sus informes sobre los primeros tres meses de gesti¨®n. ¡°A m¨ª no me vengan con informes sobre los primeros 100 d¨ªas, que solo sirven para darle gusto a la agenda medi¨¢tica, sino con resultados concretos¡±, les dijo algo molesto. ¡°A m¨ª pres¨¦nteme en un a?o sus informes para ver en cuanto se ha reducido la pobreza, cu¨¢nto se ha aumentado la cobertura en las universidades p¨²blicas y si se ha reducido el hambre¡±, les advirti¨®.
Desconcertados, los ministros y sus equipos archivaron sus informes y entendieron el mensaje: en este Gobierno no se puede perder el tiempo en pendejadas, ni en ponerle atenci¨®n a la inmediatez: hay que concentrarse en lograr cambiar los indicadores sociales para el pr¨®ximo a?o.
As¨ª se mueve por los pasillos del poder el primer gobierno de izquierda que tiene Colombia desde que Bol¨ªvar nos liber¨®: como un acontecimiento disruptivo que desconcierta y que desordena todos los tableros.
Petro es un presidente at¨ªpico, al que poco le importa la inmediatez, que concibe el poder y la pol¨ªtica de una manera muy diferente a la de sus antecesores y que no encaja en ning¨²n molde. No forma parte de la pol¨ªtica tradicional a pesar de que ya lleva 40 a?os recorriendo sus pasillos. Tampoco es un pol¨ªtico con una alta carga ideol¨®gica, as¨ª sea de izquierda. Su gabinete no es precisamente el de un pol¨ªtico sectario, ni de un devoto del adoctrinamiento, como s¨ª lo fue Uribe y su uribismo. Petro le ha abierto la puerta a los conservadores, que siempre se las ingenian para no salir del poder; con el nombramiento de Alejandro Gaviria como ministro de educaci¨®n, le dio cabida al centro a pesar de que se qued¨® sin swing y reconocidos tr¨¢nsfugas del partido de la U, que fue en su momento el partido de Uribe, son hoy sus m¨¢s eficaces alfiles, como Roy Barreras y Armando Benedetti.
Se ha cuidado de resarcir a la izquierda, rescat¨® del ostracismo a muchos liberales progres que durante los a?os de Uribe fueron estigmatizados, como la ministra de Agricultura Cecilia L¨®pez y como su ministro estrella Jos¨¦ Antonio Ocampo y nombr¨® en puestos de poder que antes eran para empresarios, barones electorales o delfines, a activistas, l¨ªderes ind¨ªgenas y afros.
Quienes pronosticaron que Petro iba a llegar a expropiar se quedaron ensayados. A las primeras de cambio hizo un acuerdo con Jos¨¦ F¨¦lix Lauforie, el presidente del gremio de los ganaderos, un poderoso sector econ¨®mico que siempre ha comulgado con el credo uribista, para comprarles a ellos las tierras que se necesitan en la reforma agraria. Hasta Uribe, su n¨¦mesis, ha sido invitado a Palacio por Gustavo Petro, un gesto que ha desconcertado a la oposici¨®n y al petrismo recalcitrante.
Con Petro muchas cosas est¨¢n ocurriendo por primera vez en Colombia. Por ejemplo, hace m¨¢s de 50 a?os que el pa¨ªs no eleg¨ªa a un presidente con mandato para impulsar un cambio de fondo. Desde que Uribe lleg¨® al poder en 2002 hasta el 2018, los presidentes han sido elegidos para cumplir otro mandato, el de hacer la guerra y defender la democracia de los enemigos internos que la acechan. Uribe forj¨® una derecha dogm¨¢tica que supo conquistar el alma del pa¨ªs porque interpret¨® el sentimiento de orfandad que sent¨ªan los colombianos a comienzos del dos mil. Se present¨® como el salvador de una naci¨®n que se sent¨ªa que iba camino al abismo y muchos colombianos cayeron bajo su embrujo. Sin embargo, su dogma se volvi¨® religi¨®n y en su nombre se cometieron excesos imperdonables. Desaparecieron los matices, los grises, las complejidades y nos convertimos en una caricatura previsible. Palabras como orden y seguridad se ten¨ªan que escribir en letra grande, al conflicto se le ten¨ªa que llamar ¡°guerra¡±, a los desplazados, ¡°migrantes¡± y se le cerr¨® el campo a la inclusi¨®n y a las batallas sociales. Durante esos a?os la sola palabra cambio causaba escozor y temas como la reforma agraria fueron sepultados por temor a que la mano negra de la extrema derecha saliera de su escondite y se hiciera sentir.
En el segundo periodo de Juan Manuel. Santos se intent¨® cambiar de rumbo, pero no se pudo romper el hechizo. Tras una reelecci¨®n que casi no gana, Santos cambia de partitura y firma la paz con la guerrilla de las Farc, un acto de ¡°traici¨®n¡± que muchos le agradecemos y que la derecha nunca le perdon¨®. Sin embargo, para el 2018, la pol¨ªtica hab¨ªa vuelto a ser la misma de siempre; Uribe puso a su pupilo Iv¨¢n Duque en la presidencia con la misi¨®n de que enderezara el pa¨ªs y lo enrutara por su senda ideol¨®gica, pero Duque no logr¨® ni eso.
En los tres meses que lleva en el poder, el presidente Petro ha conseguido un logr¨® importante: le ha quitado a la pol¨ªtica esa pesada carga ideol¨®gica y la ha reemplazado por la utop¨ªa. A unos les parecer¨¢ que eso es un sacrilegio, a otros nos da un gran alivio.
La ideolog¨ªa se inspira en el pasado para darle forma a su dogma y preservar el statu quo mientras que la Utop¨ªa habla del futuro en armon¨ªa, del deber ser de las cosas y de la ilusi¨®n. La utop¨ªa busca mejorar la realidad para hacerla m¨¢s justa, m¨¢s digna, mientras que la ideolog¨ªa pretende maquillarla. Que la pol¨ªtica deje de ser fuente de estigmas, de odio y de falsas conspiraciones y le abra paso a la ilusi¨®n es un avance considerable para una democracia tan vejada como la colombiana.
Para transformar un pa¨ªs no basta con haber rescatado la utop¨ªa. Se necesitan resultados que cambien los indicativos de la pobreza. Petro lo sabe y por eso el rega?o a sus ministros. No los envidio.
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