Isabel Cristina Zuleta: ¡°La sociedad civil solo participar¨¢ en la mesa de paz de Medell¨ªn cuando el Gobierno pueda darle garant¨ªas¡±
La senadora del Pacto Hist¨®rico es uno de los delegados del Gobierno en los di¨¢logos que buscan aterrizar la paz total en el Valle de Aburr¨¢
La senadora Isabel Cristina Zuleta (Antioquia, 41 a?os) huy¨® de su natal Ituango, en el norte del departamento de Antioquia, cuando apenas ten¨ªa 14 a?os. Escap¨® al Valle del Cauca, buscando salvaguardarse de las violencias que, a ra¨ªz del conflicto entre guerrillas y paramilitares, se han vivido por d¨¦cadas en la regi¨®n. Su primer novio fue asesinado, al igual que muchos de sus amigos del colegio. El desplazamiento forzado fractur¨® su vida y siente que fue lo que m¨¢s adelante la llev¨® a convertirse en una defensora del r¨ªo Cauca, que atraviesa de sur a norte nueve departamentos. Su lucha estuv...
La senadora Isabel Cristina Zuleta (Antioquia, 41 a?os) huy¨® de su natal Ituango, en el norte del departamento de Antioquia, cuando apenas ten¨ªa 14 a?os. Escap¨® al Valle del Cauca, buscando salvaguardarse de las violencias que, a ra¨ªz del conflicto entre guerrillas y paramilitares, se han vivido por d¨¦cadas en la regi¨®n. Su primer novio fue asesinado, al igual que muchos de sus amigos del colegio. El desplazamiento forzado fractur¨® su vida y siente que fue lo que m¨¢s adelante la llev¨® a convertirse en una defensora del r¨ªo Cauca, que atraviesa de sur a norte nueve departamentos. Su lucha estuvo encaminada a detener la construcci¨®n del megaproyecto Hidroituango a trav¨¦s del movimiento R¨ªos Vivos, una plataforma compuesta por una docena de asociaciones del Occidente, Norte y Bajo Cauca.
Fracas¨® en ello pero se dio a conocer. Se autodenomina feminista comunitaria y asegura que, antes de senadora, es l¨ªder social. Al Congreso lleg¨® hace nueve meses por el Pacto Hist¨®rico, la coalici¨®n por la que fue elegido el presidente Gustavo Petro. Hace algunas semanas se conoci¨® que ser¨ªa parte de los delegados del Gobierno en la mesa de di¨¢logo con 16 bandas armadas que operan en Medell¨ªn y el Valle de Aburr¨¢, una de las apuestas de pacificaci¨®n urbana m¨¢s grandes de la pol¨ªtica de paz total. La l¨ªder atiende EL PA?S en medio de un d¨ªa ajetreado en el Senado, y cuenta c¨®mo transcurre esta iniciativa luego de que el pasado viernes se aplazara la instalaci¨®n formal de esa mesa de di¨¢logo.
Pregunta. ?Ser una lideresa para usted fue una decisi¨®n? ?En qu¨¦ momento su vida tom¨® ese rumbo?
Respuesta. Creo que fue cuando me pudo la indignaci¨®n. Siempre me angusti¨® mucho que tantas generaciones de ituanguinos tuvi¨¦ramos que estar viviendo tanto dolor. La mayor¨ªa de mis compa?eros de escuela no est¨¢n vivos. Entonces estudi¨¦ sociolog¨ªa en la Universidad de Antioquia para entender lo que pasaba en mi territorio, porque antes hab¨ªa empezado a estudiar Contadur¨ªa. Es como si el desplazarme hubiese frustrado mi adolescencia. Pero, adicionalmente, siento que esa situaci¨®n fue un corte con mi sentir como mujer. Huimos porque los paramilitares empezaron a llevarse a las ni?as lindas. Parte de mi generaci¨®n creci¨® con ese miedo. Uno crece con la culpa de ser mujer y de tener facciones que otros consideraban atractivas.
P. ?Qu¨¦ fue lo m¨¢s dif¨ªcil que vivi¨® en los a?os que lider¨® el Movimiento R¨ªos Vivos?
R. Lo m¨¢s dif¨ªcil fue posicionar la idea de que la v¨ªa violenta no era opci¨®n. Cuando empiezo a fundar el movimiento no hab¨ªa una experiencia de esa ¨ªndole en el territorio. El pacifismo era entendido como una oposici¨®n a los procesos organizativos armados en la zona. Fue dif¨ªcil a¨²n m¨¢s si lo hac¨ªa una mujer, porque la mayor¨ªa de mi movimiento son mineros, campesinos, agricultores, arrieros, todos hombres. As¨ª que empec¨¦ a buscar apoyo en las otras mujeres y tener claro que en una movilizaci¨®n que yo liderara no se pod¨ªa quemar ni una llanta.
P. En el Congreso, un escenario totalmente opuesto, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s le ha costado?
R. Lo m¨¢s retador ha sido la responsabilidad de legislar, que es una enorme. Me pesa mucho observar, corroborar que otros congresistas no lo asumen. Cuando uno ve que esas ideas, esa interpretaci¨®n, esa palabra mal dicha en una ley, tiene implicaciones para la vida de todos los colombianos, siente el peso de lo que hace.
P. ?Usted le pidi¨® a Gustavo Petro ser parte de la mesa de paz en Medell¨ªn o fue una decisi¨®n del Presidente?
R. Fue mi iniciativa. En campa?a Gustavo [Petro] iba a Medell¨ªn, o recorr¨ªa Antioquia, yo le ped¨ªa que habl¨¢ramos de paz todo el tiempo. Nos sentamos a conversar de seguridad, de su visi¨®n humanista, de su visi¨®n multidimensional, de los problemas de seguridad. Son preocupaciones que comparto todo el tiempo y que han sido mi angustia por lo que he vivido y porque s¨¦ que tiene una relaci¨®n directa con los problemas ambientales. Desde ese momento, cuando ¨ªbamos en el carro para los eventos de plaza p¨²blica, le dec¨ªa que necesit¨¢bamos hablarles a esos actores, decirles que nos permitieran hacer campa?a ya que en muchos territorios de Antioquia la pol¨ªtica ha sido dirigida por los actores armados. Y as¨ª lo dijimos abiertamente: no nos maten por tener una idea distinta para este pa¨ªs, por hacer una propuesta de proyecto pol¨ªtico distinto.
P. ?Por qu¨¦ cree que Medell¨ªn tiene un papel tan clave en ese tipo de iniciativas?
R. Antioquia ha ocultado la dureza de la violencia que hemos vivido. Hay cierto elitismo paisa que prefiere ocultar la realidad. La mayor¨ªa de quienes m¨¢s sufren por el control territorial de las bandas, por la extorsi¨®n, por el desplazamiento intra urbano, son personas que han venido del campo, personas desplazadas como yo, personas que no pudieron seguir en sus territorios rurales. Para m¨ª es sumamente importante porque esa violencia urbana se extiende hacia lo rural. En lo rural hemos sufrido mucho porque ahora esas bandas que est¨¢n en los cascos urbanos, que se est¨¢n extendiendo, por ejemplo hacia el norte y el Bajo Cauca. Necesitamos contener esa violencia. Hay que hacer todos los esfuerzos con todos los actores.
P. El proceso con las bandas ilegales que operan en Medell¨ªn ha sido muy herm¨¦tico ?Por qu¨¦? ?En qu¨¦ etapa se encuentran esos di¨¢logos?
R. Estamos en la primera etapa de generar confianza. No es una cosa sencilla porque no hay un otro claramente determinado, como s¨ª lo hay en los di¨¢logos con el ELN. Aqu¨ª hay muchos que tienen desconfianza entre ellos. Pero el presidente est¨¢ decidido, as¨ª como el Alto Comisionado de Paz, a abordar estos conflictos urbanos con el cuidado de no generar m¨¢s da?o. Eso implica que no vaya a haber disputas porque uno u otro habl¨® m¨¢s o menos con el Gobierno, etc. Por eso es una fase tan delicada.
P. Una de las cr¨ªticas a esas negociaciones ha sido la exclusi¨®n de las organizaciones de la sociedad civil o de v¨ªctimas, ?C¨®mo van a garantizar su participaci¨®n?
R. En esta fase la sociedad civil no debe participar porque se puede poner en riesgo. Por supuesto que debe haber un momento en el cual pueda participar, pero ser¨¢ cuando el Gobierno pueda dar garant¨ªas para su participaci¨®n. En eso, como l¨ªder social, he sido muy exigente.
P. Otra discusi¨®n ha sido la figura jur¨ªdica bajo la cu¨¢l se va a negociar con los grupos armados, si sometimiento o acogimiento. ?Sobre eso ya hay una decisi¨®n?
R. Ahora estamos hablando de una etapa de di¨¢logo socio-jur¨ªdico. El jur¨ªdico est¨¢ aqu¨ª en el Congreso, que es el proyecto de ley de sujeci¨®n. Hay muchas rutas jur¨ªdicas. Hoy hay un marco normativo que permite progresar en estos di¨¢logos y no ¨²nicamente esa ley de sujeci¨®n. Adem¨¢s, hay mucho inter¨¦s de estos actores, sobre todo los privados de la libertad, en el proyecto de ley de humanizaci¨®n del sistema carcelario penitenciario que tambi¨¦n ha presentado el Gobierno. As¨ª que en ese di¨¢logo vamos trabajando mientras se tramitan los proyectos de ley. Es una discusi¨®n que est¨¢ sobre la mesa.
P. Usted tambi¨¦n estuvo mediando en el reciente paro minero en el Bajo Cauca antioque?o, donde finalmente se hicieron unos acuerdos. ?C¨®mo se ha avanzado en su cumplimiento?
R. Les he hecho seguimiento. No solo con la misi¨®n que realic¨¦ de congresistas, sino adem¨¢s enfatizando en trabajar con los peque?os mineros, porque claro, el grande y el mediano, el que tiene varias retroexcavadoras, se quiere tragar al minero de la batea. Tenemos m¨¢s de 14.000 hect¨¢reas bajo custodia de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), lo que demuestra la magnitud del conflicto armado en el Bajo Cauca.
P. Ha mencionado de manera reiterada su liderazgo social y solo en 2023 han asesinado a 59 personas que ejerc¨ªan esa labor en sus territorios. Siendo usted parte de la coalici¨®n del Gobierno ?ha presionado para que se tomen medidas y detener esa tragedia?
R. En este pa¨ªs no van a bajar ni las amenazas, ni la presi¨®n para los l¨ªderes sociales, hasta que no permitamos el disenso, porque eso es construcci¨®n de cultura democr¨¢tica. Por eso es tan importante el lugar que le damos a la oposici¨®n. Yo voy y me siento con los ex AUC, siendo ellos los victimarios de mi territorio. Sin esa escucha mutua, no hay manera, no podemos seguir vi¨¦ndonos como amenaza en Colombia.
P. Es decir, ?usted cree que si hay ¨¦xito en la pol¨ªtica de paz total van a disminuir los asesinatos de l¨ªderes sociales?
R. Por supuesto. No hay plan que funcione si no avanzamos en la paz total.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.