La relaci¨®n entre Petro y los alcaldes, factor clave para recuperar la seguridad

Con la posesi¨®n de alcaldes y gobernadores comienza una nueva etapa en el poder local y tambi¨¦n se abre una oportunidad para ajustar las relaciones con el Gobierno Nacional que empezaron mal con algunos de ellos. El presidente Gustavo Petro dijo en su alocuci¨®n de cierre de a?o: ¡°Es a partir del programa de transformaci¨®n del territorio que se puede construir la paz y una mejor seguridad del pa¨ªs¡±. Este es uno de los grandes retos pendientes de la actual Administraci¨®n y uno de los que m¨¢s reclaman l...

Con la posesi¨®n de alcaldes y gobernadores comienza una nueva etapa en el poder local y tambi¨¦n se abre una oportunidad para ajustar las relaciones con el Gobierno Nacional que empezaron mal con algunos de ellos. El presidente Gustavo Petro dijo en su alocuci¨®n de cierre de a?o: ¡°Es a partir del programa de transformaci¨®n del territorio que se puede construir la paz y una mejor seguridad del pa¨ªs¡±. Este es uno de los grandes retos pendientes de la actual Administraci¨®n y uno de los que m¨¢s reclaman los ciudadanos desde las regiones: la seguridad. Y cualquier avance en la materia depende en buena medida de la gesti¨®n coordinada con los mandatarios locales.

Eso puede resultar complejo en varias de las ciudades y departamentos m¨¢s importantes del pa¨ªs, que quedaron en manos de alcaldes y gobernadores de partidos opositores al Gobierno. Eso no es nuevo, ni es un problema en s¨ª mismo, pero puede ser un obst¨¢culo si estos funcionarios deciden hacer oposici¨®n desde sus cargos y si el presidente no logra superar el mal comienzo cuando, luego de las elecciones de octubre, se reuni¨® solamente con los mandatarios electos que consideraba de su proyecto pol¨ªtico o cercanos a ¨¦l. Una vez m¨¢s se le olvid¨® que la Constituci¨®n consagra al presidente como s¨ªmbolo de la unidad nacional. Alcaldes y gobernadores de todas las tendencias, por su parte, deber¨ªan entender que el mejor negocio para sus regiones es hacer gesti¨®n adecuada en las instancias nacionales y para ello es mejor la concertaci¨®n que la batalla campal. En un pa¨ªs centralista son muchas las decisiones que pasan por Bogot¨¢.

No se trata de borrar las diferencias pol¨ªticas o ideol¨®gicas porque siempre existir¨¢n y as¨ª debe ser en toda democracia. Se trata de encontrar caminos institucionales que permitan tramitar los acuerdos necesarios para sacar adelante las agendas regionales. En materia de seguridad, la particularidad de cada municipio y regi¨®n hace que solamente desde lo local se pueda entender lo que ocurre: saber si hay presencia de grupos armados, cu¨¢les son, c¨®mo se mueven. Si hay econom¨ªas ilegales en las zonas, si se trata de delincuencia com¨²n, inseguridad urbana o problemas en ¨¢reas rurales. Es ah¨ª, en los territorios, en donde se sabe qu¨¦ pasa y c¨®mo se puede enfrentar. Con frecuencia los problemas de implementaci¨®n de los planes nacionales de seguridad nacen de la desconexi¨®n con quienes est¨¢n en las comunidades afectadas. Se dise?an y planean en la distancia muchas veces sin entender las din¨¢micas y particularidades locales.

Lo extra?o de nuestro sistema es que si bien se considera que los alcaldes son los jefes locales de polic¨ªa, eso casi siempre es una mera formalidad porque los organismos de seguridad son centralizados y nacionales, y es poco lo que pueden hacer en sus municipios para enfrentar realmente los problemas de seguridad. Por eso presidente y mandatarios locales se necesitan para enfrentar la inseguridad. Deben entender que van en la misma barca y les va mejor si encuentran la manera de trabajar de manera coordinada por el bien de los municipios, las regiones y el pa¨ªs. No habr¨¢ pol¨ªtica de seguridad y de paz exitosa sin que pase por el trabajo local.

El esp¨ªritu del nuevo a?o, que suele ser de esperanza, no me alcanza para ver con optimismo el futuro. En varias oportunidades hemos visto que no pocos de nuestros l¨ªderes pol¨ªticos trabajan mucho pensando en las elecciones y bastante menos pensando en ejecuciones reales. Por eso me asalta el temor de que esos mandatarios regionales de partidos de oposici¨®n que est¨¢n convencidos de que el Gobierno de Gustavo Petro es nefasto para el pa¨ªs decidan quedarse en la orilla de la oposici¨®n, sin entender el mandato que recibieron en las urnas que no es otro que dejar de lado su camiseta pol¨ªtica para ponerse la del municipio. Es mucho pedir, por supuesto. Las elecciones del 2026 est¨¢n a la vuelta de la esquina, ya comienzan a hablar los que aspiran a ser candidatos y algo me dice que los partidos esperan alinear a sus huestes regionales en la idea de pelear el poder nacional. Con un presidente que ha perdido popularidad, ya se entiende que la mejor bandera es ir contra Petro, y por eso es dif¨ªcil que desde las trincheras locales los partidos de oposici¨®n cedan algo y busquen concertar.

El presidente, por su parte, tiene claro que se debe pensar en los territorios y lo ha demostrado con varios de sus proyectos sociales. Sin embargo, a la hora del manejo pol¨ªtico, le ganan la calentura, su cuenta en X y su tendencia a la confrontaci¨®n. Estamos de pronto ante una tormenta perfecta para varias regiones: unos mandatarios locales que se pueden convertir en opositores al Gobierno Nacional y un presidente que los trata como tal. Al final se ven como enemigos, y en ese punto siempre pierden las comunidades y el pa¨ªs. La sociedad civil en cada municipio, las organizaciones sociales y comunitarias tienen un papel clave para exigir a los Gobiernos locales y nacional que respondan como debe ser a sus necesidades m¨¢s all¨¢ de las diferencias pol¨ªticas. ?Estar¨¢n los l¨ªderes a la altura de lo que requiere el pa¨ªs desde sus territorios?

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