Hacer la paz con la naturaleza a trav¨¦s de una agricultura m¨¢s sostenible
Paisajes agr¨ªcolas como espacios de innovaci¨®n, cultura y diversificaci¨®n hacia un futuro biodiverso
¡°Paz con la Naturaleza¡± es el lema de la Cumbre de Biodiversidad, la COP 16 que se llevar¨¢ a cabo en Cali, Colombia, en octubre de este a?o. Un nombre sugestivo que nos obliga a plantearnos c¨®mo podremos alimentar globalmente a una poblaci¨®n en constante crecimiento desde un modelo de producci¨®n agr¨ªcola que hoy sigue siendo uno de los mayores contribuyentes a la degradaci¨®n del planeta.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, el aumento de la producci¨®n agropecuaria, gracias a nuevas tecnolog¨ªas y a la expansi¨®n de las tierras dedicadas a la agricultura, ha ayudado a reducir el hambre en todo el mundo y a generar riqueza en algunos sectores y cadenas de valor, pero con resultados insuficientes ya que todav¨ªa alrededor de 820 millones de personas siguen pasando hambre y unos 2.000 millones padecen de malnutrici¨®n. Los aumentos de producci¨®n agr¨ªcola tampoco han logrado sacar de la pobreza a un sinn¨²mero de agricultores, y los costos para la naturaleza han sido enormes en t¨¦rminos de p¨¦rdida de la biodiversidad, degradaci¨®n de los recursos h¨ªdricos y de los suelos. La homogeneizaci¨®n y la intensificaci¨®n de los ecosistemas agr¨ªcolas que privilegian ¨²nicamente la productividad son unas de las amenazas principales para la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas.
Hacer la paz con la naturaleza nos obliga a cambiar la manera de pensar, valorizar y planear la producci¨®n agropecuaria. Un cambio de paradigma que requiere el desarrollo de soluciones adaptadas a contextos locales espec¨ªficos, y que sopesen de forma m¨¢s adecuada los costos y beneficios de distintos tipos de agricultura para la biodiversidad, el clima, la nutrici¨®n y los medios de vida de las personas. Este cambio de pensamiento demanda nuevas formas de trabajar juntos a los sistemas nacionales de innovaci¨®n, as¨ª como a las comunidades agr¨ªcolas, y una evidencia cient¨ªfica s¨®lida que pueda informar de manera apropiada tanto a la sociedad civil como a los tomadores de decisi¨®n.
Desde la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), parte del CGIAR, nuestro equipo de investigadores est¨¢ trabajando con instituciones en varios pa¨ªses y sus sistemas nacionales de investigaci¨®n, de la mano con los productores en sus territorios, profundizando el conocimiento y acelerando la adopci¨®n de soluciones m¨¢s amigables con la naturaleza. En un estudio reciente sobre los esfuerzos que 80 pa¨ªses hacen para usar y conservar la biodiversidad agropecuaria, documentamos c¨®mo, aunque persistan grandes vac¨ªos, hay muchos casos exitosos donde a trav¨¦s de un mejor aprovechamiento de la agrobiodiversidad se avanza en el camino correcto.
La biodiversidad agr¨ªcola, o agrobiodiversidad, es central para lograr sistemas productivos sostenibles, asegurar dietas saludables y aumentar la resiliencia de los productores al cambio clim¨¢tico. No se trata solo de conservar las ¨¢reas naturales remanentes sino de incrementar de manera dr¨¢stica la agrobiodiversidad de los paisajes agr¨ªcolas, que hoy ocupan un 38 % de la superficie de la tierra.
La evidencia demuestra que retener al menos un 20 por ciento de h¨¢bitat seminatural por km2 en las ¨¢reas agr¨ªcolas nos ayuda a mantener los servicios que la biodiversidad ofrece a los sistemas productivos, como la polinizaci¨®n, la regulaci¨®n de plagas y enfermedades, la retenci¨®n de humedad de los suelos, y aportes en adaptaci¨®n y mitigaci¨®n al cambio clim¨¢tico, entre otros.
Para diversificar los paisajes agr¨ªcolas y aumentar su biodiversidad se necesitan enfoques integrados que combinan la conservaci¨®n de la biodiversidad con pr¨¢cticas agr¨ªcolas adaptadas a las condiciones locales, culturales, as¨ª como el conocimiento de las comunidades productoras de sus territorios; pr¨¢cticas como el manejo de franjas que se dejan de intervenir, los cultivos intercalados, el uso de la diversidad de las semillas, la agrosilvicultura, el manejo integrado de agricultura con ganader¨ªa, el compostaje, los huertos familiares y los enfoques agroecol¨®gicos mandan la parada.
En Colombia, Kenia, Per¨² y muchos otros pa¨ªses estamos viendo c¨®mo los productores que implementan este tipo de pr¨¢cticas no solo contribuyen a restaurar sus suelos, sino que consiguen aumentar su resiliencia a la variabilidad clim¨¢tica, mejorar los medios de vida de sus comunidades rurales y asegurar su seguridad alimentaria.
La COP16 es nuestra oportunidad para resaltar el rol que la agrobiodiversidad juega en la transici¨®n hacia paisajes agr¨ªcolas diversificados y sistemas productivos m¨¢s sostenibles. En la cumbre sobre la biodiversidad, los pa¨ªses tienen el compromiso de redoblar sus esfuerzos para acelerar esta transformaci¨®n. Eso requiere ajustar sus pol¨ªticas e incentivos financieros para apoyar a los productores, especialmente a los peque?os agricultores, en esta transici¨®n y fomentar la adopci¨®n de pr¨¢cticas de producci¨®n positivas para la naturaleza.
Tambi¨¦n necesitamos cambiar la forma en que desarrollamos la ciencia, la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n para que continuemos aumentando la producci¨®n, y al mismo tiempo, nutramos a las personas y cuidemos al planeta. Al final, nuestra existencia depende de la naturaleza que nos rodea. No habr¨¢ futuro para el ser humano sin a hacer la ¡®Paz con la Naturaleza¡¯.
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