Estar en la vulnerabilidad
Meditemos sobre la vulnerabilidad, ese concepto que nos recuerda nuestra cualidad de poder ser heridos y para el que debemos prepararnos desde lo m¨¢s profundo de nuestra humanidad
La vida se las arregla para recordarnos, de vez en cuando, lo que olvidamos con gran facilidad: nuestra precariedad, la mortalidad y la fragilidad de nuestra existencia. ?Les ha ocurrido que, en un instante, todo cambia en nuestra vida? ?Por qu¨¦ le tememos a esa finitud que es la esencia misma de vivir? Nos ense?an a habitar en la estabilidad o, al menos, a buscar incansablemente el equilibrio; anhelamos una vida plena y rica en intensidad, pero que, a la vez, no nos confronte ni nos haga sentir vulnerables.
Meditemos sobre la vulnerabilidad, ese concepto que nos recuerda nuestra cualid...
La vida se las arregla para recordarnos, de vez en cuando, lo que olvidamos con gran facilidad: nuestra precariedad, la mortalidad y la fragilidad de nuestra existencia. ?Les ha ocurrido que, en un instante, todo cambia en nuestra vida? ?Por qu¨¦ le tememos a esa finitud que es la esencia misma de vivir? Nos ense?an a habitar en la estabilidad o, al menos, a buscar incansablemente el equilibrio; anhelamos una vida plena y rica en intensidad, pero que, a la vez, no nos confronte ni nos haga sentir vulnerables.
Meditemos sobre la vulnerabilidad, ese concepto que nos recuerda nuestra cualidad de poder ser heridos y para el que debemos prepararnos desde lo m¨¢s profundo de nuestra humanidad.
Hace poco, al revisar el resultado de unos ex¨¢menes m¨¦dicos rutinarios, me encontr¨¦ con una de esas frases que nunca se quiere leer: ¡°biopsia con car¨¢cter prioritario para evaluaci¨®n de seno izquierdo¡±. Un hielo recorri¨® mi cuerpo, un instante que me sac¨® de la comodidad cotidiana y me record¨® la peque?ez de mi ser.
La vida, en su belleza, nos obliga a detenernos ante nuestra fragilidad. Me ha tomado varios d¨ªas ¨Desos previos al examen¨D el reconocer que no estoy en peligro, que se trata de un llamado al cuidado y que es v¨¢lido sentirme vulnerable. Este recordatorio de nuestra condici¨®n ef¨ªmera evoca la idea de vanitas, que nos ense?a sobre la transitoriedad de las cosas y la futilidad de las preocupaciones mundanas. En el arte, la vanitas nos muestra que todo es pasajero, que nuestras posesiones, logros y placeres son temporales y que la verdadera riqueza radica en la conexi¨®n y la autenticidad.
Esta historia, que es la de muchos ¨Do tal vez de todos¨D, nos recuerda esos momentos contundentes: enfermedades, tusas, p¨¦rdidas, despedidas, muertes de seres amados. Experiencias que pueden cambiar nuestra realidad en un instante o, simplemente, peque?os sobresaltos que aluden a esa frase conocida del lat¨ªn cl¨¢sico: memento mori (recuerda que morir¨¢s). Una idea que nos reconecta con la fugacidad de la vida. Una manera de recordarnos c¨®mo ¡°estar en el mundo¡± y de iluminarnos, aunque a veces sea desde el miedo, sobre c¨®mo habitamos nuestra vida, para devolvernos a la gratitud de cada d¨ªa vivido y a la humildad ante las limitaciones de la naturaleza humana.
Jean-Jacques Rousseau, en su obra Emilio, afirma que es la debilidad la que nos hace sociables: ¡°Son nuestras miserias comunes las que llevan nuestros corazones hacia la humanidad¡¡±. Y es que ser humano es, fundamentalmente, venir de lo m¨¢s terrenal, ser polvo. Nos definimos en la vulnerabilidad, en lo m¨¢s cercano a nuestra necesidad.
Cuestionarnos sobre nuestra finitud nos confronta con la verdad de que todo lo que amamos y valoramos es, en ¨²ltima instancia, pasajero. Sin embargo, es precisamente en esta temporalidad donde reside el dulce sabor de la vida. Cada experiencia compartida, cada conexi¨®n humana nos ense?a a vivir con mayor intensidad y autenticidad.
As¨ª, en lugar de huir de mis miedos, hoy me expongo ante el lector, que sobre todo soy yo. Un yo que medita en lo ¨ªntimo sobre la gracia de sentirme vulnerable. Abrazo la incertidumbre y la potencialidad de ser herida, para expandirme y aprender, de manera que la humanidad se manifieste en su forma m¨¢s pura. La vida, en toda su complejidad, hoy me recuerda que somos seres fr¨¢giles y necesitados; y que podemos encontrar consuelo en la compa?¨ªa de otros en este viaje compartido.
Como dijo Rumi: ¡°La herida es el lugar por donde la luz entra en ti¡±. Permit¨¢monos ser iluminados por nuestras vulnerabilidades para encontrar el camino hacia una existencia m¨¢s rica y plena. Al reconocer nuestra debilidad, encontramos la verdadera fortaleza.