?Qui¨¦n mat¨® a Pegasus?
Desde que Estados Unidos asegur¨® que el software esp¨ªa fue un regalo para Colombia, ninguno de los dos pa¨ªses ha dado m¨¢s explicaciones sobre a qui¨¦nes les robaron informaci¨®n ni por qu¨¦. De repente, rein¨® el silencio
Fue como por acto de magia. Bastaron dos o tres informantes an¨®nimos y la confirmaci¨®n por parte de un miembro del Gobierno de los Estados Unidos para que el inmenso esc¨¢ndalo de Pegasus terminara convertido en un episodio pasado de la historia pol¨ªtica de Colombia.
No se necesit¨® sino que desde la languideciente presidencia de Joe Biden confirmaran que la compra del software Pegasus se hizo con dineros de ese pa¨ªs y que el objeto de dicho obsequio a Colombia era proporcionar mejores herramientas para perseguir a las bandas narcotraficantes, para que, de repente, el gran ruido que se ha...
Fue como por acto de magia. Bastaron dos o tres informantes an¨®nimos y la confirmaci¨®n por parte de un miembro del Gobierno de los Estados Unidos para que el inmenso esc¨¢ndalo de Pegasus terminara convertido en un episodio pasado de la historia pol¨ªtica de Colombia.
No se necesit¨® sino que desde la languideciente presidencia de Joe Biden confirmaran que la compra del software Pegasus se hizo con dineros de ese pa¨ªs y que el objeto de dicho obsequio a Colombia era proporcionar mejores herramientas para perseguir a las bandas narcotraficantes, para que, de repente, el gran ruido que se hac¨ªa en el Gobierno Petro por la posible violaci¨®n a la intimidad de decenas de colombianos por cuenta del uso de Pegasus se convirtiera en el olvidado rumor de un esc¨¢ndalo reducido a proporciones m¨ªnimas.
No se repitieron los discursos grandilocuentes del mandatario y los suyos declar¨¢ndose v¨ªctimas. No siguieron conoci¨¦ndose a trav¨¦s de la televisi¨®n p¨²blica los informes especiales sobre el caso Pegasus. No se volvi¨® a decir nada. Es como si los gringos que nos dieron a Pegasus - eso dicen ellos- hubieran sido los mismos encargados de convertir al m¨ªtico spyware en un esqueleto m¨¢s de aquellos espantos que han asolado nuestra democracia.
Mas no debemos permitir que esa repentina amnesia nos invada. Bien puede ser que para el Gobierno lo mejor ahora sea no seguir hurgando hasta descubrir las entra?as de Pegasus. Bien puede ser que, para el Gobierno, siempre tan cr¨ªtico de todo, el hecho de que los Estados Unidos haya sido el aportante de Pegasus hace que la mitol¨®gica creaci¨®n israel¨ª ahora se haya convertido en una herramienta inofensiva. Bien puede ser lo que sea, pero ya que sabemos que Pegasus estuvo aqu¨ª y por eso debemos exigir que nos cuenten todo. Debemos exigir que nos digan qui¨¦nes fueron las personas a las que robaron toda su informaci¨®n personal con el uso de ese abominable software. Debemos exigir que entre Colombia y Estados Unidos nos digan toda la verdad sobre la forma en que ambos Estados se pusieron de acuerdo para violar los derechos humanos de quien sabe qu¨¦ colombianos.
Por eso sorprende el paso de los d¨ªas y el silencio de los dos Gobiernos. M¨¢xime el del saliente de los Estados Unidos, pues este bien podr¨ªa contarle a Colombia qu¨¦ fue lo que se hizo con el dichoso programa, en un acto de transparencia de despedida y anticipando as¨ª la llegada de Trump II, con los bemoles que traer¨¢ para nuestra relaci¨®n con ese pa¨ªs.
As¨ª como sorprende que, a pesar de mostrarse como lacrim¨®gena v¨ªctima de los usos indebidos de Pegasus, el Gobierno Petro a¨²n no haya presentado un proyecto para que Colombia tenga una nueva ley de inteligencia que exija al uso de este tipo de sistemas una suerte de mecanismos de control que garanticen su uso s¨®lo para necesidades reales y no para acosar o presionar a aquellos que no piensen lo mismo que el gobierno de turno.
La Fundaci¨®n Karisma y su directora Carolina Botero siguen haciendo la tarea y buscan que se sepa todo. Pero pareciera que para muchos es mejor dejar as¨ª, como si Pegasus ya hubiera muerto.