Petro, el presidente tuitero
El mandatario colombiano quedar¨¢ en la historia como aquel que gobern¨® para Twitter, una red en la que ha revelado informaci¨®n delicada y a trav¨¦s de la cual rompi¨® relaciones con su mayor socio comercial
Cada d¨ªa se escribe o se perfecciona el relato que quedar¨¢ para la historia de Colombia sobre lo que represent¨® el Gobierno de Gustavo Petro. Tal vez los textos sobre la historia pol¨ªtica empezar¨¢n por contar que Petro fue aquel hombre de izquierda que se hizo elegir para cambiar al pa¨ªs y romper con d¨¦cadas y m¨¢s d¨¦cadas de olvido al que estaban sometidos hombres y mujeres en los campos y regiones m¨¢s apartadas...
Cada d¨ªa se escribe o se perfecciona el relato que quedar¨¢ para la historia de Colombia sobre lo que represent¨® el Gobierno de Gustavo Petro. Tal vez los textos sobre la historia pol¨ªtica empezar¨¢n por contar que Petro fue aquel hombre de izquierda que se hizo elegir para cambiar al pa¨ªs y romper con d¨¦cadas y m¨¢s d¨¦cadas de olvido al que estaban sometidos hombres y mujeres en los campos y regiones m¨¢s apartadas de los grandes centros urbanos. Dir¨¢n que fue aquel candidato que, antes de llegar a la presidencia, era abanderado de la lucha contra la corrupci¨®n y que agitando ese estandarte lleg¨® al palacio presidencial. Describir¨¢n que ¨¦l, con su origen guerrillero, representaba la esperanza de dignidad para un pa¨ªs repleto de pobres sin esperanza. Pero luego vendr¨¢ la descripci¨®n de su gobierno.
Petro gobern¨® para Twitter, dir¨¢ el texto. Y luego continuar¨¢ se?alando que gast¨® una gran cantidad de horas de su mandato escribiendo textos breves (y otros muy extensos) a trav¨¦s de una red social muy famosa en aquella ¨¦poca para as¨ª hablarle al pa¨ªs a pesar de que las zonas m¨¢s apartadas no ten¨ªan internet. De esta forma, su perfil populista dot¨® al Estado de una particular forma de gobernar ayudado por una especie de herramienta de contacto directo y unidireccional con un cierto p¨²blico que Petro lleg¨® a confundir con la totalidad del pa¨ªs.
Su grado de adicci¨®n por aquella red social era tal que, a pesar de su constante discurso antifascista y de rechazo a los ultrarricos, se manten¨ªa constantemente presente con comentarios y, algunas veces, mentiras en dicha plataforma, sin importar que en aquellos tiempos esta era propiedad de un empresario multimillonario dedicado a promover ideas de extrema derecha.
A trav¨¦s de Twitter, relatar¨¢n los historiadores, lleg¨® a revelar informaci¨®n delicada y secreta que con su publicaci¨®n pod¨ªa poner en riesgo la seguridad nacional. Pero es que los dedos le hormigueaban si no lo hac¨ªa, justificar¨¢n. ?l ten¨ªa que mostrar algo a su pa¨ªs: la Rep¨²blica de Twitter. Por eso mismo a trav¨¦s de esa red casi rompe relaciones con el mayor socio comercial y militar que ten¨ªa Colombia en esa ¨¦poca: los Estados Unidos de Am¨¦rica. En realidad, matizar¨¢n aquellos que relaten la historia, s¨ª las rompi¨®. Otra cosa es que el equipo diplom¨¢tico de su Gobierno hizo hasta lo imposible para evitar una debacle econ¨®mica que el mismo Petro fue incapaz de reconocer. Twitter lo ten¨ªa hipnotizado, dir¨¢n.
As¨ª como recordar¨¢n aquel d¨ªa en que oblig¨® a todos los canales de televisi¨®n a transmitir un encuentro con sus ministros en el que se supon¨ªa iban a hablar de la seguridad en una zona olvidada durante d¨¦cadas por el Estado y ahogada desde hace varias semanas por una repugnante espiral de violencia. Los profesores contar¨¢n que ese episodio mostr¨® la descomposici¨®n de un Gobierno lleno de promesas, pero pobre en resultados, en el que todos se odian con todos y donde hasta al presidente le faltan al respeto.
El colof¨®n ser¨¢ la frase que el mismo Gustavo Petro lanz¨® en dicho encuentro audiovisual: ¡°Me da verg¨¹enza, el presidente es revolucionario, pero el Gobierno no¡±. Pero se equivocaba, pues el presidente ES el jefe de gobierno. As¨ª que si el Gobierno no ha sido revolucionario es por su culpa. Afortunadamente, dir¨¢n, le quedaba Twitter, para desde all¨ª armar guerras y librar batallas, so?ar con golpes de Estado y hasta con su propio asesinato mientras era aplaudido por bodegas y amigos, quienes a veces lo hac¨ªan sobre todo por quedar bien, m¨¢s que por convicci¨®n.