La ternura radical como medio y como fin: a prop¨®sito del 8M
La ternura radical es un principio revolucionario, una postura pol¨ªtica, una forma de militancia frente a la violencia y los abusos en el ejercicio del poder
¡°Ternura radical es ser cr¨ªtico y amoroso, al mismo tiempo
(...) es entender c¨®mo utilizar la fuerza como una caricia
(...) Es cargar el peso de otro cuerpo como si fuera tuyo
(...) es abrazar la fragilidad
(...) es creer en la arquitectura de los afectos
(...) Es tener visi¨®n perif¨¦rica; creer en lo que no es visible
(...) Es disentir con el m¨¢ximo respeto
(...) Ternura radical es sentir la posibilidad en cada duda
Es dejarse atravesar por lo desconocido¡±.
* * *
...
¡°Ternura radical es ser cr¨ªtico y amoroso, al mismo tiempo
(...) es entender c¨®mo utilizar la fuerza como una caricia
(...) Es cargar el peso de otro cuerpo como si fuera tuyo
(...) es abrazar la fragilidad
(...) es creer en la arquitectura de los afectos
(...) Es tener visi¨®n perif¨¦rica; creer en lo que no es visible
(...) Es disentir con el m¨¢ximo respeto
(...) Ternura radical es sentir la posibilidad en cada duda
Es dejarse atravesar por lo desconocido¡±.
* * *
Este manifiesto, escrito por Dani D¡¯Emilia y Daniel B. Ch¨¢vez, dos pedagagxs y performers transfeministas, reconoce que la vulnerabilidad no es sin¨®nimo de debilidad sino de fortaleza, de potencia; es una forma de ver al otrx, a la otra y de darle su lugar situando los afectos y el respeto en el centro. En un mundo invadido de odio esto quiz¨¢ suene a paradoja, a sinsentido, a quimera. Puede interpretarse como cursiler¨ªa o reducirse a un ox¨ªmoron. Sin embargo, la ternura radical es un principio revolucionario, una postura pol¨ªtica, una forma de militancia frente a la violencia y los abusos en el ejercicio del poder porque es ¡°una forma antag¨®nica de posicionarse ante los dem¨¢s y el mundo¡± oponi¨¦ndose ¡°a lo cruel, lo r¨ªgido y lo ¨¢spero¡±, explica David Pagano.
Militar en la ternura radical implica ¡°sentir en lo profundo de s¨ª mismo, y dejar que se modifique la pr¨¢ctica cotidiana y constante de alojar y dejarse alojar por otros¡±, a pesar de la complejidad que ello implica. Dejarse afectar genera incomodidad porque ¡°la vida del otro te interpela, te moviliza y te compromete¡±. Despu¨¦s de eso ya no se puede ser el mismo, la misma. Por ello, frente a la normalizaci¨®n de pr¨¢cticas autoritarias, la ternura radical impulsa a la acci¨®n decidida, a la defensa del cuidado individual y colectivo. Desde esta perspectiva, el ¡°yo¡± ya no se entiende sin el ¡°nosotrxs¡±.
En la administraci¨®n del Estado y en la pr¨¢ctica de la pol¨ªtica, la ternura radical podr¨ªa entenderse desde la atenci¨®n al cuidado y al respeto hacia la ciudadan¨ªa, que se contrapone al marketing pol¨ªtico vac¨ªo, ¡°que no ve, que no oye y que no siente al otro¡±. Dice Pagano que es a trav¨¦s del ¡°abrazo a las diversidades¡± desde donde ¡°se abraza la integridad del otro (...). Cuando la ternura es la base de esa construcci¨®n hay una forma real de encuentro y de acci¨®n, no como una forma cursi sino como un resultado militante y transformador¡±. Por eso, el desaf¨ªo pol¨ªtico dentro y fuera de las instituciones es poner en el centro a las personas, a la comunidad, con un casi sagrado respeto de las diferencias. ¡°La urgencia de salir al encuentro con el otro¡± es m¨¢s valiosa que formular planes, proyectos o programas desde un escritorio, a?ade Pagano.
Quienes trabajamos en instituciones p¨²blicas no deber¨ªamos avergonzarnos por sentirnos vulnerables y fr¨¢giles; por reconocernos como seres afectuosos que, de diversas maneras, buscamos amar y ser amadxs, justamente porque nuestra compleja labor nos implica habitar espacios donde el ejercicio del poder ha sido, hist¨®ricamente, patriarcal, agreste y feroz. Si la ternura radical nos transforma y nos reconecta con nosotrxs mismxs y con lxs dem¨¢s, si nos vuelve menos distantes y nos recuerda el valor la dignidad, del respeto y de la humanidad, entonces, nos convierte en mejores servidorxs p¨²blicos, en mejores pol¨ªticxs. Y por eso deber¨ªa ser un principio b¨¢sico en lo p¨²blico, en la administraci¨®n del Estado, que es el modelo de redes comunitarias m¨¢s complejo que hemos creado en Occidente.
Le debemos a las feministas un sinn¨²mero de luchas que, poco a poco, han ido mostrando las fracturas del r¨¦gimen patriarcal. En ese proceso han puesto en cuesti¨®n, entre otras, la deshumanizaci¨®n en el ejercicio de la pol¨ªtica y la estigmatizaci¨®n frente a la expresi¨®n de los afectos y las emociones. ¡°Siempre se nos dijo que la pol¨ªtica era sin llorar; que ten¨ªa que ser dura, agresiva y sacrificada. Pero el movimiento feminista viene a decir que la pol¨ªtica s¨ª es con llorar, porque hay sentimientos, convicciones, lealtades y emociones involucradas, entonces no puede ser un espacio exento de eso, ni un espacio en el que no se priorice el cuidado¡±, explica la polit¨®loga chilena Carolina Garrido a Emiliana Pariente. Las mujeres, a?ade Vania Figueroa, ¡°hemos encontrado en la solidaridad, la colaboraci¨®n y el trabajo en red una forma de subsistencia. Con eso hemos establecido que la uni¨®n hace la fuerza¡±.
Practicar la ternura radical en el ejercicio de la pol¨ªtica, que tambi¨¦n es un escenario laboral, no nos hace menos profesionales. Por el contrario, nos permite poner en valor las formas de cuidado y de asociatividad ancestrales que hemos desarrollado las mujeres por necesidad, hist¨®ricamente circunscritas al ¨¢mbito del hogar y de la familia. Esas formas nos han permitido conservar ecosistemas ecol¨®gicos, culturales, sociales y afectivos por mencionar unos cuantos. Y tambi¨¦n han sido compartidas por nuestros hermanos mayores. La antrop¨®loga mapuche, Karla Nahuelpan, citada por Pariente, explica que ¡°ahora se est¨¢ empezando a ver el mundo como lo han visto siempre los pueblos originarios, quienes han puesto al centro el cuidado de la vida de todas las especies, y la ternura no como un s¨ªmbolo de debilidad sino como forma de vivir la vida y de proteger lo que se quiere¡±.
Practicar la ternura radical en el ejercicio del poder es un acto de valent¨ªa porque nos exponemos frente a lxs dem¨¢s, con todos los riesgos que conlleva, en entornos laborales donde la competencia prima sobre la colaboraci¨®n, donde la b¨²squeda de los m¨¦ritos individuales suele ponerse por encima de los logros colectivos, muchas veces, sacrificando el bien com¨²n. Y eso es una contradicci¨®n. Porque la pr¨¢ctica de la pol¨ªtica que parte del individualismo est¨¢ condenada al fracaso colectivo, a la aniquilaci¨®n de la(s) especie(s), como nos lo muestran las consecuencias humanas, ambientales y relacionales del capitalismo m¨¢s agresivo que estamos experimentando.
Militar en la ternura radical tambi¨¦n nos permite seguir agrietando los estereotipos de g¨¦nero, porque el amor y la empat¨ªa son connaturales a los seres vivos: ¡°Venzamos el agrio rubor varonil contra la ternura. D¨¦mosle a la ternura sincera una oportunidad en la vida pol¨ªtica. Y exij¨¢monos participar en ella sin descartarla, mostrando comprensi¨®n ante la tremenda complejidad a la que se enfrentan quienes, con nuestros votos y a nuestro lado o desde el lado opuesto, tratan de encontrar soluciones a los graves problemas a los que nos enfrentamos¡±, dice un editorial en el portal Mundoobrero.
Trabajar en pol¨ªtica, estar expuestx a la furia de la ciudadan¨ªa y de los medios, lidiar con la frustraci¨®n colectiva. Y para ello se requiere de un entrenamiento que, muchas veces, nos obliga a insensibilizarnos para sobrevivir en estos trabajos de extrema exigencia. Y ah¨ª el Estado, que adem¨¢s se dice democr¨¢tico, deber¨ªa contar con una arquitectura afectiva que procure el cuidado de sus funcionarixs que, en ¨²ltimas, terminar¨¢ repercutiendo en el de la sociedad. Es decir, que la ternura, siendo un medio para el bienestar y para el encuentro con el otrx, termina siendo un fin colectivo, un objetivo social. En palabras de Mar¨ªa Antonieta Mend¨ªvil, ¡°lo que le falta al Estado no son mecanismos, compromisos, decretos: est¨¢ obligado a tenerlos. Le falta ternura. Mirar con ternura, proteger con ternura, acordar con ternura, generar pol¨ªticas p¨²blicas con ternura y empat¨ªa; sumar su parte a los cuidados que deben colectivizarse entre ¨¦l, la sociedad y las familias. Aportar ternura es poner todo el aparato del Estado a favor de sostener la vida. La ternura es disruptiva, es una revoluci¨®n¡±.