Nueve periodistas se exilian de Ecuador en 2023 expulsados por el crimen organizado
¡°Siento que se me quit¨® una parte de mi vida que no va a volver¡±, dice una reportera obligada a huir del pa¨ªs
Pasaron solo unas horas entre conocer la amenaza de muerte y estar subida en un avi¨®n, con destino al exilio. Para Karol Noboa, una periodista ecuatoriana de 28 a?os, esas horas las sinti¨® como d¨ªas, los necesarios para ver pasar frente a ella ocho a?os de carrera en medios de comunicaci¨®n, dejar a su familia y amigos confundidos, sin entender muy bien por qu¨¦ dejaba Ecuador de un momento a otro. ¡°Siento una profunda derrota. Siento que se me quit¨® una parte de mi vida que no va a volver. En el momento que sub¨ª al avi¨®n, supe que ten¨ªa que vivir con esto que se llama exilio¡±, dice la periodist...
Pasaron solo unas horas entre conocer la amenaza de muerte y estar subida en un avi¨®n, con destino al exilio. Para Karol Noboa, una periodista ecuatoriana de 28 a?os, esas horas las sinti¨® como d¨ªas, los necesarios para ver pasar frente a ella ocho a?os de carrera en medios de comunicaci¨®n, dejar a su familia y amigos confundidos, sin entender muy bien por qu¨¦ dejaba Ecuador de un momento a otro. ¡°Siento una profunda derrota. Siento que se me quit¨® una parte de mi vida que no va a volver. En el momento que sub¨ª al avi¨®n, supe que ten¨ªa que vivir con esto que se llama exilio¡±, dice la periodista que cubr¨ªa temas relacionados a las bandas delictivas y sus v¨ªnculos con el crimen organizado.
Ella fue la primera periodista en tener que salir del pa¨ªs por amenazas contra su vida. Sus textos publicados en el medio GK, narran con precisi¨®n lo que detonaba las masacres carcelarias, qui¨¦nes participaban y la corrupci¨®n al interior de los centros penitenciarios. Karol conoce muy bien la din¨¢mica de las bandas delictivas, creci¨® en barrios en Quito donde las pandillas eran parte de la estructura social. Sin entender bien qu¨¦ es el exilio, cre¨ªa que en unos d¨ªas iba a poder regresar. Han pasado nueve meses y se ha mudado a dos pa¨ªses diferentes. ¡°Los primeros meses fue un declive tan fuerte que me inhabilit¨® de todo, an¨ªmicamente me afect¨® mucho, al punto de no poder escribir¡±, a?ade.
Durante el 2023, nueve periodistas han tenido que exiliarse por amenazas contra su vida. ¡°Esto nos ha sorprendido, porque no hab¨ªa pasado antes en Ecuador, y este a?o se ha vuelto algo sistem¨¢tico y hemos tenido que aprender qu¨¦ hacer sobre la marcha¡±, explica Diana Romero, de Periodistas Sin Cadenas. El segundo periodista en sacar del pa¨ªs fue a Carlos, nombre ficticio, un joven periodista de Dur¨¢n, una ciudad de la Costa ecuatoriana, secuestrada por el crimen organizado. ¡°Las amenazas a ¨¦l fueron muy graves. Le dejaron fundas con sangre afuera de su casa, y como Dur¨¢n es tan peque?o, la gente lo conoce muy bien y le lleg¨® un mensaje de que quer¨ªan matarlo¡±, a?ade Romero.
Entre enero y octubre de este a?o, la organizaci¨®n Fundamedios ha registrado 219 alertas de agresiones contra periodistas y medios de comunicaci¨®n en Ecuador. En medio de las elecciones presidenciales de octubre, se dio la mayor cantidad de alertas y tres exilios. Entre ellos Mar¨ªa y Juan (nombres ficticios), una pareja de periodistas que tiene una radio de frecuencia abierta en la Amazonia. La peque?a ciudad donde viven tiene menos de 5.000 habitantes. Todos se conocen, y mucho m¨¢s, al ¨²nico medio de comunicaci¨®n del sector. ¡°Nos convertimos en la voz y el o¨ªdo de la gente, llegaba todo, el pedido de auxilio de la gente, las necesidades que tienen¡±, dice Mar¨ªa, pero las amenazas que recibieron han coartado por completo la libertad de expresi¨®n. ¡°Nos han obligado a ser un medio de comunicaci¨®n musical. Hemos tenido que bajar la l¨ªnea editorial, tenemos que ser light, y eso tambi¨¦n nos quita sinton¨ªa y merma las finanzas¡±, agrega.
La ¨²ltima amenaza fue contundente: un sujeto en motocicleta les advirti¨® que deb¨ªan irese. Una noche, en la clandestinidad, Mar¨ªa, Juan y sus dos hijas dejaron la peque?a poblaci¨®n rural amaz¨®nica con rumbo al exilio. ¡°Cre¨ªamos que ¨ªbamos a poder volver unas semanas despu¨¦s, pero nos dimos cuenta de que eso no va a poder ser¡±, relata Mar¨ªa. ¡°Tuvimos que decirles que nos vamos de vacaciones, carguen sus patines, la pelota y su ropa y v¨¢monos. ?Cu¨¢ndo volvemos mami?, preguntaban todo el tiempo, les dijimos que nos vamos a quedar un mes, y ellas empezaron a contar los d¨ªas, ¡®faltan 15 d¨ªas, 10 d¨ªas¡' Hasta que tuvimos que decirles que no vamos a regresar¡±.
La historia para ellos empez¨® cuando investigaron la operaci¨®n de grupos de microtr¨¢fico en la ruta de la frontera norte de donde entra la coca¨ªna hasta Quito. ¡°Obtuvimos testimonios de padres de familia con chicos afectados por el consumo de drogas y eso nos llev¨® a conocer varios de los eslabones de la cadena del microtr¨¢fico¡±, explica Juan. La investigaci¨®n nunca pudo publicarse.
En todos los casos hay algo en com¨²n: los periodistas no pueden denunciar las agresiones, ni siquiera pueden pedir seguridad a la Polic¨ªa porque existen evidencias suficientes para creer que est¨¢n involucrados con el crimen organizado. Tampoco conf¨ªan en el sistema de justicia, ni en las dem¨¢s instituciones del Estado que hasta el momento han impedido que se esclarezca el crimen del equipo period¨ªstico de diario El Comercio, ocurrido en 2018 en la frontera norte.
Los periodistas de la Amazonia, adem¨¢s de enfrentar las amenazas del crimen organizado, tambi¨¦n conviven con las tensiones ambientales por los yacimientos de petr¨®leo y de minerales. Mario (nombre ficticio) fue el tercer periodista exiliado. Hizo una investigaci¨®n sobre el bloque 28, una plataforma que quer¨ªa instalarse en el corredor Llanganates -Sangay, una de las reservas naturales m¨¢s importantes del pa¨ªs que atraviesa los Andes y la Amazon¨ªa. El agua que se genera en este lugar abastece a comunidades ind¨ªgenas amaz¨®nicas.
El primer atentado que recibi¨® Mario fue en su casa. Un grupo de delincuentes lo golpe¨® en busca de su computadora, discos duros externos y cualquier dispositivo electr¨®nico. ¡°Hicieron un hoyo en la cocina, destruyeron puertas, cosas que encontraban en el camino, y todo qued¨® as¨ª, destruido, ni siquiera alcanc¨¦ a arreglarlo¡±, relata.
Tras el segundo atentado fue inici¨® la odisea por salir de Ecuador. ¡°Lo m¨¢s duro del exilio ni siquiera es lo econ¨®mico y c¨®mo se van todos tus ahorros, sino estar lejos de la familia y el sismo que esto provoca en ellos¡±, dice Mario.
Ninguna instituci¨®n del Estado protege el ejercicio de prensa en Ecuador de manera efectiva, m¨¢s all¨¢ de emitir documentos de protesta. Desde la sociedad civil han creado la Mesa de Protecci¨®n para Periodistas, que son los que han articulado con fundaciones internacionales la ayuda econ¨®mica para cubrir los exilios. De los nueve periodistas que tuvieron que salir del pa¨ªs, solo dos han podido regresar y continuar ejerciendo el oficio: Anderson Bosc¨¢n y M¨®nica Vel¨¢squez del medio La Posta. Los otros siete periodistas viven en la clandestinidad, sobrellevando con ayuda internacional el exilio.
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