Barbecue, el capo criminal de Hait¨ª: ¡°Si el primer ministro no dimite, habr¨¢ una guerra civil, un genocidio¡±
El expolic¨ªa Jimmy Ch¨¦rizier, l¨ªder de una federaci¨®n cambiante de grupos delincuenciales de la capital, Puerto Pr¨ªncipe, echa un ¨®rdago al Gobierno en medio del caos reinante
Hait¨ª se despe?a hacia el caos, un camino sorprendentemente largo, que el pa¨ªs transita paso a paso, despacio a veces, a la carrera otras. La ¨²ltima semana ha sido de las aceleradas. En pocos d¨ªas, la ciudadan¨ªa ha atestiguado la evasi¨®n de m¨¢s de 3.000 presos de varias c¨¢rceles, ataques al aeropuerto de la capital, Puerto Pr¨ªncipe, adem¨¢s de batallas a balazos entre militares, polic¨ªas y bandidos, y las conferencias de prensa de uno de los l¨ªde...
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Hait¨ª se despe?a hacia el caos, un camino sorprendentemente largo, que el pa¨ªs transita paso a paso, despacio a veces, a la carrera otras. La ¨²ltima semana ha sido de las aceleradas. En pocos d¨ªas, la ciudadan¨ªa ha atestiguado la evasi¨®n de m¨¢s de 3.000 presos de varias c¨¢rceles, ataques al aeropuerto de la capital, Puerto Pr¨ªncipe, adem¨¢s de batallas a balazos entre militares, polic¨ªas y bandidos, y las conferencias de prensa de uno de los l¨ªderes criminales m¨¢s medi¨¢ticos de los ¨²ltimos a?os: Jimmy Ch¨¦rizier, alias Barbecue, aspirante ahora a l¨ªder guerrillero.
Este martes, Ch¨¦rizier atendi¨® a la prensa en Delmas 6, un barrio no muy alejado del centro de Puerto Pr¨ªncipe. Lo hizo como si fuera un activista por el cambio, due?o y se?or de un discurso marcadamente pol¨ªtico. Solo que, encima de la ropa, vest¨ªa un chaleco antibalas y llevaba, colgado del hombro, un fusil tipo AK-47 con un cargador doble. A su lado, a modo de asesores, dos muchachos con el rostro tapado cargaban sendas metralletas. Todo esto ocurr¨ªa con la ciudad patas arriba, por las batallas de estos d¨ªas, medio pendiente del estado de emergencia decretado por el Gobierno.
Era una de las im¨¢genes de la semana en Hait¨ª: mientras el primer ministro y jefe de Gobierno en funciones, Ariel Henry, buscaba la forma de volver al pa¨ªs tras un viaje al extranjero, Barbecue, se?alado de perpetrar masacres en la capital estos a?os, representaba el papel de la oposici¨®n. Critic¨® a Henry, como ha hecho tantas veces estos a?os, y dijo: ¡°Si Henry no dimite, si la comunidad internacional le sigue sosteniendo, vamos directos a una guerra civil, que conducir¨¢ a un genocidio¡±.
No es que sorprendan las declaraciones de Ch¨¦rizier. Dentro del complejo universo de grupos criminales que dominan m¨¢s de la mitad de la capital, seg¨²n Naciones Unidas, la federaci¨®n que dirige, G-9 Familia y Amigos, es una de las m¨¢s poderosas. Su voz ha aparecido con cierta asiduidad en los medios estos a?os, en entrevistas y conferencias de prensa improvisadas en los barrios que domina, cerca del centro y la terminal portuaria. Sorprende, eso s¨ª, el tono de las amenazas a Henry, despu¨¦s del caos de la semana anterior, con la irrupci¨®n en las prisiones y las batallas en las calles.
Env¨ªo de polic¨ªas de Kenia
La situaci¨®n empeora poco a poco en el pa¨ªs caribe?o. Todas las crisis se enredan. Alrededor de 1.200 personas han muerto asesinadas desde que empez¨® el a?o, seg¨²n Naciones Unidas. La situaci¨®n del mismo Henry muestra lo dram¨¢tico de la situaci¨®n. La semana pasada, el primer ministro, en el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Mo?se en julio de 2021, viaj¨® a Nairobi, a tratar de dar un impulso definitivo al acuerdo de colaboraci¨®n con el Gobierno de Kenia, que supondr¨ªa el env¨ªo de 1.000 polic¨ªas a Hait¨ª, con el apoyo econ¨®mico de Estados Unidos y Canad¨¢. El acuerdo parec¨ªa por fin llegar a buen puerto.
Pero entonces empez¨® la ¨²ltima batalla de Puerto Pr¨ªncipe. No est¨¢ claro qu¨¦ bandas de las decenas que campan a sus anchas en la capital participaron en el asalto a las prisiones; o si el propio Ch¨¦rizier lider¨® el ataque. Es cierto que ¨¦l luego asumi¨® la culpa, ocupando de nuevo ese espacio de l¨ªder guerrillero. Barbecue no tuvo reparo en decir que su intenci¨®n era capturar al jefe de la polic¨ªa haitiana, Frantz Elbe, con el objetivo final de derrocar el Gobierno de Henry.
Henry enfil¨® el camino de vuelta, pero el retorno se convirti¨® igualmente en un caos. El primer ministro tom¨® el avi¨®n en Nairobi, con parada final en Puerto Pr¨ªncipe, pero, en vez de llegar all¨ª, aterriz¨® en Puerto Rico. Los disturbios en el aeropuerto de la capital imposibilitaron su arribo. Extra?aba que Henry no llegara a Rep¨²blica Dominicana, vecina de Hait¨ª y compa?era de isla, pero este mi¨¦rcoles, el Gobierno dominicano informaba de que no pod¨ªa permitir que el avi¨®n del primer ministro hiciera escala de manera indefinida en el pa¨ªs. La respuesta alimentaba la larga historia de desencuentros entre ambas naciones, siempre con la frontera en el centro de la disputa.
La inestabilidad hace dif¨ªcil prever el desarrollo de los acontecimientos a medio plazo, incluso a corto. El Miami Herald publicaba estos d¨ªas que el Gobierno de Estados Unidos y el Caricom, la organizaci¨®n de Estados caribe?os, tratan de forzar la salida de Henry del Gobierno, en un intento de canalizar los diferentes malestares de partes de la sociedad haitiana. La convocatoria de elecciones y la llegada de una misi¨®n de apoyo a las fuerzas de seguridad del pa¨ªs aparecen as¨ª como los puntos principales de cualquier camino a una futura estabilidad.
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