¡°De segunda clase: as¨ª tratan las plataformas tecnol¨®gicas a los ciudadanos del sur global¡±
Nina Santos es una experta e investigadora de temas de desinformaci¨®n, discursos de odio e Inteligencia Artificial. Desde Brasil encara el debate con la mirada de los pa¨ªses de la regi¨®n
Si hay un tema que hoy se considera global es el impacto de la desinformaci¨®n en l¨ªnea, la incitaci¨®n al odio y la Inteligencia Artificial. La ONU, que manifiesta una enorme preocupaci¨®n por lo que ha llamado ¡°amenaza existencial¡±, acaba de difundir desde Nueva York un marco de acci¨®n internacional coordinado para hacerle frente. ¡°Las amenazas a la integridad de la informaci¨®n no son nuevas, pero proliferan y se expanden a una velocidad sin precedentes en las plataformas digitales, sobrealimentadas por las tecnolog¨ªas de la Inteligencia Artificial (IA)¡±, dijo Ant¨®nio Guterres a finales de junio.
Sin embargo, desde Salvador de Bah¨ªa, en el noreste brasile?o, una mujer lidera esa misma lucha pero desde la mirada de los pa¨ªses del sur global y se?ala las desigualdades en este debate p¨²blico. Nina Santos es la directora de Al¨¢fia Lab y coordinadora de Desinformante, un laboratorio de investigaci¨®n sobre los impactos del mundo digital, el racismo en l¨ªnea y los procesos de desinformaci¨®n. ¡°Las plataformas nos est¨¢n tratando a las personas del sur global como ciudadanos de segunda clase. Eso no lo podemos aceptar¡±, dice cuyo trabajo, aclara, no es el fact checking. ¡°No queremos enfrentar la desinformaci¨®n una a una, creemos que hay que hacerlo en bloque, como un problema estructural¡±.
Pregunta. ?En qu¨¦ radica esa desigualdad y el trato de segunda clase del que habla?
Respuesta. El primer problema es que cuando hablamos de redes sociales, de inteligencia artificial, en general, son tecnolog¨ªas que est¨¢n hechas en los Estados Unidos, y ahora tambi¨¦n en China. Y estas tecnolog¨ªas no son neutrales, traen con ellas una visi¨®n de mundo, una forma de imaginar las relaciones sociales, el futuro y la democracia. Entonces, las reglas de lo que vale o no vale en el debate p¨²blico en pa¨ªses como Brasil, o cualquier otro de Am¨¦rica Latina y ?frica, por ejemplo, son puestas, no por las sociedades de estos pa¨ªses, sino por las plataformas que dictan de manera privada lo que se puede hacer en las conversaciones de l¨ªnea, que son hoy completamente centrales para todos los procesos sociales.
P. Entre ellos los procesos pol¨ªticos¡
R. Hablamos de procesos pol¨ªticos, de elecciones, de toma de decisi¨®n, pero la verdad es que estas plataformas son centrales para nuestras relaciones con los amigos, la familia, determinan la forma de vender, de comprar. (En el sur global) no solo no tenemos nuestras propias plataformas, sino que tampoco estamos disputando la forma de construir las actuales. Un segundo paso, como consecuencia de eso, es que estas empresas est¨¢n luchando muy fuertemente contra regulaciones locales (como el caso de Brasil). La ¨²nica regi¨®n que logr¨® hacerlo de manera m¨¢s estructural hasta ahora es la Uni¨®n Europea.
P. ?C¨®mo el avance de la Inteligencia Artificial (IA) complejiza el fen¨®meno?
R. La IA hay que verla como un fen¨®meno muy integrado a las plataformas de redes sociales. Mucho del impacto que esta puede provocar en la sociedad est¨¢ relacionado con el c¨®mo este contenido va a circular en las redes sociales o en las aplicaciones de mensajer¨ªa. Vivimos un momento muy complejo porque las tecnolog¨ªas de IA se aproximan mucho a la realidad y hacen que la posibilidad de falsear un contenido sea mucho m¨¢s amplia. Es m¨¢s que urgente tener regulaciones nacionales o transnacionales para el uso de estas tecnolog¨ªas, que tampoco creo que haya que mirarlas solo por el lado negativo.
P. ?C¨®mo la ausencia de regulaci¨®n en pa¨ªses del sur global profundiza la desigualdad?
R. No tener regulaciones est¨¢ muy mal, pero es incluso peor cuando Europa tiene una regulaci¨®n y Am¨¦rica Latina, no, porque las plataformas toman decisiones para obedecer a la legislaci¨®n europea pero no promueven los mismos derechos en otras partes del mundo. Un ejemplo son las pol¨ªticas de acceso a datos. Hace dos a?os ten¨ªamos mucho m¨¢s acceso a datos en Am¨¦rica Latina que ahora.
P. Brasil intent¨® regular a estas plataformas, ?por qu¨¦ fracas¨®?
R. Se intent¨® fuertemente incluso con apoyo del Ejecutivo y de una parte del Legislativo, pero el lobby de las plataformas digitales fue capaz de poner un l¨ªmite. La experiencia brasile?a nos demostr¨® que necesitamos soporte social, que la discusi¨®n sea visible. Las personas tienen claro que necesitamos regulaciones, pero de ah¨ª a movilizarnos para apoyar este proceso es otra cosa.
P. El caso de Brasil tambi¨¦n muestra el rol de las plataformas en procesos pol¨ªticos.
R. Muchas veces hablamos de c¨®mo las conversaciones en las plataformas traen desinformaci¨®n, discursos de odio, pueden proporcionar m¨¢s visibilidad para el campo pol¨ªtico de la extrema derecha, en comparaci¨®n a la izquierda. Pero adem¨¢s de las conversaciones en la plataforma, el hecho de ser due?os de una tambi¨¦n hace que estas personas sean actores pol¨ªticos. Lo que vimos hace unos meses cuando Elon Musk dijo que no respetar¨ªa una decisi¨®n de la Suprema Corte Brasile?a es una prueba clara de ello.
P. ?Y qu¨¦ se puede hacer para limitar el rol que juegan las plataformas?
R. La soluci¨®n no est¨¢ en volver a lo que ten¨ªamos antes, sino en encontrar otra f¨®rmula de vivir la sociedad digital. Esa es la gran transformaci¨®n que tenemos por delante. Hoy lo digital es parte de nuestra vida. Estamos todo el tiempo con un m¨®vil que tiene redes sociales, que tiene incluso inteligencia artificial, porque muchas veces pensamos en la IA como una tecnolog¨ªa de creaci¨®n de contenido, de deepfakes y es todo eso, pero tambi¨¦n es una tecnolog¨ªa de procesos de recomendaci¨®n y filtraje de contenido. Hoy es m¨¢s complejo porque est¨¢ mucho m¨¢s integrada en nuestra vida cotidiana; pero, de otra parte, con toda esta integraci¨®n, tambi¨¦n tenemos un inter¨¦s y un conocimiento m¨¢s grande sobre lo que pasa en l¨ªnea.
P. ?C¨®mo utilizar ese inter¨¦s?
R. Con todo ese conocimiento mayor ya podemos pensar ?qu¨¦ queremos de una democracia en la era digital? Creo que esa es la gran pregunta que tenemos responder y trabajar para construir porque nos quedamos encerrados en esta discusi¨®n sobre lo que tenemos hoy. S¨ª, hay que discutir la regulaci¨®n, la autoregulaci¨®n, la coregulaci¨®n, pero tambi¨¦n hay que pensar m¨¢s all¨¢ de eso y ver qu¨¦ podemos proponer como una sociedad democr¨¢tica en la era digital.
P. ?Alg¨²n ejemplo que se est¨¦ pensando como democracia digital?
R. No veo nada muy estructurado. Por eso existe la necesidad construir una agenda informacional a partir del sur, de nuestra realidad, precisamente ahora que la idea de integridad de la informaci¨®n es un tema del momento. Este es un t¨¦rmino nuevo que se cre¨®, evidentemente a partir de los Estados Unidos y de Europa, y que est¨¢ siendo muy utilizado por los organismos internacionales. La ONU acaba de publicar los principios globales por la integridad de la informaci¨®n que ser¨¢n discutidos en el Summit of the Future, en septiembre, en Nueva York.
P. ?C¨®mo est¨¢n los pa¨ªses del sur global frente a la discusi¨®n sobre los principios?
R. De nuevo, el problema es que estos principios y la idea de integridad de informaci¨®n es concebida a partir de una realidad social que no es la nuestra, no son realidades sociales de pa¨ªses que fueron colonizados, que tuvieron personas esclavizadas, que tienen una desigualdad social enorme, que son democracias recientes, algunas veces estables.
P. ?Qui¨¦n est¨¢ liderando esa agenda por fuera de Estados Unidos y Europa?
R. Todo est¨¢ muy fragmentado y hay diferentes liderazgos. Sin embargo, Brasil ahora preside el G20 y est¨¢ proponiendo la agenda de la integridad de la informaci¨®n al resto de pa¨ªses. Tiene entonces un rol al poner estas cuestiones del combate a la desinformaci¨®n, los discursos de odio, las teor¨ªas conspiratorias en l¨ªnea en diferentes c¨ªrculos de discusi¨®n internacional. Pero veo tambi¨¦n que M¨¦xico tiene muchas discusiones en torno de las relaciones entre lo digital y la protecci¨®n de grupos vulnerables o vulnerabilizados hist¨®ricamente como las mujeres y los grupos ind¨ªgenas. Argentina, por ahora, con las recientes elecciones, no vive un momento de mucha construcci¨®n de alternativas sino de discusi¨®n. Y si hablamos de ?frica vemos experiencias como la de Kenia donde proceden contra las tecnol¨®gicas por promover discursos nocivos durante las elecciones; lo mismo que en la India. Hay ejemplos, el problema es que a¨²n no tenemos una integraci¨®n que nos d¨¦ fuerza para hacer frente a este discurso que viene de los pa¨ªses del norte.
P. Usted estudia el entorno digital desde los blogs ?cree que hoy son peores la desinformaci¨®n y los discursos de odio?
R. Muchas veces, cuando miramos la situaci¨®n tenemos la tentaci¨®n de pensar que antes se estaba mucho mejor, pero en mi visi¨®n no es verdad. En Brasil, por ejemplo, en la d¨¦cada de 90 e inicios del a?o 2000 hab¨ªa una lucha muy fuerte por la democratizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, un proceso de denuncia de que estos eran y a¨²n son muy concentrados en pocas familias, poco diversos en t¨¦rminos de g¨¦nero, raciales, y de posici¨®n pol¨ªtica. O sea, ten¨ªamos tambi¨¦n una situaci¨®n de comunicaci¨®n muy complicada. No podemos pensar que, si simplemente se acaba Twitter, WhatsApp, Instagram, TikTok, estar¨ªamos hoy mucho mejor porque no es verdad.
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