Maternar entre la tecnolog¨ªa y la incertidumbre
De la cultura al desarrollo sociodemogr¨¢fico de las ¨²ltimas d¨¦cadas, ser mam¨¢ hoy se parece muy poco a lo que era antes. Y si bien la esencia de maternar puede mantener su esencia de protecci¨®n y crianza, el desarrollo de nuevas herramientas tecnol¨®gicas ha permitido que la figura materna se desenvuelva de forma distinta
A la par de las transformaciones sociales, pol¨ªticas, de g¨¦nero, ¨¦tica, e incluso al interior de las estructuras y din¨¢micas sociales o la est¨¦tica y las experiencias vividas por los seres humanos, la evoluci¨®n tecnol¨®gica tambi¨¦n ha cambiado la forma en la que la que se percibe y ejerce la maternidad, representando en muchos casos una tarea mucho m¨¢s integral y llevadera. Aunque tambi¨¦n, en muchos casos en un ecosistema que puede resultar confuso y abrumador.
En este sentido, la idea de progreso y desarrollo a menudo se ubica como el principal impulsor de estos cambios, aunque la disparidad de contextos y realidades m¨¢s inmediatas nos hablan de distintas maneras de maternar, criar, proteger y formar a los hijos.
Y si bien las tecnolog¨ªas criog¨¦nicas como la congelaci¨®n de ¨®vulos o el almacenamiento de embriones, a la par de mejoras en ciertos sectores de la salud han brindado cierta holgura y libertad a la hora de ser mam¨¢s, parad¨®jicamente la incertidumbre y las complejidades geopol¨ªticas, a la par de las perspectivas alrededor de los recursos naturales son factores de incidencia al interior de la planificaci¨®n familiar.
Sin embargo, en el d¨ªa a d¨ªa ser mam¨¢ mantiene una esencia y particularidad que va distingui¨¦ndose en cada caso, rompiendo la mayor¨ªa de las veces los moldes, tradiciones y c¨¢nones imperantes. Erika Rivadeneyra, Daniela de la Rosa y Estephanie Su¨¢rez, todas mam¨¢s j¨®venes y primerizas, nos comparten un breve retrato de c¨®mo es la mam¨¢ de hoy, cu¨¢les son los beneficios y adversidades que les presenta el tiempo que les toc¨® vivir, muchas veces no exento de una batalla frente a visiones y tradiciones enquistadas e inoperantes, pero siempre con el amor y la intuici¨®n materna por delante.
Para la periodista y madre de 32 a?os Estephanie Su¨¢rez, la tecnolog¨ªa m¨®vil y el Internet fueron determinantes tras los d¨ªas consecuentes al nacimiento de su hijo, quien lleg¨® al mundo en plena pandemia, en diciembre de 2020.
¡°El proceso fue extra?o porque con Covid hab¨ªa que cuidarse el triple. No sal¨ªa para nada, si hab¨ªa que comprar s¨²per o lo que necesitara diario, mi familia me apoyaba para salir a comprarlo. Toda la parte del embarazo estuve sola, sin el pap¨¢ de mi beb¨¦ y esto lo hizo un poco m¨¢s complicado, sobre todo las salidas al m¨¦dico, que eran en Uber para evitar el contagio y todo herm¨¦tico¡±, relata Estephanie, quien adem¨¢s tuvo que marcar un rompimiento con su crianza en ¨¢mbitos como la medicina, reconociendo que los remedios caseros con los que creci¨® no siempre ayudaban e inevitablemente le regresaban al doctor.
Una de las batallas que Daniela de la Rosa, madre de 33 a?os, tuvo que librar se vivi¨® al interior de su trabajo. ¡°En el trabajo pasado, antes de que comenzara la pandemia, alc¨¦ la mano para abogar por m¨¢s d¨ªas de trabajo remoto (ya nos daban uno al mes) y me dijeron que no, que porque las mam¨¢s que estaban en la compa?¨ªa no les hac¨ªa falta. Esto, pienso, demuestra que muchas veces no entendemos que cada mam¨¢ es un mundo, ya que esas mam¨¢s de las que me hablaban ten¨ªan autom¨®vil y viv¨ªan en Santa Fe, que es en donde estaba ubicado mi trabajo y yo viv¨ªa mucho m¨¢s lejos. Todas las maternidades son distintas¡±, asegura.
Por el contrario, Estephanie Su¨¢rez asegura que la lucha hist¨®rica por la igualdad de g¨¦nero marc¨® un antes y un despu¨¦s en c¨®mo vivi¨® su madre la maternidad en el entorno laboral, frente a su propia experiencia. ¡°La parte de inclusi¨®n en el trabajo me ha beneficiado. Yo nac¨ª cuando mi mam¨¢ trabajaba, y en ese entonces hab¨ªa un mont¨®n de barreras: ¡®Es que tienes hijos, no te podemos contratar¡¯, o ¡®no s¨¦ c¨®mo le haces pero no tienes qui¨¦n cubra tu puesto¡¯. En ese aspecto yo s¨ª he tenido una apertura por parte de los lugares en los que he trabajado, tanto en la flexibilidad dentro de la din¨¢mica de trabajo o las facilidades para cuidarlo. Por ejemplo la guarder¨ªa, antes hab¨ªa ese servicio pero era mucho m¨¢s selectivo, ahora no tuvimos problema para conseguirlo¡±, confiesa la mam¨¢ de Luciano, su beb¨¦.
Una fortaleza inusual, la mayor lecci¨®n
Pese a vivir en un ecosistema interconectado, con una red de apoyo reconfigurada e informaci¨®n y recursos tecnol¨®gicos al servicio de las nuevas maternidades, las madres de hoy no han estado exentas de las complejidades, dolencias e incomodidades que acompa?an a esta experiencia de vida, en donde el punto en com¨²n es el descubrimiento de una fortaleza y capacidades de soluci¨®n que antes luc¨ªan impensables, al tiempo que se ha gestado una mayor independencia para criar de forma m¨¢s sana, as¨ª como un sentido de comunidad alejado del individualismo que cobija a nuestra ¨¦poca.
¡°He tenido choques generacionales, porque yo a la edad de mi hija todo me hac¨ªan, estaba muy consentida. Y mi hija no, sus terapeutas me piden encarecidamente que la deje a ella sola hacer sus cosas. Yo no sab¨ªa el nivel de fuerza que ten¨ªa hasta que tuve a mi hija internada y trat¨¦ de entender qu¨¦ le suced¨ªa para poner manos a la obra. Ese descubrirse es abrazador. Y al final del d¨ªa tambi¨¦n he entendido que ella me vino a ense?ar a m¨ª y no al rev¨¦s, como suele pensarse. Pero guiar a alguien desde los valores cercanos al amor siempre tendr¨¢ algo positivo que dar¡±, confiesa Daniela de la Rosa.
Por su parte, Erika Rivadeneyra ha arriesgado y probado incluyendo temores e incertidumbres, dudas de estar haciendo lo correcto. ¡°Descubr¨ª que soy m¨¢s fuerte de lo que cre¨ªa; me atrever¨ªa a decir que para cualquier mujer el ser mam¨¢ es una reconfiguraci¨®n total, como volver a nacer. Por ejemplo, en el parque ve¨ªa que los ni?os m¨¢s peque?os, a¨²n con su cuerpo fr¨¢gil, se ca¨ªan. Y las mam¨¢s corr¨ªan despavoridas, descubr¨ª que el ni?o no lloraba por la ca¨ªda en s¨ª, sino por el grito y susto de la mam¨¢, eso hizo que aprendiera a controlarme y me esperara a ver la reacci¨®n de mi hijo. Si no hay sangre ni huesos rotos, no corro. Y esas son cosas que t¨² misma te vas ¡®inventando¡¯. Y en otros aspectos s¨ª me sent¨ªa desvalida y esperaba a que llegara mi pareja del trabajo para darle al ni?o un rato y compartir mi angustia, en lo que yo hac¨ªa mis cosas¡±.
Esa fortaleza de la que hablan Daniela y Erika tambi¨¦n la comparte Estephanie. ¡°Aprend¨ª a ver la capacidad que ten¨ªa como persona, se vino a triplicar. Hasta que no tienes un hijo no eres consciente de esta parte de la que todos hablan, de que es un amor inexplicable; es una persona que siempre est¨¢ ah¨ª contigo y te ama sobre todas las cosas. Creo que esa generaci¨®n que crecimos con pap¨¢s separados, un poco desobligados¡ contrario a eso, el tener un hijo que esperaste, que amas y que disfrutas hace toda la diferencia, es de las mejores cosas que puedo experimentar¡±, apunta Estephanie Su¨¢rez.
Esa contraparte de las dificultades, las incertidumbres que abundan en el mundo, o las carencias de su realidad m¨¢s inmediata no ha frenado el amor, fascinaci¨®n y pulsi¨®n natural por ser mam¨¢. Y si bien no es igual para todas, el terreno para aprender m¨¢s del mundo y de s¨ª mismas sigue siendo un terreno vivo y noble. Como apunta Erika Rivadeneyra, ¡°ser mam¨¢ puede hacer que tu ego se apague y eso hace que veas la vida desde otro ¨¢ngulo, uno mucho m¨¢s amoroso, que tiene que ver m¨¢s con compartir. A m¨ª me gusta ense?arle a Le¨®n (su hijo) las cosas que yo s¨¦ y creo lo pueden maravillar. Eso es padr¨ªsimo. Y el que tus problemas pasen a segundo plano tiene tambi¨¦n algo de positivo, especialmente en estos tiempos que vivimos muy ensimismados, hasta en las mismas redes en donde todo es ¡®yo, yo, yo¡¯; todo se trata de uno. Ser mam¨¢ te invita a salir de eso y ver que hay otras cosas m¨¢s importantes¡±.