¡®Song Machine¡¯: la fascinante nueva chaladura de Gorillaz

Este a?o se cumplen 20 de la existencia de Gorillaz, aquel proyecto con aspecto de capricho en el que se embarc¨® Damon Albarn junto al ilustrador Jamie Hewlett cuando se descorch¨® este siglo. En un principio pod¨ªa parecer algo basado, en parte, en la indulgencia de una estrella y, en otra parte, en la necesidad de esa misma estrella de mantener cierta relevancia sin apelar a la nostalgia. Pero hubo un segundo disco de Gorillaz. Y era incluso mejor que el primero. Entonces, las dudas mutaron. Ese proyecto ya iba en serio, de acuerdo, pero no...

Este a?o se cumplen 20 de la existencia de Gorillaz, aquel proyecto con aspecto de capricho en el que se embarc¨® Damon Albarn junto al ilustrador Jamie Hewlett cuando se descorch¨® este siglo. En un principio pod¨ªa parecer algo basado, en parte, en la indulgencia de una estrella y, en otra parte, en la necesidad de esa misma estrella de mantener cierta relevancia sin apelar a la nostalgia. Pero hubo un segundo disco de Gorillaz. Y era incluso mejor que el primero. Entonces, las dudas mutaron. Ese proyecto ya iba en serio, de acuerdo, pero no pod¨ªa durar mucho m¨¢s. Lo de las animaciones, el hip hop y las colaboraciones tarde o temprano deb¨ªa cansar. La ¨²nica duda era si se cansar¨ªan antes sus autores o su p¨²blico. Pero aqu¨ª estamos. S¨¦ptimo disco de Gorillaz ¡ªuno m¨¢s y alcanzan a Blur¡ª, un festival (Demon dayz) y una s¨®lida discograf¨ªa en la que han participado desde De la Soul o Pusha T hasta Mark E. Smith o Bobby Womack, pasando por Ike Turner, Mos Def o Grace Jones. Gorillaz son tan grandes y tienen un cat¨¢logo tan espectacular, que este brillante disco es solo el tercer mejor que han grabado nunca.

El asunto arranc¨® como un proyecto por lanzar un single cada cinco semanas. Song Machine, como Humanz o Plastic Beach, iba entrar en la categor¨ªa de largos de Gorillaz armados a partir de las colaboraciones externas. En enero, cuando la pandemia era solo cosa de murci¨¦lagos, se lanz¨® el primer corte, la impetuosa ¡®Momentary Bliss¡¯, en la que participaban la banda de punk brit¨¢nica Slaves y Slwothai, el mejor rapero ingl¨¦s del momento. El tema, con sus reminiscencias al sonido 2 Tone, adivinaba una tendencia de Albarn ¡ªalgunas veces sugerida pero jam¨¢s explicitada de forman tan clara y brillante como en este corte¡ª por recoger la celebraci¨®n de lo brit¨¢nico que defini¨® los primeros discos de Blur, eso s¨ª, cambiando la exaltaci¨®n del paisaje de las playas y acantilados de Dover por la idea de las playas y acantilados de Dover como lugar en el que desembarcan las pateras llegadas desde Calais. Del jubileo de la Reina al carnaval de Notting Hill. This is England, no The Crown. Esa tendencia contin¨²a en el largo, con la colaboraci¨®n de nuevas voces del hip hop ingl¨¦s como Octavian en la deliciosamente resacosa ¡®Friday the 13th¡¯ o de Skepta junto al fallecido Toni Allen ¡ªicono del afrobeat y compa?ero de Albarn en el proyecto The Good The Bad and The Queen¡ª en ¡®How far?¡¯, el mejor corte de los incluidos en la versi¨®n deluxe del disco.

Pero Damon Albarn sabe ya a estas alturas que Gorillaz es demasiado grande como para nutrirse solo de su pasi¨®n por la novedad. A jugar, a Mal¨ª. As¨ª, por cada ejercicio adhesivo de afropop, como ¡®Desol¨¦¡¯, el tema junto a Fatoumata Diawara, hay uno junto a alg¨²n mito al que podr¨ªan reconocer en El Corte Ingl¨¦s. Este puede llamarse Robert Smith y se le puede escribir un tema house pop que recuerda a su ¡®The Caterpillar¡¯ (¡®Strange Timez¡¯) o Elton John, al que se invita a cantar junto al rapero 6LACK en ¡®The Pink Phantom¡¯, una fascinante chaladura a medio camino entre el trap y Meat Loaf. Imagine a C. Tangana junto a Raphael.

En algunos cortes, Damon decide hacer algo que remite a la idiosincrasia del invitado, como en ¡®The Valley Of Pagans¡¯, en el que aparece Beck, o en ¡®Aries¡¯, en el que Peter Hook se explaya junto a Georgia en la cosa m¨¢s New Order que ha grabado en tiempo. En otros, todo lo contrario. St. Vincent se convierte en diva new wave en ¡®Chalk Table Towers¡¯ ¡ªlo m¨¢s britpop que ha grabado Albarn fuera de Blur¡ª y el anta?o circunspecto rapero Schoolboy Q hace lo que puede en ese corte de funk de dibujos animados que es ¡®Pac Man¡¯.

Se ha escrito mucho sobre lo coherente que suena todo, a pesar de ser casi todo de padres y madres distintos. Pero lo cierto es que no es as¨ª. El ¨²nico nexo que encontramos es que todo parece depender de lo que haya desayunado Damon Albarn. No es necesario m¨¢s. De hecho, Gorillaz ya nos han dado m¨¢s de lo que esper¨¢bamos. La coherencia solo se busca cuando algo falla. Y aqu¨ª casi nada lo hace.