Una interpretaci¨®n (parcial) de la historia

Las instituciones p¨²blicas se vieron colapsadas y paralizadas, y dejaron de ser una referencia de la sociedad para ser un chivo expiatorio de la ciudadan¨ªa¡±. Este es el diagn¨®stico que Rub¨¦n Juste hace de las consecuencias de las pol¨ªticas desregulatorias y neoliberales impulsadas en su d¨ªa por Thatcher y Reagan, origen de las desigualdades y la crisis global en que hoy se devana nuestro mundo. Como consecuencia de la p¨¦rdida de identidad de los antiguos poderes (una alianza corrupta entre el...

Las instituciones p¨²blicas se vieron colapsadas y paralizadas, y dejaron de ser una referencia de la sociedad para ser un chivo expiatorio de la ciudadan¨ªa¡±. Este es el diagn¨®stico que Rub¨¦n Juste hace de las consecuencias de las pol¨ªticas desregulatorias y neoliberales impulsadas en su d¨ªa por Thatcher y Reagan, origen de las desigualdades y la crisis global en que hoy se devana nuestro mundo. Como consecuencia de la p¨¦rdida de identidad de los antiguos poderes (una alianza corrupta entre el Estado y las grandes corporaciones econ¨®micas), Juste demanda un nuevo contrato social que devuelva la legitimidad perdida a las instituciones que rigen la convivencia. As¨ª puede resumirse su documentado estudio sobre la nueva clase dominante, en el que viene a demostrar que el antiguo r¨¦gimen ha perecido, incluso si no lo saben sus valedores, pero todav¨ªa no sabemos bien de qu¨¦ forma ser¨¢ sustituido.

Su narraci¨®n comienza con la conquista de Am¨¦rica y la identificaci¨®n de Col¨®n y la reina Isabel como pioneros de un esp¨ªritu emprendedor animado, como es habitual, por el motor del lucro. Reconozco el atractivo de la descripci¨®n, que le sirve para iniciar un peculiar recorrido hist¨®rico de la evoluci¨®n del capitalismo que en la misma portada del volumen se identifica abusivamente con la historia del poder. Pues no deja de ser un reduccionismo atribuir, casi exclusivamente, los empe?os y fatigas de la colonizaci¨®n a la avaricia del Homo economicus. La comparaci¨®n que hace del juego del Monopoly con el devenir del sistema hasta que Fukuyama declar¨® el fin de la historia es desde luego brillante, pero se echan a faltar otras motivaciones y m¨¦todos, patentes en la sucesi¨®n de conflictos que han conducido a la humanidad hasta las actuales tribulaciones. La historia del poder no se puede narrar sin la historia de la fuerza.

Especialmente interesantes son sus comentarios sobre BlackRock y Black?stone, dos gigantes financieros

Tras un centenar de p¨¢ginas, dedicadas a demostrar la alianza entre las grandes corporaciones empresariales y los Estados como modelo nuclear de la sociedad pol¨ªtica occidental, el autor se adentra en un documentado an¨¢lisis de las tendencias del desorden social ahora imperante. Es ah¨ª donde sobresalen sus mejores dotes de investigador y ensayista, cuyo principal atractivo es la pasi¨®n reconocible que pone en una prosa transparente, eficaz y desinhibida. Tanto es as¨ª que en la introducci¨®n al libro anuncia que trata ¡°de abordar, de forma sucinta, la historia de los ¨²ltimos 500 a?os del calendario universal¡±. Empe?o tan elogiable como dif¨ªcil de coronar.

Soci¨®logo de formaci¨®n y consultor pol¨ªtico de profesi¨®n, Rub¨¦n Juste deslumbr¨® a la opini¨®n p¨²blica hace unos a?os con un provocador libro sobre el Ibex 35. La nueva clase dominante contin¨²a por la misma senda y ofrece informaciones dignas de atenci¨®n en lo que se refiere a la influencia de los grandes fondos de inversi¨®n en la estructura econ¨®mica de nuestro pa¨ªs. Especialmente interesantes resultan sus comentarios sobre Black?Rock y Blackstone, los dos gigantes financieros que determinan gran parte del flujo inversor en las Bolsas occidentales. En Espa?a, BlackRock es el primer accionista del Santander, ?BBVA y Telef¨®nica, entre otros. Black?stone tiene una presencia determinante en las inversiones inmobiliarias, incluidas las privatizaciones de viviendas p¨²blicas que han generado tantos conflictos sociales.

Asesor como ha sido de Podemos, conoce bien los fundamentos, las causas y las consecuencias del populismo pol¨ªtico, que no es una peculiaridad de la izquierda como los ap¨®stoles del Brexit y Donald Trump se han encargado de demostrar. Advierte que esta manera de conducir a las masas, basada tantas veces en el ego¨ªsmo y el odio, puede extenderse a las relaciones empresariales. Y asoma en su libro una veta moralista y hasta una sospecha conspirativa cuando asegura que la ¡°desregulaci¨®n de las actividades sexuales, sociales, econ¨®micas y pol¨ªticas¡± se ha visto favorecida por la alianza entre empresarios tecn¨®logos e inversores. Frente a una sociedad desestructurada, hu¨¦rfana de referencias y en la que la precariedad laboral, la desigualdad econ¨®mica y el imperialismo tecnol¨®gico son rasgos dominantes, reclama casi como cuesti¨®n de principios la respuesta del movimiento feminista, aunque no explicita mucho al respecto.

La denuncia de Juste se resume en la afirmaci¨®n, que comparto, de que ni el Estado actual ni las empresas tradicionales est¨¢n preparados para afrontar las necesidades de la sociedad emergente, conducida por la nueva clase dominante de los tecn¨®logos, aliados con el capitalismo financiero. En el ep¨ªlogo de la obra ofrece algunas soluciones posibles, cuyo enunciado es sin embargo de una generalidad poco fruct¨ªfera. Aboga por la creaci¨®n de nuevas instituciones, aunque no sabemos cu¨¢les, y reclama una actitud cooperativa y pol¨ªticas p¨²blicas que hagan frente al individualismo rampante. Identifica a este simb¨®licamente con el legado de los Ramones y el movimiento punk rock, aunque muchos creyeran m¨¢s en los Sex Pistols. No es seguro en cualquier caso que ese sea el ¨¢rbol geneal¨®gico en el que se miran los mileniales. Por lo dem¨¢s, el libro est¨¢ tan bien escrito y transmite tanta honestidad intelectual que corre el peligro de convertirse en un nuevo manual de uso para entender lo que nos pasa, cuando lo que nos pasa es que no sabemos entenderlo. Ese es su encanto y su atractivo, que desaf¨ªa a las capacidades cr¨ªticas del lector.