El asesinato del amigo invisible
La parvedad y escasez de las reuniones navide?as ha acabado con aquella estrategia generalizada por la que cada quien solo regalaba al que le tocaba en suerte
A estas alturas de las entra?ables fiestas, las br¨¢cteas antes escandalosamente rojas de la poinsetia (Euphorbia pulcherrima; flor de Pascua en Espa?a, nochebuena en M¨¦xico, estrella federal en Argentina) que alguien coloc¨® sobre la mesita junto a mi sill¨®n de orejas est¨¢n francamente chuchurr¨ªas o, peor, en sus ¨²ltimos momentos. Reconozco que alguna vez he vaciado en la tierra que la alimentaba los posos de un reconfortante ?Johnny Walker, pero debe de haber algo m¨¢s para un deterioro tan r¨¢pido. Quiz¨¢s el virus se haya cebado con ella y, gracias a eso, me est¨¦ librando de la infecci¨®n...
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1. Planta
A estas alturas de las entra?ables fiestas, las br¨¢cteas antes escandalosamente rojas de la poinsetia (Euphorbia pulcherrima; flor de Pascua en Espa?a, nochebuena en M¨¦xico, estrella federal en Argentina) que alguien coloc¨® sobre la mesita junto a mi sill¨®n de orejas est¨¢n francamente chuchurr¨ªas o, peor, en sus ¨²ltimos momentos. Reconozco que alguna vez he vaciado en la tierra que la alimentaba los posos de un reconfortante ?Johnny Walker, pero debe de haber algo m¨¢s para un deterioro tan r¨¢pido. Quiz¨¢s el virus se haya cebado con ella y, gracias a eso, me est¨¦ librando de la infecci¨®n, qui¨¦n sabe, la Red est¨¢ llena de conjeturas, supersticiones y sugerencias, y un d¨ªa nos dicen una cosa y al siguiente la contraria. Jorge Lozano, por ejemplo, mi semi¨®logo canario favorito (un d¨ªa una calle de La Palma llevar¨¢ su nombre), me recuerda (indirectamente) en una entrevista que este a?o se conmemora el aniversario de la muerte de Napole¨®n (¡°exhalando el m¨¢s poderoso aliento de vida que haya agitado nunca la arcilla humana¡±, como escribi¨® el entregado Chateaubriand); y en un art¨ªculo, el mismo Lozano cita al microsoci¨®logo Erving Goffman, que afirma que ¡°m¨¢s que a una familia o club, m¨¢s que a una clase o sexo, m¨¢s que a una naci¨®n, el individuo pertenece a las reuniones¡±. No s¨¦ lo que opinar¨ªa Marx de esa frasecilla vibrante de semioticidad, pero los confinamientos nos han demostrado lo mucho que echamos de menos las reuniones: sobre todo ahora, cuando se han reducido al m¨ªnimo y somos muchos los que estamos aquejados del s¨ªndrome de la caba?a, como aquel que, en sus manifestaciones m¨¢s extremas y agresivas, sufren el estudiante Rask¨®lnikov (en Crimen y castigo, cap¨ªtulo 3 de la segunda parte) o el novelista Jack Torrance (Jack Nicholson) en El resplandor, de Kubrick. La parvedad y escasez de las reuniones navide?as (que, para colmo, hubo quien las celebr¨® en pijama o ch¨¢ndal, qu¨¦ horror) tambi¨¦n han ocasionado como efecto colateral no deseado la desaparici¨®n (m¨¢s bien asesinato) del ¡°amigo invisible¡±, aquella estrategia generalizada tras la gran recesi¨®n de 2008 por la que cada quien (el amigo invisible) solo regalaba al que le tocaba en suerte, y se evitaba el car¨ªsimo potlatch de agasajar a todos: y es que hubo a?os en los que uno ten¨ªa que adquirir casi una biblioteca para que todos tuvieran su regalo. En fin, que no hay virus que por bien no venga, Dios me perdone.
2. Aniversarios
Es ¡°una verdad universalmente aceptada¡± (Austen) que las p¨¢ginas culturales de los peri¨®dicos y los suplementos literarios (los que quedan, que, ay, ya van siendo menos) no descansan nunca. Las ¨²ltimas semanas hemos asistido, urbi et orbi, a la publicaci¨®n de las listas de los ¡°mejores¡± libros del a?o, un juego no tan inane como puede parecer: pregunten a los libreros c¨®mo van las ventas de, por ejemplo, Un amor, de Sara Mesa (Anagrama), despu¨¦s de que varios medios la eligieran mejor novela del a?o. Ahora llega el momento de anunciar los aniversarios literarios de 2021 (para los chinos, el ¡°a?o del buey¡±): un no-bisiesto en el que, por solo citar a los que m¨¢s me interesan, hace 200 a?os nacieron Baudelaire, Dostoievski y Flaubert ¡ªcasi nada¡ª; y hace 100, Patricia Highsmith, Stanislaw Lem, Georges Brassens, y muri¨® la enorme (en todos los sentidos) Emilia Pardo-Baz¨¢n. Tambi¨¦n ¨¦ste es el a?o en el que las obras de Hoyos y Vinent, Besteiro, Companys y Aza?a (todos muertos en 1940: los dos primeros en la c¨¢rcel, el tercero apiolado y el ¨²ltimo en el exilio) pasan a dominio p¨²blico; en el que se conmemora el 40? aniversario de la ley Lang ¡ªla que consagr¨® el precio fijo del libro y cre¨® escuela¡ª; y, ya puestos, en el que se celebrar¨¢ (si dejan) el 150? aniversario de la Comuna de Par¨ªs, el primer intento serio de crear un no-Estado aboliendo el Estado (ver, en Lenin, El Estado y la revoluci¨®n; Alianza). Que los celebre a gusto.
3. Bergson
Este es tambi¨¦n el a?o en el que se conmemora el 80? aniversario de la muerte, en enero, de sendos colosos del modernismo que tienen bastante en com¨²n (adem¨¢s de ser ambos hijos de madre irlandesa): Henri Bergson (d¨ªa 4) y James Joyce (d¨ªa 13). Ya se sabe que la intuici¨®n de la dur¨¦e (la duraci¨®n) fue el pilar de la filosof¨ªa del tiempo y de la memoria del franc¨¦s: frente al tiempo homog¨¦neo y parcelable de los cient¨ªficos, la duraci¨®n bergsoniana es el tiempo experimentado por la conciencia, de manera esencialmente continua y que, sin embargo, no cesa de variar: algo que explorar¨ªa William Faulkner, para quien el pasado nunca acaba de pasar (por eso ¡°la memoria cree antes de que el conocimiento recuerde¡±, como dice el narrador de Luz de agosto). Esta idea del tiempo y de la memoria, que fascin¨® primero a Marcel Proust, est¨¢ en la base de la concepci¨®n modernista de la conciencia y su relaci¨®n con la experiencia, tal como puede apreciarse en, por ejemplo, La se?ora Dalloway, de Virginia Woolf, o en el Ulises, ese ¡°poema de la percepci¨®n¡±, como lo llam¨® don Antonio Machado. Por cierto que mi primer contacto con el pensamiento de Bergson tuvo lugar indirectamente, mediante el libro La filosof¨ªa de Henri Bergson, que recoge la serie de conferencias que le dedic¨® en 1916 el entonces neokantiano Manuel Garc¨ªa Morente con motivo de la estancia del fil¨®sofo franc¨¦s en la Residencia de Estudiantes: all¨ª se public¨® la primera edici¨®n del libro, luego reeditado en la colecci¨®n Austral. Por lo dem¨¢s, la mejor y m¨¢s directa introducci¨®n al pensamiento de Bergson sigue siendo la estupenda antolog¨ªa Memoria y vida (textos escogidos por Gilles Deleuze), publicada por Alianza en su colecci¨®n de bolsillo.