El reverso de la noticia
Sandra Ferr¨²s pone al espectador en la piel de una mujer cuya vida se desmorona tras la difusi¨®n de un v¨ªdeo sexual
?Qu¨¦ har¨ªa usted si le enviaran un v¨ªdeo en el que su mejor amiga o amigo aparece en pleno acto sexual? ?O su hermana, su vecino, la panadera? ?Lo ver¨ªa? ?Lo eliminar¨ªa? ?Lo guardar¨ªa por si acaso? Son preguntas que vienen a la mente viendo La panadera, obra escrita, dirigida e interpretada por Sandra Ferr¨²s, protagonizada por una mujer felizmente casada y con dos hijos cuya vida se desmorona por la difusi¨®n de un v¨ªdeo que ella misma grab¨® 15 a?os atr¨¢s con una pareja anterior a su marido. Las preguntas surgen porque la...
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?Qu¨¦ har¨ªa usted si le enviaran un v¨ªdeo en el que su mejor amiga o amigo aparece en pleno acto sexual? ?O su hermana, su vecino, la panadera? ?Lo ver¨ªa? ?Lo eliminar¨ªa? ?Lo guardar¨ªa por si acaso? Son preguntas que vienen a la mente viendo La panadera, obra escrita, dirigida e interpretada por Sandra Ferr¨²s, protagonizada por una mujer felizmente casada y con dos hijos cuya vida se desmorona por la difusi¨®n de un v¨ªdeo que ella misma grab¨® 15 a?os atr¨¢s con una pareja anterior a su marido. Las preguntas surgen porque la obra consigue realmente que nos pongamos en la piel de esa mujer. Sentimos su zozobra, la rabia, la verg¨¹enza, la culpa, el miedo por sus hijos, la angustia. Toda una paleta de sentimientos a los que Ferr¨²s va dando salida a lo largo de la funci¨®n ensamblando diferentes situaciones con ritmo y perfecta progresi¨®n dram¨¢tica: sesiones con su psic¨®loga, conversaciones con su marido o su padre, recuerdos, pesadillas.
El principio de la funci¨®n suena un tanto prosaico. Es el peligro de este tipo de obras tan pegadas a la realidad del momento: pueden quedarse solo en la an¨¦cdota. Pero no es el caso. Poco a poco va cobrando vuelo gracias a ese despliegue de emociones con el que nos envuelve Ferr¨²s. Asistimos a su desarrollo como si nos hubieran abierto un agujero en la pared de la casa de esa mujer y otro en el gabinete de su psic¨®loga. Es el gran valor de este espect¨¢culo, reforzado por la intimidad que proporciona el lugar donde se representa, la peque?a Sala de la Princesa del teatro Mar¨ªa Guerrero. Funciona como el reverso de esas noticias que se repiten peri¨®dicamente en la prensa sobre personas que llegan hasta el suicidio por situaciones como la que plantea la obra. Las mayores perjudicadas suelen ser mujeres, algo que Ferr¨²s no pasa por alto en el montaje. ?Ser¨ªa tan devastador para esa familia si el que apareciera en el v¨ªdeo fuera el marido con una antigua novia?
El otro gran valor de la funci¨®n son sus int¨¦rpretes. Ferr¨²s transita con mucha verdad de la rabia al dolor o la verg¨¹enza. Martxelo Rubio expresa con variados matices las contradicciones del marido. Susana Hern¨¢ndez compone una psic¨®loga a la que dan ganas de pedirle cita y emociona especialmente cuando interpreta a la madre. El¨ªas Gonz¨¢lez nos hace odiar de nuevo a los chulos de nuestro instituto. Y nadie dudar¨ªa en dejarse aconsejar sobre cualquier cosa por ese padre venido del campo al que da vida C¨¦sar Cambeiro. Los hijos no aparecen en escena, pero se les siente todo el tiempo en el cuerpo y las palabras de su madre.
La panadera. Texto y direcci¨®n: Sandra Ferr¨²s. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Madrid. Hasta el 7 de marzo.