Maestro de las minucias que retratan el mundo
Los cuentos del escritor brit¨¢nico David Constantine, escasamente traducido al espa?ol hasta ahora, est¨¢n escritos en una prosa precisa, exigente e inventiva que emplea para diseccionar la vida cotidiana
David Constantine (Salford, England, 1944) es un escritor apenas traducido al idioma espa?ol. Ha sido profesor de Lengua y Literatura Alemanas en diversas universidades y especialmente en Oxford, donde reside. Ha traducido del alem¨¢n a H?lderlin, Brecht, Goethe, Heinrich von Kleist, y del franc¨¦s, a Henri Michaux o Philippe Jaccottet. Su prosa narrativa es tan precisa y exigente como inventiva, siempre al servicio de un relato de la vida normal y corriente del que el Times Literary Supplement ha dicho que e...
David Constantine (Salford, England, 1944) es un escritor apenas traducido al idioma espa?ol. Ha sido profesor de Lengua y Literatura Alemanas en diversas universidades y especialmente en Oxford, donde reside. Ha traducido del alem¨¢n a H?lderlin, Brecht, Goethe, Heinrich von Kleist, y del franc¨¦s, a Henri Michaux o Philippe Jaccottet. Su prosa narrativa es tan precisa y exigente como inventiva, siempre al servicio de un relato de la vida normal y corriente del que el Times Literary Supplement ha dicho que es ¡°una mezcla fuera de lo com¨²n de lo exquisito y lo cotidiano¡±. Conviene advertir que no hay una sola pincelada de retrato costumbrista en sus cuentos, sino un trabajo de precisi¨®n para mostrar lo esencial y universal de las gentes corrientes que pueblan la vida, lo que consigue por medio de una construcci¨®n y expresi¨®n literarias depuradas a las que carga de sentido y trascendencia. Constantine pertenece a esa clase de narradores que lo f¨ªan todo a la precisi¨®n de la escritura. Escribe con la eficiencia y seguridad del cirujano que se adentra en un cuerpo y as¨ª es como se introduce en un espacio bien conocido para encontrar lo que de misterioso y escondido tiene la vida corriente de las personas. Yo le calificar¨ªa de ¡°maestro de las minucias que retratan el mundo¡±. Su exigente escritura es un modelo de uso de la sugerencia que gratificar¨¢ al lector perspicaz y sensible. Es verdad que su potente imaginario llega tarde a nuestro pa¨ªs, pero ya sabemos que nunca es tarde si la dicha es buena.
El libro que comentamos es una selecci¨®n de sus cuentos. El primero de ellos, y el que da t¨ªtulo al libro, es un relato construido sobre unos h¨¢biles cambios de perspectiva de una pareja de la tercera edad. El cuento mezcla voces, pensamientos y actitudes para ilustrar y ahondar en el reducido mundo de una vejez rutinaria. En este momento de sus vidas, ¨¦l se preocupa de recordar lo que considera ¡°su¡± momento de excelencia tanto para regodearse como para apoyarse y justificarse en ¨¦l y por ¨¦l. Ella, en cambio, es m¨¢s pragm¨¢tica y terrena: quiere ordenar su experiencia y tenderse sobre ella para echar una siesta agradable, siempre interrumpida por la incomprensi¨®n que revela la distancia que su vida ha puesto entre ambos. El nudo del recuerdo que toma forma entre ambos me recuerda a mi vez el verso prodigioso de C¨¦sar Vallejo: ¡°Ese no puede ser, sido¡±.
De entre los cuentos que componen el volumen, todos de excelente factura, yo destacar¨ªa algunos, por ejemplo, ¡®La fuerza necesaria¡¯. Abre el relato con Judith, una mujer afectada por una lesi¨®n en la cadera, insatisfecha con su vida y su pareja, que desear¨ªa tener la fuerza necesaria para cambiar de lugar y que se siente esclava de su desgracia f¨ªsica, sobre la que apoya su sensaci¨®n de impotencia, de vida acabada. Vive en un lugar llamado Acha con su marido, un artista que disfraza su indolencia de cobard¨ªa. Un caballo blanco que ronda la casa la agobia, la asusta incluso. Se siente y vive incapacitada por su lesi¨®n, hasta que el animal, poderoso y lleno de vida, la acosa; entonces el miedo la paraliza. Pero el autor, con habilidad de malabarista, hace un juego de manos magistral, huyendo de ¨¦l, queda bajo el caballo, a su merced, y la perspectiva cambia: la calidez del animal la acaricia, percibe su acercamiento, se aferra a sus crines, se levanta, se recoloca la cadera y echa a andar. El poder¨ªo del caballo (ahora a su favor, ya no lo teme) le muestra la fuerza necesaria para cambiar su destino.
Muchos de los relatos abrigan un s¨ªmbolo que es el que otorga profundidad de campo y da sentido a la cotidianeidad. El caballo en el relato anterior, la casa bajo la autov¨ªa en ¡®El se?or Carlton¡¯ o el cuadro en ¡®T¨¦ en el hotel Midland¡¯, un relato admirable del vaciamiento de una relaci¨®n. En otro, ¡®La p¨¦rdida¡¯, se narra la conciencia de p¨¦rdida del alma que un profesional triunfador descubre inesperadamente. ¡®La majada¡¯ es un elaborado ejercicio de ambig¨¹edad donde el encuentro de una mujer con el narrador da paso a una imaginaria relaci¨®n entre ambos en la que el cambio de sujetos entre el narrador y el amante de ella da pie a un fascinante encuentro con la realidad. En ¡®Con fuerzas para ayudar¡¯, Arthur Barrow, archivero de un hospital, es un solitario amante de la poes¨ªa, falto de alicientes en su d¨ªa a d¨ªa hasta que recibe la visita de una entrevistadora y ante ella larga su vida como si se liberase de la soledad; es una bell¨ªsima oda a la necesidad de comunicarse en la persona de un poeta que no da a conocer sus versos m¨¢s que a s¨ª mismo en voz alta.
El relato m¨¢s largo, ¡®Al pie de la represa¡¯, es un perturbador desarrollo de una relaci¨®n a tres entre un artista condenado a no llegar a ser el artista que so?¨® ser, su compa?era y un tercero, un alumno de ella que acaba por ocupar el sitio del primero. Es la soberbia representaci¨®n de un encuentro imposible entre el ideal y la realidad. Todos y cada uno de los cuentos son una lecci¨®n de literatura sugerentemente expresiva de c¨®mo lograr que lo verdaderamente importante sea lo que no se dice de modo expreso.