Elogio de la incontinencia

El universo l¨ªrico de Madlib, productor californiano de hip-hop que, harto de su voz, decidi¨® dejar de rapear, giraba en torno al mismo ¨²nico tema que, aparentemente, su vida: los discos. Es una obsesi¨®n sostenida: cuando entr¨® en escena a finales del siglo pasado, aport¨® un nuevo sentido, enciclop¨¦dico y ecl¨¦ctico, al arte del sampleo. Es capaz de localizar y extraer material viejo para nuevas creaciones de casi cualquier umbr¨ªo lugar de la m¨²sica popular: jazz independiente, rock...

El universo l¨ªrico de Madlib, productor californiano de hip-hop que, harto de su voz, decidi¨® dejar de rapear, giraba en torno al mismo ¨²nico tema que, aparentemente, su vida: los discos. Es una obsesi¨®n sostenida: cuando entr¨® en escena a finales del siglo pasado, aport¨® un nuevo sentido, enciclop¨¦dico y ecl¨¦ctico, al arte del sampleo. Es capaz de localizar y extraer material viejo para nuevas creaciones de casi cualquier umbr¨ªo lugar de la m¨²sica popular: jazz independiente, rock alem¨¢n, ritmos brasile?os, africanos, dub, funk¡­ Madlib da la impresi¨®n de tener una colecci¨®n tan inagotable como legendaria es su capacidad para generar loops; una m¨ªtica incontinencia que ¨¦l mismo se encarga de alimentar en sus escasas entrevistas.

Este disco nace del intento de ordenar una peque?a parte de ese ingente material. El m¨²sico electr¨®nico Four Tet venci¨® las reticencias que hacen de Madlib uno de los personajes m¨¢s hoscos e inescrutables del negocio para acceder a sus archivos y, durante dos a?os, ordenar, arreglar y presentar la m¨²sica de aqu¨¦l en una secuencia que evoca, en su morosidad y cadencia, la sesi¨®n de un DJ. El resultado recuerda a una versi¨®n m¨¢s pulida de los discos en solitario firmados por el rapero y agrupados en los proyectos Beat Konducta (2005-2010) y Madlib Medicine Show (2010-2012), en los que beats con apariencia de descartes se alternaban con sus jugueteos de esforzado instrumentista con el lenguaje del free jazz.

Aunque es dif¨ªcil saber qui¨¦n ha hecho qu¨¦, es inevitable pensar que decisiones como el acabado amable con guitarra espa?ola de ¡®Latino Negro¡¯ se deben a Four Tet, cuya obra reciente se ha ido despojando de su tendencia previa a experimentar. La selecci¨®n de piezas prestadas solo puede ser cosa de Madlib, alguien capaz de picar de fuentes tan alejadas como el pospunk de Young Marble Giants (¡®Dirtknock¡¯), el soul dulce de The Ethics (¡®Road of the Lonely Ones¡¯) o la banda de S?o Paulo Quartab¨º (¡®One for Quartab¨º / Right Now¡¯). Hay un homenaje al productor J Dilla (1974-2006), con quien firm¨® una brillante colaboraci¨®n en sus inicios, pero no a MF DOOM, rimador fallecido el a?o pasado, junto al que Madlib concibi¨® su gran obra maestra, Madvillain (2004). Es tentador contemplar la melancol¨ªa que empapa Sound Ancestors a la luz de esas p¨¦rdidas y del sombr¨ªo nihilismo que impregna el rap reciente m¨¢s interesante.

El m¨²sico californiano public¨® tambi¨¦n hace un par de meses Pardon My French, ¨¢lbum que se encuadra en la parte tocada de su discograf¨ªa. Madlib lleva un par de d¨¦cadas jugando al despiste con la invenci¨®n de bandas y m¨²sicos ficticios para dar salida a su faceta de instrumentista. En este caso, se trata de The Jahari Massamba Unit, uno de cuyos miembros es, al menos, real: el bater¨ªa Karriem Riggins, otro habitante de la frontera entre el jazz y el hip-hop. Madlib tiene decenas de registros de este tipo, pero ninguno tan redondo como este, seguramente gracias a las aportaciones de Riggins, que atan en corto la dispersi¨®n del l¨ªder, que improvisa con el resto de los instrumentos. La est¨¦tica de estas composiciones, con t¨ªtulos como ¡®Je prendrai le Roman¨¦e-Conti (putain de Leroy)¡¯ o ¡®Riesling pour Robert¡¯, propios de un esnob del vino, remite al jazz subterr¨¢neo de los a?os setenta.