Los ¨¢ngeles mudan la pluma
La compa?¨ªa vasca Kulunka habla en ¡®Quitamiedos¡¯ de la muerte y del m¨¢s all¨¢ con un sentido del humor ¨¢cido pero tierno
El n¨²mero de ¨¢ngeles es finito, como el de bitcoins, pues al contrario que los hombres y el dinero fiduciario, los mensajeros de Dios no nacen, ni se reproducen ni mueren. En Quitamiedos, comedia de Kulunka Teatro que se representa en La Abad¨ªa, I?aki Rikarte, su autor y director, especula sobre la relaci¨®n entre un hombre mortalmente accidentado y su ¨¢ngel custodio. ...
El n¨²mero de ¨¢ngeles es finito, como el de bitcoins, pues al contrario que los hombres y el dinero fiduciario, los mensajeros de Dios no nacen, ni se reproducen ni mueren. En Quitamiedos, comedia de Kulunka Teatro que se representa en La Abad¨ªa, I?aki Rikarte, su autor y director, especula sobre la relaci¨®n entre un hombre mortalmente accidentado y su ¨¢ngel custodio. Esta incursi¨®n primera en el teatro de texto de la probablemente m¨¢s cosmopolita de las compa?¨ªas vascas tantea temas como la muerte y la creencia en el m¨¢s all¨¢ combinando el suspense con un sentido del humor ¨¢cido pero tierno.
El montaje arranca in media res, en un punto negro donde se ha producido un terrible accidente de carretera. All¨ª coinciden el conductor, que ha remontado el precipicio por donde se despe?¨® agarr¨¢ndose a las pe?as con u?as y dientes, y alguien, muy parecido a ¨¦l f¨ªsicamente, que le trae un ramo de flores. Rikarte confecciona una hip¨®tesis sugerente sobre lo que aguarda a los reci¨¦n fallecidos, a la que damos cr¨¦dito en el terreno de la ficci¨®n gracias a que Luis Moreno y Jes¨²s Barranco se sumergen en los personajes que interpretan a pulm¨®n, como pescadores de coral. El desconcierto del hombre accidentado, su fragilidad adolescente, su apego a las cosas materiales, aun cuando ya de nada le son ¨²tiles, prenden bien en la mecha de Moreno, que lleva a su personaje org¨¢nicamente desde el aturdimiento a la toma de conciencia y la aceptaci¨®n de lo sucedido, pasando por la negaci¨®n y la ira. Barranco labra el car¨¢cter y la figura del ¨¢ngel custodio con la pericia minuciosa de quien talla una catedral en una cabeza de alfiler. Por perfil y complexi¨®n, la presencia de este actor evoca la de un joven John Gielgud. No tienen desperdicio su construcci¨®n del personaje ni sus cambios de registro.
He visto la funci¨®n en dos ocasiones, con 14 meses de distancia: en una, los int¨¦rpretes volaron como las manos de Valentina Lisitsa sobre el teclado. Ikerne Gim¨¦nez ha creado un espacio esc¨¦nico donde lo real y lo po¨¦tico se entrecruzan, como en el texto. Las ilustraciones sonoras de Luis Miguel Cobo acent¨²an la extra?eza del relato. El giro final, melodram¨¢tico, no es coherente con alguna de las cosas que el ¨¢ngel ha ido haciendo con anterioridad, pero no agria el sabor excelente que el espect¨¢culo deja.
Quitamiedos. Texto y direcci¨®n: I?aki Rikarte. Teatro de La Abad¨ªa. Madrid. Hasta el 14 de marzo.