?Hasta siempre, 15-M!

El diario The Guardian, entre la atenci¨®n expectante de los m¨¢s importantes medios de comunicaci¨®n internacionales, lo calific¨® como ¡°el acontecimiento pol¨ªtico m¨¢s importante [en Espa?a] desde la muerte de Franco¡±. El movimiento 15-M cumple ahora sus primeros 10 a?os de vida. ?Qu¨¦ queda de ¨¦l? Con motivo de ello aparecen distintos libros que profundizan en lo que fue (...

El diario The Guardian, entre la atenci¨®n expectante de los m¨¢s importantes medios de comunicaci¨®n internacionales, lo calific¨® como ¡°el acontecimiento pol¨ªtico m¨¢s importante [en Espa?a] desde la muerte de Franco¡±. El movimiento 15-M cumple ahora sus primeros 10 a?os de vida. ?Qu¨¦ queda de ¨¦l? Con motivo de ello aparecen distintos libros que profundizan en lo que fue (15M. El tiempo de las plazas); memorias que repasan c¨®mo lo vio y c¨®mo particip¨® quien las escribe (Memorias y libelos del 15M); alguna novela que, adem¨¢s de intentar divertir, contextualiza el momento en que lo vivi¨® Madrid (Los invertebrados); que lo insertan en un conjunto de movilizaciones en todo el mundo, entre ellas en el otro gran polo de indignaci¨®n, Nueva York (El tiempo de la revuelta); y, por fin, que analizan los pros y los contras de aquel gran shock fundamentalmente juvenil (aunque no solo) que, al tiempo que se desarrollaba, ve¨ªa c¨®mo la derecha tradicional venc¨ªa, primero en las elecciones municipales y luego en las generales, como si el voto fuese una especie de reacci¨®n inversa a la ira de la calle, con dos l¨®gicas paralelas y confrontadas (Tras la indignaci¨®n).

Recordemos. En febrero de 2011, con un paro del 22% de la poblaci¨®n activa y un paro juvenil del 47% que arruinaba las expectativas materiales y emocionales de una generaci¨®n, un peque?o grupo de activistas decidi¨® crear un grupo de debate en Facebook y adopt¨® el nombre de Democracia Real Ya. Sin saberlo, hab¨ªa nacido el germen de lo que poco despu¨¦s se llam¨® ¡°el 15-M¡±. Con gran rapidez, cientos de personas fueron adhiri¨¦ndose al grupo en la Red. Poco despu¨¦s decidieron llamar a la acci¨®n, con motivo de las elecciones municipales previstas para mayo de ese a?o, y convocaron una manifestaci¨®n el 15 de mayo, una semana antes de los comicios, bajo el lema de ¡°?Democracia real ya! Toma la calle. No somos mercanc¨ªas en manos de pol¨ªticos y banqueros¡±. Hasta que esa manifestaci¨®n se convirti¨® en acampada, con centenares y centenares de tiendas de campa?a en la Puerta del Sol, los medios de comunicaci¨®n tradicionales, en general, no le hicieron ni caso. La Puerta del Sol se pobl¨® de una multitud armada con carteles, lemas y pancartas autofabricadas; y sobre el suelo inh¨®spito de la plaza gentes an¨®nimas erigieron un campamento tan complejo que funcionaba como una sociedad en miniatura. El trabajo que precisaba la organizaci¨®n de la acampada era voluntario y los v¨ªnculos humanos estaban regidos por los afectos (v¨¦ase el documental Libre te quiero, de Basilio Mart¨ªn Patino).

Todo ello est¨¢ perfectamente explicado en el estupendo libro, en fondo y forma, de la profesora de Historia del Arte Julia Ram¨ªrez Blanco, que analiza c¨®mo el fen¨®meno se desparrama primero por otras muchas ciudades espa?olas y luego por el resto del mundo. El otro lugar en el que los indignados hacen historia es la plaza Zuccotti, al lado de Wall Street, el centro del capitalismo financiero del mundo. A diferencia de Madrid, en Nueva York el campamento, montado a mediados del mes de septiembre de 2011, respondi¨® a una convocatoria. En su primer manifiesto ya surge el lema que prende medi¨¢ticamente con tanta fuerza: ¡°We are the 99%¡± (Somos el 99%), inventado por el antrop¨®logo anarquista David Graeber, inspir¨¢ndose en un art¨ªculo de Joseph Stiglitz sobre ¡°la pol¨ªtica del 1%¡±. Proponiendo que el sujeto colectivo fuese un porcentaje ¡ªla casi totalidad de la poblaci¨®n¡ª buscaba crear una categor¨ªa m¨¢s inclusiva, menos ideologizada, que expresiones m¨¢s tradicionales en la ciencia pol¨ªtica como ¡°proletariado¡± o ¡°pueblo¡±.

La explosi¨®n de la indignaci¨®n es el inicio del tiempo de las revueltas, seg¨²n la catedr¨¢tica de Filosof¨ªa de Roma Donatella Di Cesare. Presentadas frecuentemente por los medios de comunicaci¨®n como eventos ca¨®ticos y escurridizos, las revueltas han devenido en un tema candente en el escenario global: la revuelta irrumpe en todo el mundo, se enciende, se apaga y vuelve a propagarse y atraviesa fronteras, con intermitencia e intensidad. Es parad¨®jico, como dice el ensayista Ernesto Castro, celebrar el d¨¦cimo aniversario de una explosi¨®n de alegr¨ªa como fue el 15-M, con las calles llenas de protestatarios, en esta ¨¦poca coronav¨ªrica en la que las plazas est¨¢n yermas y los espacios p¨²blicos abandonados obligatoriamente por la gente. A destacar, en las memorias de Castro, el cap¨ªtulo dedicado a desmontar de modo inmisericorde la calidad del ensayo ?Indignaos!, del franc¨¦s St¨¦phane Hessel, del que se vendieron en el mundo cientos de miles de ejemplares y que fue presentado como la biblia de los movilizados.

El campamento de Madrid es una especie de retru¨¦cano del centralismo madrile?o: la capital de Espa?a es Madrid, en el centro de Madrid est¨¢ la Puerta del Sol, y en el centro de la Puerta del Sol comenzaron a instalar los indignados las primeras tiendas de campa?a. Es aquel Madrid, una semana antes del 15-M, el que refleja con estilo burl¨®n Gast¨®n Segura en su novela, creando un contexto geogr¨¢fico y de costumbres, complementario del resto de los textos.

Por sus contenidos, a veces con matices diferentes al ser el libro que coordina la profesora Cristina Monge y otros tres soci¨®logos de la Universidad de Zaragoza un texto colectivo, es este volumen probablemente el m¨¢s pol¨¦mico. Aqu¨¦l con el que el lector m¨¢s discute. Por ejemplo, avanza una pol¨¦mica ¡ªla pol¨¦mica¡ª pos15-M: pasar del momento ¡°?No nos representan!¡± al Gobierno. ?Ten¨ªa sentido que el 15-M se convirtiese en un partido pol¨ªtico o acaso era posible detenerse en el t¨ªtulo de John Holloway ?C¨®mo cambiar el mundo sin tomar el poder? En las asambleas hubo un sentir general de no quererse ensuciar las manos a este respecto: cambiar el mundo sin renunciar al modelo asambleario fue el t¨¦rmino medio mayoritario en la Acampada Sol. Una contradicci¨®n sin salida, porque las propuestas de consenso que finalmente se aprobaron en las asambleas del movimiento se refer¨ªan, entre otros aspectos, a modificaciones legislativas o administrativas: reforma de la ley electoral, supresi¨®n del Senado, etc¨¦tera. Estas medidas s¨®lo se pod¨ªan llevar a cabo si los indignados se presentaban a las elecciones, como un partido m¨¢s del r¨¦gimen del 78. No obstante, el rechazo a la organizaci¨®n partidista form¨® parte del esp¨ªritu del 15-M, que ha atravesado el pensamiento contempor¨¢neo.

Diez a?os despu¨¦s se puede decir que bastantes de las se?ales representativas del 15-M han repercutido de modo central en el espacio pol¨ªtico y social, y han sido ondas expansivas en distintos aspectos de la vida p¨²blica. Ello no significa que alcanzaran sus objetivos finales. Ninguna revoluci¨®n los consigue del todo. Movimientos como el 15-M, que fue apoyado por m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n seg¨²n las encuestas, alimentaron el optimismo de que era posible cambiar las cosas. Aunque ¨¦ste se vio desafiado por algunos de los sucesos posteriores. Pero esa es otra historia.

LECTURAS

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