Ciudad con grietas

Desde hace tiempo, la escritura de Manuel Rico parece centrarse en la reconstrucci¨®n de una memoria espacial, que funciona como punto de encuentro entre la intrahistoria individual y la historia colectiva. Su ¨²ltima entrega resulta sintom¨¢tica de esa intersecci¨®n. Por una parte, hallamos aqu¨ª la educaci¨®n sentimental y el compromiso pol¨ªtico de los hijos de la Transici¨®n; por otra, se consigna el cumplimiento de un ciclo vital que hunde sus ra¨ªces en el ¨¢rbol geneal¨®gico y llega hasta las ramas de la descendencia. Estos dos...

Desde hace tiempo, la escritura de Manuel Rico parece centrarse en la reconstrucci¨®n de una memoria espacial, que funciona como punto de encuentro entre la intrahistoria individual y la historia colectiva. Su ¨²ltima entrega resulta sintom¨¢tica de esa intersecci¨®n. Por una parte, hallamos aqu¨ª la educaci¨®n sentimental y el compromiso pol¨ªtico de los hijos de la Transici¨®n; por otra, se consigna el cumplimiento de un ciclo vital que hunde sus ra¨ªces en el ¨¢rbol geneal¨®gico y llega hasta las ramas de la descendencia. Estos dos n¨²cleos argumentales no act¨²an de manera aislada, sino que unen sus fuerzas gracias a un peculiar tratamiento de la geograf¨ªa po¨¦tica. Convertido en fl?neur de sus recuerdos, el sujeto transita con similar desenvoltura por los enclaves del pret¨¦rito imperfecto (descampados, ¡°casas con patio¡±, almacenes Simago) y por los escaparates de un presente en el que languidecen los centros comerciales.

Si la cr¨®nica generacional de este Cuaderno de historia aparece te?ida por la grisalla tardofranquista, o filtrada por la reconquista de una libertad bajo sospecha (v¨¦ase la evocaci¨®n de la matanza de Atocha en ¡®Atocha 1977¡ä), la confesi¨®n ¨ªntima se concibe como el paseo por un mundo palpitante que los a?os han transformado en arqueolog¨ªa. El coraz¨®n urbano y el cielo del ex??trarradio son, al cabo, manifestaciones de la misma intemperie: la de quien vivi¨® su infancia en un barrio que ya no existe o la de quien reconoce en el Madrid de hoy las huellas de una identidad esquiva. Esa sensaci¨®n de periferia se traslada tambi¨¦n a los poemas que reflejan las relaciones parternofiliales, como ¡®El secreto¡¯, en cuya condensaci¨®n se advierte la resonancia cordial del blues gamonediano (¡°Mi padre / me peg¨® dos veces y muri¨® muy pronto¡±). No obstante, aunque comparezcan las bicicletas BH y el cine de los s¨¢bados, en estas p¨¢ginas la mitolog¨ªa juvenil evoluciona hacia el deslumbramiento de las lecturas formativas o la voluntad de acogerse a sagrado en la biblioteca. El recorrido cronol¨®gico termina con la cuarentena pand¨¦mica de ¡®Encierro y soledad¡¯, una plegaria profana donde el balance del abril m¨¢s cruel contrasta con la esperanza de que el futuro a¨²n tenga porvenir.

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