Una saga familiar adictiva
Celebrada por sus compatriotas Alice Munro y Margaret Atwood, Mazo de la Roche fue una pionera que revolucion¨® la novela canadiense con ¡®Jalna¡¯, reeditada ahora
La literatura canadiense en lengua inglesa se vio obligada a adoptar un papel secundario en el ¨¢mbito de la literatura anglosajona respecto a sus vecinos estadounidenses, que, a su vez, todo hay que decirlo, tambi¨¦n tuvo una posici¨®n secundaria inicialmente con respecto a la literatura europea dominante, hasta que la ¡°generaci¨®n perdida¡± se puso en cabeza de la narrativa en lengua inglesa, precedida por los realistas y naturalistas como Herman Melville, Mark Twain, Ralph Waldo Emerson o Theodore Dreiser, a los que siguieron los narradores-puente entre el siglo XIX y el XX: Henry James, sobre t...
La literatura canadiense en lengua inglesa se vio obligada a adoptar un papel secundario en el ¨¢mbito de la literatura anglosajona respecto a sus vecinos estadounidenses, que, a su vez, todo hay que decirlo, tambi¨¦n tuvo una posici¨®n secundaria inicialmente con respecto a la literatura europea dominante, hasta que la ¡°generaci¨®n perdida¡± se puso en cabeza de la narrativa en lengua inglesa, precedida por los realistas y naturalistas como Herman Melville, Mark Twain, Ralph Waldo Emerson o Theodore Dreiser, a los que siguieron los narradores-puente entre el siglo XIX y el XX: Henry James, sobre todos, m¨¢s Edith Wharton, William Dean Howells o Stephen Crane.
Canad¨¢ no alcanza a mostrar identidad propia hasta que la escritora Mazo de la Roche publica su tercera novela, Jalna, primera de una serie que alcanz¨® millones de ejemplares vendidos a base de contar las vidas de los integrantes de la familia Whiteoak, que dio visibilidad a la narrativa canadiense en ingl¨¦s. En nuestro pa¨ªs, la editorial Aguilar edit¨® la totalidad de la serie en cuatro vol¨²menes y tuvo una amplia repercusi¨®n. Autoras canadienses posteriores, como Margaret Atwood, Alice Munro o Mavis Gallant, todas editadas tambi¨¦n en Espa?a, han reconocido el papel pionero de la autora de las novelas de Jalna.
Mazo Louise Roche, cuyo nom de plume era Mazo de la Roche (Newmarket, 1879-Toronto, 1961), comenz¨® muy pronto, a sus nueve a?os, a concebir historias, y a los 12 public¨® su primer cuento, pero no dar¨ªa a la luz sus dos primeras novelas hasta 1923 y 1925, respectivamente; su escritura segu¨ªa la l¨ªnea rom¨¢ntica en boga de la ¨¦poca, pero la tercera, que fue aceptada por la Athlantic Monthly en 1927, defini¨® su estilo y la convirti¨® en una novelista reconocida. A partir de esta, la autora fue dando a conocer el paso por la vida de los miembros y allegados de la familia Whiteoak a lo largo de 16 novelas, que no siguieron un orden secuencial, sino que contaban la historia de los personajes de manera independiente, con saltos atr¨¢s o adelante a medida que las iba concibiendo a conveniencia, lo que hace que las novelas se puedan leer sin obligaci¨®n cronol¨®gica.
Cuando Mazo de la Roche empez¨® a publicar, las novelas canadienses se aten¨ªan, como he dicho antes, a un romanticismo convencional. De hecho, sus dos primeras novelas responden a ese criterio y no destacan especialmente. Ser¨¢ con Jalna con la que comience realmente su exitosa carrera literaria. El secreto de su aceptaci¨®n por parte de sus lectores sigue vigente. La suya es una escritura sencilla y c¨®mplice, sin dificultad ni experimentos, que fluye con la naturalidad del tiempo que relata. La autora no se interna en las complejidades psicol¨®gicas de sus muy variados personajes porque elige mostrarlos por sus actos, por sus rasgos caracter¨ªsticos, por su modo de instalarse en la vida y actuar.
En consecuencia, el peso del relato lo lleva la mirada de la autora, una mirada penetrante y selectiva que gestiona muy bien las actitudes de los personajes y no solo de ellos: tambi¨¦n del escenario en el que se mueven. Mazo de la Roche es una descriptora de primera. La finca de la familia, enclavada en Ontario, es la ocasi¨®n de mostrar toda la fuerza y belleza de la naturaleza canadiense, y a fe que la aprovecha maravillosamente y al detalle, encuadrando de una manera muy sugestiva y bien imbricada el desarrollo de las pasiones dram¨¢ticas y las emociones m¨¢s simples.
La novela comienza con una descripci¨®n de Jalna y la presentaci¨®n de los personajes. El primero, la abuela Adeline, de 99 a?os, fundadora con su marido, Philip Whitehorse, de la mansi¨®n y las tierras que abarca. Ella ser¨¢ una especie de hilo conductor de la historia, una presencia necesaria para soldar a la familia, que es un bloque afectivo compacto al que se incorporan dos mujeres por matrimonio: la jovenc¨ªsima Pheasant, hija bastarda de un vecino, Maurice, que por su pecado se ver¨¢ obligado a romper su noviazgo con la ofendida Maggie, ¨²nica nieta de la abuela Adeline; para mayor complicaci¨®n, Pheasant se casa a escondidas con el bisnieto Piers y entra en la familia por la puerta falsa. La otra extra?a, Alayne, es una culta neoyorquina que trabaja en la editorial donde el bisnieto Eden va a publicar su libro de poemas y al que no solo descubre como autor prometedor, sino que se casa con ¨¦l¡ No sigo: el lector descubrir¨¢ enseguida que la novela debe tanto a la magn¨ªfica escritura descriptiva del ambiente familiar y de la casa como al toque melodram¨¢tico con el que la autora rompe con el romanticismo ?o?o imperante en la ¨¦poca y lo convierte es una intriga din¨¢mica que no se puede abandonar.
Jalna es una novela adictiva, de las que se agradece su extensi¨®n y que no se sueltan sin fastidio o por la necesidad de atender a otros asuntos m¨¢s prosaicos, como participar de un almuerzo familiar o bajar a los ni?os a la playa. Si adem¨¢s de ser adictiva la fecunda el talento de una excelente escritora, no hace falta decir que es una lectura perfecta para engancharse a ella aprovechando unos d¨ªas de vacaciones.
Jalna?
Traducci¨®n de Carlos Jim¨¦nez Arribas Siruela, 2021. 424 p¨¢ginas. 25 euros
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