Meditaci¨®n sobre el fin de ciclo

Medio a?o antes de las elecciones generales de 2015 se public¨® La perestroika de Felipe VI. Su autor era Jaime Miquel, investigador del comportamiento electoral. Ante el shock que sufr¨ªa el Estado, atrapado por crisis sin resolver, afirmaba con datos que se consolidaba ¡°la ruptura de las personas normales con su sistema de representaci¨®n¡±. Esa ruptura desembocar¨ªa en un orden electoral nuevo y Miquel sosten¨ªa que la ¨²nica alternativa del sistema para regenerarse era un programa de reformas ...

Medio a?o antes de las elecciones generales de 2015 se public¨® La perestroika de Felipe VI. Su autor era Jaime Miquel, investigador del comportamiento electoral. Ante el shock que sufr¨ªa el Estado, atrapado por crisis sin resolver, afirmaba con datos que se consolidaba ¡°la ruptura de las personas normales con su sistema de representaci¨®n¡±. Esa ruptura desembocar¨ªa en un orden electoral nuevo y Miquel sosten¨ªa que la ¨²nica alternativa del sistema para regenerarse era un programa de reformas sincronizado con el discurso de coronaci¨®n de Felipe VI y cuya misi¨®n ser¨ªa lograr lo que la institucionalidad del 78 ha obturado. ¡°Tenemos un problema de adaptaci¨®n institucional a la realidad plurinacional del Estado. En tanto este asunto no est¨¦ resuelto, carecemos de posibilidades objetivas para representarnos como sociedad¡±. En octubre, Miquel mantuvo una larga conversaci¨®n con el periodista cultural Pedro Vall¨ªn. Elecciones en diciembre. El resultado posibilitaba un acuerdo de gobierno como el actual. No se hizo. Tres a?os despu¨¦s el presidente S¨¢nchez fich¨® a Miquel. Vall¨ªn se reconvirti¨® en analista pol¨ªtico. No ha olvidado aquella entrevista. Y, pasado el tiempo, ha concluido que la hip¨®tesis de Miquel fue impugnada por el Rey con su discurso del 3 de octubre de 2017. ¡°La perestroika recibi¨® la extremaunci¨®n ese d¨ªa¡±.

Explicar por qu¨¦ la hip¨®tesis de esa regeneraci¨®n se cancel¨® y hoy parecemos transitar hacia un momento reaccionario es el prop¨®sito de C3PO en la corte del rey Felipe. No es una cr¨®nica de ese reciente periodo, el que alumbr¨® el 11-M, aunque en el texto se diseminen hechos conocidos y otros que no. El libro es un ensayo culto y juguet¨®n, valiente y provocador, que piensa constantes espa?olas ¡ªel peso de la Contrarreforma, el fracaso de la nacionalizaci¨®n completa¡ª, dialoga con algunos de los mejores int¨¦rpretes del presente ¡ª?la galaxia Arpa: Lassalle, Dioni, Remart¨ªnez¡ª y que, como hicieron los monstruos del an¨¢lisis Ball¨® y P¨¦rez, usa los arquetipos narrativos que actualiza el cine para comprender la relaci¨®n entre individuo y sociedad y la din¨¢mica del poder. ?Petulancia? De acuerdo, a veces Vall¨ªn se gusta tanto que irrita, pero a¨²n es peor no poder resistirse a su l¨²cida meditaci¨®n para desvelar cu¨¢l es la aut¨¦ntica mec¨¢nica de nuestra pol¨ªtica. En el caso que nos ocupa, y deber¨ªa ser uno de los temas de nuestro tiempo, ¡°la batalla que el Estado profundo espa?ol ha lanzado contra la indispensable puesta al d¨ªa de sus estructuras y sus usos semidemocr¨¢ticos¡±.

Quien estar¨ªa en el centro de la diana, seg¨²n Vall¨ªn, habr¨ªa sido Pablo Iglesias, que aqu¨ª asume la dimensi¨®n de personaje tr¨¢gico autoconsciente y que el autor contempla con indisimulada fascinaci¨®n. Los cap¨ªtulos en los que compara el caso del chal¨¦ con El gran Gatsby o se sirve de Las dos caras de enero para dilucidar la relaci¨®n Iglesias/Errej¨®n deslumbran y no es menos atractivo su an¨¢lisis ¨¦pico del discurso ensangrentado que el l¨ªder de Podemos dio en marzo de 2019 en la plaza del Reina Sof¨ªa cuando empezaba el ¨²ltimo ciclo electoral. Pero quedarse con los personajes ¡ªcon un Villarejo reconvertido en Edipo Rey, alguien a quien el Estado profundo y su periodismo dieron vida y ahora condenan¡ª simplificar¨ªa la ambici¨®n del libro. Quiere m¨¢s. Con ¡°los arquetipos pop¡± como materia primera, su pretensi¨®n es dotar de instrumentos a la izquierda para que repiense la noci¨®n de liberalismo y sepa ubicarse en la redefinici¨®n de la identidad en marcha y que hoy la descoloca. En realidad, es una reivindicaci¨®n del h¨¦roe cotidiano de las pel¨ªculas de Tom Hanks porque es ese sujeto, con la libertad de pensar, quien siempre hace posible la agenda reformista.

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