Florence Price y la gran sinfon¨ªa negra americana
Varios libros y grabaciones elevan a esta compositora afroamericana de Arkansas al olimpo de la m¨²sica cl¨¢sica estadounidense, casi 70 a?os despu¨¦s de su muerte
En 1893, el compositor checo Anton¨ªn Dvo?¨¢k predijo que surgir¨ªa ¡°una escuela de composici¨®n musical cl¨¢sica estadounidense¡± a partir de las ¡°melod¨ªas negras¡± aut¨®ctonas. Pero no fue as¨ª. Y el acerbo afroamericano se limit¨® a lo popular, donde se convirti¨® en la esencia de la m¨²sica estadounidense. En adelante, hubo en Norteam¨¦rica una m¨²sica popular negra frente a una m¨²sica cl¨¢sica blanca. Esta dicotom¨ªa ha empezado a reconsiderarse, en 2020, tras la ola de indignaci¨®n provocada por la muerte de un hombre de color, en Mine¨¢polis, v¨ªct...
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En 1893, el compositor checo Anton¨ªn Dvo?¨¢k predijo que surgir¨ªa ¡°una escuela de composici¨®n musical cl¨¢sica estadounidense¡± a partir de las ¡°melod¨ªas negras¡± aut¨®ctonas. Pero no fue as¨ª. Y el acerbo afroamericano se limit¨® a lo popular, donde se convirti¨® en la esencia de la m¨²sica estadounidense. En adelante, hubo en Norteam¨¦rica una m¨²sica popular negra frente a una m¨²sica cl¨¢sica blanca. Esta dicotom¨ªa ha empezado a reconsiderarse, en 2020, tras la ola de indignaci¨®n provocada por la muerte de un hombre de color, en Mine¨¢polis, v¨ªctima de la brutalidad policial.
¡°El asesinato de George Floyd simboliza un nuevo despertar de nuestra abismal historia de injusticia racial¡±. Lo afirma el historiador cultural Joseph Horowitz dentro de su reciente Dvorak¡¯s Prophecy. And the Vexed Fate of Black Classical Music. Un libro donde explora las barreras de la m¨²sica afroamericana para penetrar en el mundo cl¨¢sico.
Horowitz comienza atacando la narrativa hist¨®rica estadounidense, que ha rechazado el pasado musical aut¨®ctono. Se centra en American Music since 1910, de Virgil Thomson, donde defiende que el modernismo de Debussy y Stravinski proporcion¨® identidad, prestigio y autoestima a la m¨²sica estadounidense. Un relato que fue apoyado por personalidades musicales tan influyentes como Aaron Copland y Leonard Bernstein.
Estados Unidos hab¨ªa sido una especie de colonia musical germ¨¢nica. Durante el siglo XIX estableci¨® una tupida red de sociedades orquestales y corales, de las que surgieron sus principales formaciones sinf¨®nicas. La estancia de Dvo?¨¢k en Nueva York, entre 1892 y 1895, sirvi¨® para convertir al Conservatorio Nacional en garante de calidad de esas formaciones, pero tambi¨¦n aspir¨® a crear un estilo compositivo nacional. Si Dvo?¨¢k hab¨ªa sido capaz de combinar las huellas de Beethoven, Schubert y Wagner con el atractivo r¨²stico checo, ahora podr¨ªa repetirlo con el estadounidense.
Su Sinfon¨ªa del Nuevo Mundo, estrenada en el Carnegie Hall, el 16 de diciembre de 1893, sirvi¨® de inspiraci¨®n para los compositores estadounidenses. Dvo?¨¢k integr¨® elementos aut¨®ctonos de ind¨ªgenas indios y esclavos negros con el poema ¨¦pico m¨¢s popular estadounidense: The Song of Hiawatha, de Henry Wadsworth Longfellow. Encontr¨® enseguida seguidores entre los compositores negros, como el afroamericano Harry Burleigh y el afrobrit¨¢nico Samuel Coleridge-Taylor. Y su huella alcanz¨® tanto al rey del ragtime, Scott Joplin, como al ¨²nico compositor no afroamericano que se situ¨® entre la m¨²sica popular negra y la cl¨¢sica blanca: George Gershwin.
El cl¨ªmax de la m¨²sica cl¨¢sica negra estadounidense se produjo entreguerras con tres sinfonistas: William Grant Still, Florence Price y William Levi Dawson. Entre 1931 y 1934 estrenaron sus sinfon¨ªas con una gran orquesta estadounidense. Still ser¨ªa el primero, con su Sinfon¨ªa n¨²m. 1 ¡°Afro-American¡±, que toc¨® la Filarm¨®nica de Rochester bajo la direcci¨®n de Howard Hanson. Le sigui¨® Florence Price, en 1933, con su Sinfon¨ªa num. 1 en mi menor, estrenada por la Sinf¨®nica de Chicago con Frederick Stock. Y Dawson present¨®, al a?o siguiente, su Negro Folk Symphony, con Leopold Stokowski al frente de la Orquesta de Filadelfia.
Tres sinfon¨ªas de compositores negros, estrenadas por directores y orquestas blancas en salas con escasa presencia de p¨²blico afroamericano. La escritora Shirley Graham inmortaliz¨® ese logro: ¡°?De espirituales a sinfon¨ªas en menos de cincuenta a?os! ?C¨®mo se han atrevido a intentarlo?... ?Y una de ellas es una mujer!¡±. Rae Linda Brown utiliza esa proclama para titular uno de los cap¨ªtulos de su fundamental biograf¨ªa The Heart of a Woman: The Life and Music of Florence B. Price, publicada p¨®stumamente en 2020, y donde se recoge la investigaci¨®n de toda una vida de esta music¨®loga afroamericana fallecida hace cuatro a?os.
Brown compara las tres sinfon¨ªas y revela su relaci¨®n con el llamado Renacimiento de Harlem. Lo podemos comprobar tanto en los t¨ªtulos de Still y Dawson como en su contenido, donde combinan el blues y el espiritual con elementos program¨¢ticos. Price introduce aspectos raciales, como la danza juba del tercer movimiento, un antecedente del cakewalk y el ragtime. Pero renuncia a un t¨ªtulo y un programa, en favor de una conexi¨®n de su estilo personal con la herencia europea de Dvo?¨¢k. Ese clasicismo de Price, que eleva la calidad de su m¨²sica por encima de sus colegas masculinos, no estuvo exenta del ataque machista de Alain Locke, el ide¨®logo del Renacimiento de Harlem.
El relato biogr¨¢fico de Price (1887-1953) es tan duro como emocionante. Creci¨® en el entorno sure?o segregado de Little Rock, Arkansas, donde destac¨® como pianista, organista y compositora. Con quince a?os se form¨® en la principal instituci¨®n musical que admit¨ªa estudiantes negros: el Conservatorio de Nueva Inglaterra, en Boston. Su director, George Chadwick, fue tambi¨¦n su profesor de composici¨®n, hasta 1906. Trabaj¨® despu¨¦s en Atlanta y Little Rock, se cas¨® con un abogado y tuvo dos hijas. Por problemas raciales, se mud¨® a Chicago, en 1927, donde vivi¨® el resto de su vida. Pero, en 1931, se divorci¨® tras sufrir malos tratos y estar a punto de morir estrangulada. Fue entonces cuando empez¨® su referida Sinfon¨ªa n¨²m. 1 que culmin¨® en 1932.
Brown dedica cap¨ªtulos a dos composiciones m¨¢s de Price: su Concierto para piano en un movimiento (1934), donde combina la herencia europea de Liszt y Brahms con la juba, y la Sinfon¨ªa n¨²m. 3 en do menor (1940), con una paleta arm¨®nica cercana a Wagner y al expresionismo germano, aunque sin renunciar a otra juba en el tercer movimiento. Dos recientes grabaciones de esta sinfon¨ªa, en Deutsche Grammophon y Naxos, la confirman como la mejor composici¨®n de Price. Yannick N¨¦zet-S¨¦guin al frente de la exquisita Orquesta de Filadelfia eleva la riqueza de su paleta instrumental, mientras John Jeter muestra un mayor control idiom¨¢tico, aunque con una orquesta menos refinada.
Price no consigui¨® que ninguna orquesta estadounidense importante volviese a tocar su m¨²sica despu¨¦s de 1933
Price no consigui¨® que ninguna orquesta estadounidense importante volviese a tocar su m¨²sica despu¨¦s de 1933. Conservamos sus cartas a Sergu¨¦i Koussevitzky, director titular de la Sinf¨®nica de Boston, de quien no recibi¨® m¨¢s que indiferencia. As¨ª comienza su ¨²ltima y m¨¢s desesperada misiva, en 1943: ¡°Para empezar, tengo dos desventajas: el sexo y la raza. Soy una mujer; y tengo un poco de sangre negra en las venas. Sabiendo lo peor, ?ser¨ªa tan amable de mantener bajo control su posible inclinaci¨®n a considerar la composici¨®n de una mujer copiosa en sentimiento pero exigua en virilidad y reflexi¨®n, hasta haber examinado mi trabajo?¡±
Algunos directores europeos se interesaron m¨¢s adelante en su m¨²sica, como John Barbirolli, que le encarg¨® una obertura para la Hall¨¦ de Manchester, en 1951. La obra fue estrenada pero se ha perdido. Y la misma suerte ha corrido su Sinfon¨ªa n? 2 en sol menor, de la que conservamos una sola p¨¢gina. Pero, en 2009, la casualidad hizo que antes de la demolici¨®n de su casa de verano, en Santa Ana, Illinois, se localizasen los manuscritos de dos conciertos para viol¨ªn y su Sinfon¨ªa n¨²m. 4 en re menor. En la actualidad, la universidad de Arkansas est¨¢ implicada en la catalogaci¨®n de su obra y la editorial G. Schirmer en su publicaci¨®n. Mucho queda por descubrir acerca de quien mejor encarn¨® la profec¨ªa de Dvo?¨¢k.
Dvorak¡¯s Prophecy: And the Vexed Fate of Black Classical Music. Joseph Horowitz. W. W. Norton, 2021. 256 p¨¢ginas. 30,41 euros.
The Heart of a Woman: The Life and Music of Florence B. Price. Rae Linda Brown. University of Illinois Press, 2020. 295 p¨¢ginas. 27,83 euros.
Florence Price: Sinfon¨ªas n? 1 & 3. The Philadelphia Orchestra & Yannick Nezet-Seguin. Deutsche Grammophon, 2021.
Florence Price: Sinfon¨ªa n? 3. El r¨ªo Misisipi & La sombra de Etiop¨ªa en Am¨¦rica. ORF Vienna Symphony Orchestra & & John Jeter. Naxos, 2021.
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