¡®Amigos para siempre¡¯: una fiesta de cumplea?os a cuchillo y a la deriva

Todo compromiso con los otros entra?a alguna concesi¨®n, lo que a menudo equivale a una renuncia o exigencia para con nosotros mismos, aun por peque?as que sean. Incluso una cita festiva y gozosa como la celebraci¨®n del 50 cumplea?os de un viejo amigo en la reducida compa?¨ªa de otros cuatro que se han mantenido incondicionales desde los tiempos del instituto: hay que elegir el regalo oportuno, celebrar el men¨² (m¨¢xime si lo elabora el homenajeado y anfitri¨®n), mostrarse alegre y despreocupado, pensar en el cuadro que escenificar¨¢n (pues es un ritual y gran tradici¨®n de los encuentros que mantie...

Todo compromiso con los otros entra?a alguna concesi¨®n, lo que a menudo equivale a una renuncia o exigencia para con nosotros mismos, aun por peque?as que sean. Incluso una cita festiva y gozosa como la celebraci¨®n del 50 cumplea?os de un viejo amigo en la reducida compa?¨ªa de otros cuatro que se han mantenido incondicionales desde los tiempos del instituto: hay que elegir el regalo oportuno, celebrar el men¨² (m¨¢xime si lo elabora el homenajeado y anfitri¨®n), mostrarse alegre y despreocupado, pensar en el cuadro que escenificar¨¢n (pues es un ritual y gran tradici¨®n de los encuentros que mantienen), aceptar a las esposas o parejas de los otros¡­ y hasta fingir que nada ha cambiado. Pero ha pasado el tiempo y la vida de cada uno ha seguido derroteros propios. Y de esa distancia ¡ªcon sus brechas¡ª saca muy buen partido Daniel Ruiz en su novela Amigos para siempre a la hora de trazar un incisivo retrato generacional, a la par que una cr¨®nica de costumbres sociales y una cr¨ªtica de la actualidad.

Los amigos son el homenajeado Pedro Ortu?o, algo mayor que el resto, lo que choca un tanto pues en el instituto no suele haber gran diferencia de edad entre los compa?eros de curso, pero comprendemos que este rasgo sirve para proyectar alguna desaz¨®n existencial tipo ¡°No somos los mismos, Jes¨²s, podemos morir ma?ana pero igual ya estamos muertos¡±. Pedro es director gerente de una gran compa?¨ªa que esa misma ma?ana recibe un burofax de la CNMC, y est¨¢ casado con Bel¨¦n, durante a?os devorada por la depresi¨®n, si bien hoy ejerce de anfitriona perfecta en su deslumbrante y selecta casa, aunque hace unos d¨ªas ha reconocido en la axila derecha una especie de ganglio. Jes¨²s Lorite es socio de un gran despacho de abogados y ¡°toda su vida hab¨ªa avanzado conforme a una hoja de ruta perfectamente planificada¡± que ten¨ªa por eje el dinero, y en la cual se inclu¨ªa su boda con Aurora Ollero, de elevada cuna, e hija y nieta y bisnieta de notarios. Marcelo es un profesor de Historia que asume el papel de seguir encarnando la irreductible conciencia pol¨ªtica juvenil de izquierdas y el liderazgo intelectual, aunque pierde el juicio ante sus alumnas adolescentes y apenas percibe a su mujer Luci ¡ªsometida a las ¡°reformas¡± que vive el sector bancario y amenazan su empleo¡ª, ni tampoco asume la realidad que implica el diagn¨®stico de Asperger en su hijo. El Rubio es fontanero, ¡°manitas manazas, la polla m¨¢s grande del mundo, una extravagancia con la que se hab¨ªan encontrado en el instituto, a quien trataban con la condescendencia de un perro o un sirviente ¡°. Est¨¢ emparejado con la jovenc¨ªsima Noelia ¡ªque trabaja en un call center¡ª, cuando esa noche rompe a bailar se convierte en una alegor¨ªa, en el s¨ªmbolo del tiempo perdido. Sebas ¡ª¡±la locaza, el maric¨®n, la v¨ªbora¡±¡ª acaba de atravesar una separaci¨®n de final dram¨¢tico, pero se mantiene a flote.

Estos tres ¨²ltimos personajes son los que m¨¢s alejados est¨¢n del bloque casi monol¨ªtico que forman los dos primeros matrimonios y, en menor medida, el tercero, gracias a la influencia que Marcelo sigue ejerciendo sobre Pedro, que no basta sin embargo para sellar ciertas grietas, que tambi¨¦n afectan a las relaciones entre las mujeres. Daniel Ruiz sabe aprovechar muy bien la red de antagon¨ªas trenzadas, todos los silencios impuestos, los rencores y recelos, las traiciones y mentiras, el desprecio por la diferencia de clases, la impostura y otros factores que han jalonado la amistad durante esos a?os, para ir creando una atm¨®sfera cada vez m¨¢s tensa y crispada que estalla ante la deriva que tom¨® un peque?o incidente inicial: el atropello de un perro cuando Lorite y Aurora ya estaban a punto de llegar a su cita. Y sabe insertar muy bien en el discurso del narrador el pensamiento y la corriente de conciencia que fluye en la mente de los distintos personajes, aportando as¨ª una visi¨®n poli¨¦drica a la vez que una polifon¨ªa, como quiz¨¢s se aprecia en alguna de las breves citas.

?El resultado? La tan impasible ¡ªdado el car¨¢cter de los protagonistas¡ª como ineludible ¡ªpor coherente¡ª y obligada ¡ªdado lo sucedido¡ª representaci¨®n de La balsa de la Medusa, el lienzo de G¨¦ricault. Extraordinario remate de una gran novela.

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