¡®Hubo un jard¨ªn¡¯: Calculada m¨¢quina de palabras

El nuevo libro de relatos de la cuentista y poetisa Valeria Correa Fiz (Rosario, Argentina) se titula Hubo un jard¨ªn. La primera sensaci¨®n a la que me remiten estas piezas es a la fuerte impresi¨®n que me dejaron los 12 cuentos de su primer libro, La condici¨®n animal (2016). No s¨¦ d¨®nde le¨ª a prop¨®sito de ese libro que todo en ¨¦l sab¨ªa a c¨¢lculo en su est¨¦tica. Puedo garantizar que es muy exacto d...

El nuevo libro de relatos de la cuentista y poetisa Valeria Correa Fiz (Rosario, Argentina) se titula Hubo un jard¨ªn. La primera sensaci¨®n a la que me remiten estas piezas es a la fuerte impresi¨®n que me dejaron los 12 cuentos de su primer libro, La condici¨®n animal (2016). No s¨¦ d¨®nde le¨ª a prop¨®sito de ese libro que todo en ¨¦l sab¨ªa a c¨¢lculo en su est¨¦tica. Puedo garantizar que es muy exacto dicho aserto. Termin¨¦ de leer Hubo un jard¨ªn y lo que me dej¨® fue la experiencia de lo calculado hasta el m¨ªnimo detalle. Todo lo exasperante, desesperado y doloroso de su primer libro se vuelve ahora en ¨¦ste m¨¢s cerebral, m¨¢s calculado en su desarrollo formal y argumental. La misma poes¨ªa, s¨®lo que m¨¢s contenida o diluida, el paso de lo ?real a lo abismal o ignoto se vuelve ahora menos hiriente, aunque no menos inquietante.

La idea de c¨¢lculo la defiendo en toda la producci¨®n narrativa de Valeria Correa Fiz como una operaci¨®n de control de la misma materia narrativa y emocional con la que trabaja. Algo as¨ª como ¡°saber mantener las formas¡±. Estos cuentos sorprenden, inquietan, hacen pensar en aspectos del ser humano inconcebibles aunque siempre veros¨ªmiles, pero tambi¨¦n de la naturaleza f¨ªsica, la animal, mineral o floral que nos rodea.

Abro el libro y busco el cuento que tambi¨¦n sirva para titular el volumen de siete historias. No hay tal cuento. Es el t¨ªpico procedimiento que nos sirve de gu¨ªa para calibrar su tono, su atm¨®sfera. Ambos conceptos se distribuyen por todos los cuentos. Todos est¨¢n calculados para que ninguno supedite al resto con su esp¨ªritu directriz. Todas las voces narradoras, femeninas, tienen su espacio asignado a lo que relatan o sufren. No obstante, si tuviera que elegir uno o dos como t¨ªtulo general, ser¨ªa ¡®Hotel Ed¨¦n¡¯ o ¡®El invernadero de Eiffel¡¯. Dos piezas maestras. El primero, una historia entre g¨®tica y de viaje al pasado m¨¢s siniestro de Europa, donde lo que sucede no es precisamente lo que uno imagina que debe suceder en un ed¨¦n. El segundo es un viaje por el paisaje de una burgues¨ªa rural, con personajes que son conscientes de su condici¨®n, social y humana. Con un resabio de la literatura que me sabe a Silvina Ocampo, donde los objetos son s¨ªmbolos, met¨¢foras. En resumen, todo funciona como una m¨¢quina de palabras, las dichas y las no dichas, un ejercicio puro de ficcionalizaci¨®n de algunos males de nuestro tiempo. O de todos los tiempos.

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