Los Kennedy: el mito tr¨¢gico del siglo XX
¡®Kennedyana¡¯, ensayo p¨®stumo de Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤, no es solo una valiosa fuente de informaci¨®n sobre la familia, la trayectoria del presidente, el crimen o el asesino, sino sobre todo una disecci¨®n de la leyenda
Hay sucesos que acumulan tanta densidad de significados que acaban por transformarse en algo que va m¨¢s all¨¢ estrictamente de los hechos y se instalan en la conciencia colectiva concentrando el esp¨ªritu de una ¨¦poca o de una civilizaci¨®n. Saltan de la historia concreta al imaginario popular y all¨ª adquieren una sustancia distinta: la fuerza magm¨¢tica de los mitos. Son casos muy excepcionales, pero uno indiscutible es el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy. Lo fue por muchos motivos, pero un factor determinante...
Hay sucesos que acumulan tanta densidad de significados que acaban por transformarse en algo que va m¨¢s all¨¢ estrictamente de los hechos y se instalan en la conciencia colectiva concentrando el esp¨ªritu de una ¨¦poca o de una civilizaci¨®n. Saltan de la historia concreta al imaginario popular y all¨ª adquieren una sustancia distinta: la fuerza magm¨¢tica de los mitos. Son casos muy excepcionales, pero uno indiscutible es el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy. Lo fue por muchos motivos, pero un factor determinante ¡ªque hab¨ªa sido clave tambi¨¦n en la construcci¨®n de su perfil p¨²blico¡ª fue la televisi¨®n. Diez minutos despu¨¦s de que el presidente recibiese los dos disparos en Dallas y diez minutos despu¨¦s de que millones espectadores empezasen a ver un nuevo cap¨ªtulo de la teleserie As the world turns, la cadena CBS interrumpi¨® la emisi¨®n para transmitir un primer bolet¨ªn informativo especial. Una voz en off anunci¨® que el presidente hab¨ªa sido tiroteado y estaba gravemente herido. Una hora despu¨¦s el periodista Walter Cronkite, que hab¨ªa entrevistado a Kennedy hac¨ªa pocas semanas, dio la noticia del fallecimiento. CBS News colg¨® el v¨ªdeo de ese d¨ªa en Youtube hace apenas dos meses, casi todos los comentarios recuerdan c¨®mo les impacto aquel suceso.
Tres semanas despu¨¦s del asesinato, naci¨® en Figueres el escritor Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤ ¡ªuno de los nombres mayores de la literatura catalana de la democracia, fallecido prematuramente este verano¡ª. Aunque en muchos de los libros de Pag¨¨s pod¨ªa rastrearse la presencia del mito Kennedy ¡ªcomo Hitchcock en sus pel¨ªculas, como el imperio austroh¨²ngaro en las de Berlanga¡ª, nadie parece haberlo advertido. Pero su obsesi¨®n ven¨ªa de antiguo y se relig¨® a dos de los rasgos m¨¢s definitorios de su personalidad como hombre de letras. Por una parte, el inter¨¦s por la m¨²sica, las costumbres, los productos o las pel¨ªculas que configuraron la sensibilidad pop de la generaci¨®n del baby boom, como evidenci¨® en su juguet¨®n Mem¨°ria vintage. Por otra, su sistem¨¢tica disecci¨®n de la mejor narrativa contempor¨¢nea, como demostraban sus cr¨ªticas o el manual de escritura que fue Un tramvia anomenat text. La confluencia de esos dos rasgos con su fascinaci¨®n por el mundo de los Kennedy desemboc¨® en el magn¨ªfico ensayo de mitolog¨ªa contempor¨¢nea que es Kennedyana. El lector descubrir¨¢ mucha informaci¨®n sobre la familia, la trayectoria del presidente, el crimen o el asesino. Pero lo singular de este libro es la inteligencia con la que se disecciona c¨®mo el mito ha ido tram¨¢ndose a lo largo de m¨¢s de medio siglo.
¡°Nos hallamos ante una superproducci¨®n que recoge los temas de fondo que nos fascinan desde la guerra de Troya: el amor y la muerte, la belleza y la violencia, el poder y la patria¡±. As¨ª es y evidenciarlo, glosando im¨¢genes y con un dominio considerable de la bibliograf¨ªa hist¨®rica o f¨ªlmica sobre el clan y sus ramificaciones, es la apuesta del ensayo. Hay erudici¨®n keneddyana, pero al servicio de un proyecto literario: descubrirnos que la historia de esa familia real (casi en el doble sentido de la palabra, tambi¨¦n por su lubricidad) parece concebida por un guionista genial, capaz de hilvanar m¨²ltiples tramas y subtramas conducidas por el motor indomable, human¨ªsimo, de la tragedia cl¨¢sica: el destino. Lo fatal es colectivo desde los disparos de Dallas y la saga adquiere condici¨®n shakesperiana con el asesinato posterior de Robert y el principio del fin de la era pop. ¡°Son los temas de Shakespeare, pero puestos al d¨ªa¡±. Imagino a una despechada Maria Callas, al saber que Jackie ya se apellida Onassis, interpretando a la Reina Isabel de Ricardo III como una venganza. ¡°?Bienvenidos destrucci¨®n, sangre y matanza! Veo, como un mapa, el fin de todo¡±.
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