¡®Memoria albina¡¯, la infancia en blanco

Tras Introducci¨®n al l¨ªmite, la nueva entrega de Mar¨ªa Alcantarilla prosigue su experimentaci¨®n en las tensiones de lo decible y en las fronteras de la imaginaci¨®n verbal. De hecho, esta Memoria albina podr¨ªa leerse como una alegor¨ªa minimalista que, a lo largo de 18 movimientos, nos aproxima a un desolado paisaje mar¨ªtimo y a un retablo humano reducido a cuatro figuras esenciales: el loco, el Hombr...

Tras Introducci¨®n al l¨ªmite, la nueva entrega de Mar¨ªa Alcantarilla prosigue su experimentaci¨®n en las tensiones de lo decible y en las fronteras de la imaginaci¨®n verbal. De hecho, esta Memoria albina podr¨ªa leerse como una alegor¨ªa minimalista que, a lo largo de 18 movimientos, nos aproxima a un desolado paisaje mar¨ªtimo y a un retablo humano reducido a cuatro figuras esenciales: el loco, el Hombre, la mujer y el ni?o. Los versos con los que comienza el poemario (¡°Donde nacen los hombres demenciados tambi¨¦n nace la infancia / y el loco reconoce su locura¡±) funcionan como una declaraci¨®n de principios, pues la locura a la que remite Alcantarilla no tiene tanto que ver con la dolencia ps¨ªquica como con esa forma superior de lucidez que atribuimos a quienes a¨²n se encuentran incontaminados por la prosa del mundo.

El regreso a la pureza de la ni?ez es el motor de un libro que se construye a partir de im¨¢genes especulares y secuencias de sugerente plasticidad

En efecto, el regreso a la pureza de la ni?ez (a esa ¡°infancia sin costuras¡±) es el motor de un libro que se construye a partir de im¨¢genes especulares y secuencias de sugerente plasticidad: el ni?o que juega a levantar castillos de arena, el Hombre cuerdo que pretende imponer su orden al universo del loco o la mujer que encarna la sensualidad, en cuyo cuerpo ¡°tambi¨¦n se oye el sonido de las olas¡±. Sobre la intemperie afectiva de este retablo dram¨¢tico se proyecta una dislocaci¨®n metaf¨ªsica que suprime las barreras espaciotemporales. As¨ª, la playa en la que transcurre la acci¨®n resulta tan abstracta como las escenograf¨ªas ideadas por De Chirico, y el tiempo interior no est¨¢ sujeto a la sucesi¨®n cronol¨®gica, sino que permite enlazar los 39 a?os que tiene el loco en el presente con el amni¨®tico sue?o prenatal.

A la originalidad de esta premisa se suma el tratamiento riguroso de un lenguaje que alternativamente se adensa hasta el poema en prosa, se comprime en una pincelada o se atiene al chispazo reflexivo del aforismo: ¡°El infierno es la cuna de un pedante que saca a relucir el buen criterio¡±. Entre la herida y la cicatriz, la escritura de Mar¨ªa Alcantarilla alcanza ahora una madurez expresiva que no est¨¢ re?ida con la pirueta metaf¨®rica ni con el pellizco existencial.

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