Carmen Mart¨ªn Gaite, m¨¢s all¨¢ de la narrativa

A Carmen Mart¨ªn Gaite (1925-2000) le encantaba conversar, contar de viva voz. La presencia del otro, oyente que mira y reacciona o lector hipot¨¦tico y fantasmal, era la fuente de legitimidad del relato y su fuerza impulsora, su causa determinante y su destino ¨²ltimo. La palabra dicha adquir¨ªa todo su sentido si era compartida, y en ese compartir se modulaba, se acompasaba al ritmo y la avidez del destinatario para acunarlo o soliviantarlo, para pulsar sus cuerdas emotivas, persuadirlo o cautivarlo con el encantamien...

A Carmen Mart¨ªn Gaite (1925-2000) le encantaba conversar, contar de viva voz. La presencia del otro, oyente que mira y reacciona o lector hipot¨¦tico y fantasmal, era la fuente de legitimidad del relato y su fuerza impulsora, su causa determinante y su destino ¨²ltimo. La palabra dicha adquir¨ªa todo su sentido si era compartida, y en ese compartir se modulaba, se acompasaba al ritmo y la avidez del destinatario para acunarlo o soliviantarlo, para pulsar sus cuerdas emotivas, persuadirlo o cautivarlo con el encantamiento irresistible de la voz. De esto escribi¨® muchas veces desde 1966 (fecha de su breve ensayo La b¨²squeda de interlocutor) y hasta su muerte prematura en 2000, pero de todo lo escrito descuella por su hermosura un ensayo inacabado (por inacabable) que llam¨® en 1983 El cuento de nunca acabar y subtitul¨® Apuntes sobre la narraci¨®n, el amor y la mentira. Hasta entonces, la escritora apenas hab¨ªa tenido que enfrentarse a un oyente distinto y plural, el de las salas de conferencias, en cuyos mil ojos es imposible escrutar la reacci¨®n de complicidad o disgusto, de asentimiento o discrepancia. Desde entonces, esa masa expectante de personas ser¨ªa con frecuencia su compa?ero de baile verbal.

En el volumen VI de las Obras completas que edit¨® en 2017 Jos¨¦ Teruel, toda la segunda parte, que ocupa m¨¢s de 500 p¨¢ginas, se destin¨® a reunir sus conferencias y discursos, que son, debe quedar claro desde ahora, un complemento imprescindible de su obra narrativa y ensay¨ªstica. Especialmente imprescindibles, junto a sus Cuadernos de todo, para quienes deseen conocer desde dentro la ¨ªntima sala de m¨¢quinas de su escritura. Esta compilaci¨®n deriva de aquellas p¨¢ginas, pero las novedades que incorpora se describen en relaci¨®n con la miscel¨¢nea Agua pasada que en 2003 reuni¨® con cierto desorden sus papeles p¨®stumos. De este modo, conferencias importantes como El telar del escritor o Juan Benet: la inspiraci¨®n y el estilo, que ya figuraban en las OC, aqu¨ª se dan como novedades sin serlo propiamente.

La palabra dicha se acompasaba al ritmo del destinatario para acunarlo o soliviantarlo, para persuadirlo o cautivarlo

Lo que constituye una novedad en toda regla es el ¨²ltimo cap¨ªtulo, ¡®Brechas en la costumbre. Sobre el contenido de la materia literaria¡¯, que agrupa las cinco conferencias que Mart¨ªn Gaite ten¨ªa que pronunciar el a?o 2000 en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo. Abordaba en ellas su concepci¨®n de la literatura fant¨¢stica (¡°una brecha en la costumbre¡±, que iba a ser el t¨ªtulo de sus primeros cuentos), la relaci¨®n entre la Historia y las historias ficcionales (esclarecedor el v¨ªnculo entre su investigaci¨®n sobre el dieciochesco Melchor de Macanaz y Retah¨ªlas), la relaci¨®n de la memoria y la narraci¨®n oral (uno de sus temas m¨¢s entra?ados), el papel de los espacios como generadores de la imaginaci¨®n narrativa (y aqu¨ª revela la g¨¦nesis locativa y teatral de sus novelas) y, en fin, los viejos y la literatura. Sin desmerecer las cuatro anteriores, esta ¨²ltima conferencia es extraordinaria en su sabia errabundez y en muchas de sus reflexiones, como la de que intentar imitar literariamente la perspectiva de un viejo (el ¡°estilo tard¨ªo¡± o el haber sufrido toda suerte de cornadas en el ruedo de la vida) es un fraude: es como torear sin toro.

El resto de las conferencias se ordena en cinco bloques tem¨¢ticos cuyo inter¨¦s no decae, aunque los tres primeros, sobre el oficio de escribir, el recuerdo autobiogr¨¢fico como argumento y la secci¨®n miscel¨¢nea, con trabajos sobre el viaje como b¨²squeda, sobre la mujer en la literatura o sobre Cumbres borrascosas (esta fue una de sus ¨²ltimas intervenciones), son los m¨¢s suculentos. Los otros dos, dedicados a su querido siglo XVIII (con una disertaci¨®n sobre el ¡°estilo amoroso de la mujer¡± a trav¨¦s del tiempo, fruto directo de su ensayo Usos amorosos de la posguerra espa?ola; 1981) y a Elena Fort¨²n y el personaje de Celia (producto de un ciclo en la Fundaci¨®n Juan March), ayudan a completar la imagen de Carmen Mart¨ªn Gaite como una mujer de letras preocupada por la cartograf¨ªa a veces nubosa de la memoria colectiva y por los ecos y resonancias de la memoria personal.

En sincron¨ªa con la aparici¨®n de las conferencias se ha recuperado la obra po¨¦tica de la autora que titul¨® ya en su primera edici¨®n en 1976 A rachas. Era un modo de poner de manifiesto la intermitencia con que soplaba para ella el viento l¨ªrico desde su adolescencia en los a?os cuarenta hasta aquel momento. Entonces era un pu?ado de poemas que salieron a la luz por empe?o de Jes¨²s Mun¨¢rriz entre dos de sus m¨¢s logradas novelas, Retah¨ªlas (1974) y El cuarto de atr¨¢s (1978), y el mismo a?o de una novela menos feliz aunque con un t¨ªtulo de lo m¨¢s declarativo: Fragmentos de interior. En sucesivas ediciones, en 1986 y en 1993 se increment¨® con 9 y 14 poemas respectivamente, y en 2000, en el tercer volumen de las ya citadas Obras completas, Teruel a?adi¨® cinco poemas entre dispersos e in¨¦ditos. Este conjunto es el que ahora se reedita ¡ªsolo se descarta un poema de circunstancias¡ª con un bonus espl¨¦ndido: la recitaci¨®n de los poemas en la voz de la propia escritora, accesible mediante un c¨®digo QR. Junto a letras para cantar y hasta travesuras po¨¦ticas, hay poemas memorables, como el lacerante ¡®P¨¢jaro vegetal¡¯, o la estampa narrativa ¡®Todo es un cuento roto en Nueva York¡¯. Qu¨¦ saludable es que se facilite la perduraci¨®n de las voces de Carmen Mart¨ªn Gaite.

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