¡®La soldada¡¯, imprescindible disparo autobiogr¨¢fico de una israel¨ª al absurdo de la guerra
La primera novela de Paulina Tuchschneider, que sirve de manifiesto antibelicista, describe la ca¨®tica, falta de ¨¦pica y rid¨ªcula vida durante su servicio militar obligatorio en Israel
Cuando, metida en el agujero, suerte de fuerte subterr¨¢neo de la base militar en la que presta servicio, un servicio militar obligatorio ¡ª?de dos a?os!¡ª, Paulina Tuchschneider siente c¨®mo retumba la tierra bajo sus pies, se dice que no quiere morir a¨²n, que no puede morir a¨²n, porque lo ¨²nico que ha hecho es explotarse los granos. Es joven, demasiado joven, ?apenas tiene 18 a?os! ?Y acaso quiere estar en una base militar? ?No! Y mucho menos, en plena guerra. ?Por qu¨¦ tendr¨ªa ella que morir mientras en Tel Aviv, se dice, la gen...
Cuando, metida en el agujero, suerte de fuerte subterr¨¢neo de la base militar en la que presta servicio, un servicio militar obligatorio ¡ª?de dos a?os!¡ª, Paulina Tuchschneider siente c¨®mo retumba la tierra bajo sus pies, se dice que no quiere morir a¨²n, que no puede morir a¨²n, porque lo ¨²nico que ha hecho es explotarse los granos. Es joven, demasiado joven, ?apenas tiene 18 a?os! ?Y acaso quiere estar en una base militar? ?No! Y mucho menos, en plena guerra. ?Por qu¨¦ tendr¨ªa ella que morir mientras en Tel Aviv, se dice, la gente que toma ¡°este tipo de decisiones¡±, est¨¢ en la playa o disfrutando de sus frittatas? S¨ª, quien la ha llamado a filas es ¡°el todopoderoso Ej¨¦rcito¡± israel¨ª. Y en lo que consisten esas filas, hasta que la guerra estalla, es en un ir y venir de las duchas con un rifle a cuestas.
¡°Nunca pensaba en serio en el conflicto, ni en la paz, ni en los palestinos¡±, confiesa en un momento dado la narradora de la novela. La narradora es la propia escritora, volviendo la vista atr¨¢s para reconstruir, a ratos con algo del humor corrosivo de Holden Caulfield, al adolescente para siempre rebelde, inconformista, que protagoniza El guardi¨¢n entre el centeno, y a ratos la desolaci¨®n de Carrie White, el m¨ªtico personaje de Stephen King ¡ªy no ¨²nicamente por la regresi¨®n del momento de las duchas¡ª, su experiencia como soldada. O, mejor, como intento de soldada. Y el hecho de que la palabra soldada ni siquiera parezca existir da buena cuenta de c¨®mo de necesaria, c¨®mo de imprescindible, es esta, la primera novela de Tuchschneider.
¡°Nunca pensaba en serio en el conflicto, ni en la paz, ni en los palestinos¡±, confiesa la narradora, que es la propia autora
Porque ?c¨®mo es la vida en una base militar de soldadas que ni siquiera han elegido serlo? Tan ca¨®tica, y rid¨ªcula, como lo es en una de soldados, pero ligeramente m¨¢s cuidadosa ¡ªen su sentido literal: la protagonista se preocupa porque el tiempo de las duchas jam¨¢s le dar¨¢ para ponerse la mascarilla para el pelo, y, a su vez, aborrece el tipo de jab¨®n que debe usarse para todo, una cosa abominable llamada ClearDish¡ª, y parlanchina y en cierto sentido despreocupada ¡ªla narradora no puede entender de qu¨¦ r¨ªe y sobre qu¨¦ cuchichea el resto, ?acaso le gusta aquello?¡ª. Pero sobre todo es algo nunca antes visto, y aqu¨ª entrevisto ¡ªel asalto es breve, aunque contundente¡ª, quiz¨¢ intencionadamente, con el fin de eliminar cualquier atisbo de ¨¦pica.
Con la frescura de, a la vez, cualquier autoficci¨®n de altura contempor¨¢nea ¡ªdesde Sheila Heti hasta Chris Kraus¡ª, y todo relato absurdo de la vida entre posibles combatientes ¡ªy aqu¨ª brillan, siempre, Las aventuras del buen soldado ??vejk, de Jaroslav Ha?ek¡ª, Tuchschneider sirve un tratado, o manifiesto, antibelicista en el que, por primera vez, se habla de tampones y diminutos villanos relacionados con el asco ¡ªcomo las cucarachas que est¨¢n por todas partes¡ª, o del miedo al rifle ¡ªque no debe abandonarse ni durante las duchas¡ª en tanto representante de todo aquello que le est¨¢ siendo impuesto. Tambi¨¦n, ocurre por primera vez, que, ante una situaci¨®n como la que se da, de convivencia forzada, buena parte de la atenci¨®n se centra en el cuerpo.
Hiperconsciente en todo momento de su propio cuerpo, y de los cuerpos de sus compa?eras ¡ªde sus olores, de su tama?o, de sus necesidades¡ª, Tuchschneider elabora un retrato concienzuda e ingeniosamente f¨ªsico de la clase de tortura que implica ser tratado como alg¨²n tipo de mercanc¨ªa o contingente indiscriminado ¡ªel contingente soldadas¡ª, para s¨®lo despu¨¦s atacar el sinsentido real de la guerra, el hecho de ser apartado del mundo para formar parte de otro mundo ¡ªel mundo de la guerra¡ª, tan irreal que s¨®lo existe, de verdad, para aquellos que la sufren. Su potente y adecuado y necesario nihilismo es el nihilismo improvisado, s¨²bito, del presente, sin m¨¢s historia que la del momento, porque es el momento lo ¨²nico que existe en la sociedad contempor¨¢nea.
La soldada
Traducci¨®n de Esther Cross
Perif¨¦rica, 2024
104 p¨¢ginas. 14,50 euros
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.