Las amistades mestizas del flamenco
El flamenco evoluciona sin perder su esencia a trav¨¦s de la mezcla con otros g¨¦neros como el blues, el jazz y el rock. Artistas como Jos¨¦ de los Camarones, Lorenzo Moya, Antonio Fern¨¢ndez y Pedro de Dios siguen esta tradici¨®n
El productor sevillano Ricardo Pach¨®n (Camar¨®n, Veneno, Lole y Manuel, Pata Negra¡) siempre ha reconocido la influencia que sobre ¨¦l ejerci¨® un disco titulado Rock Encounter, en el que el legendario tocaor flamenco Sabicas se encontr¨® con el guitarrista de jazz y sesi¨®n Joe Beck. Grabado en Norteam¨¦rica a finales de los a?os sesenta, Pach¨®n confesaba que hab¨ªa marcado toda su obra de una manera casi obsesiva, obsesi¨®n que se ir¨ªa plasmando en sus producciones, en una progresiva incorporaci¨®n de nuevas instr...
El productor sevillano Ricardo Pach¨®n (Camar¨®n, Veneno, Lole y Manuel, Pata Negra¡) siempre ha reconocido la influencia que sobre ¨¦l ejerci¨® un disco titulado Rock Encounter, en el que el legendario tocaor flamenco Sabicas se encontr¨® con el guitarrista de jazz y sesi¨®n Joe Beck. Grabado en Norteam¨¦rica a finales de los a?os sesenta, Pach¨®n confesaba que hab¨ªa marcado toda su obra de una manera casi obsesiva, obsesi¨®n que se ir¨ªa plasmando en sus producciones, en una progresiva incorporaci¨®n de nuevas instrumentaciones para el flamenco y en la convivencia de este arte con otras m¨²sicas, la primera de ellas, el rock.
En esa l¨ªnea, Pach¨®n prob¨® originalmente con el grupo de rock progresivo sevillano Smash, al que se incorporar¨ªa el cantaor y guitarrista Manuel Molina en una experiencia que ofreci¨® unos resultados discretos pero interesantes, el m¨¢s conocido, sin duda, el popular ¡®Garrot¨ªn¡¯. Su obra m¨¢s satisfactoria en este sentido llegar¨ªa con La leyenda del tiempo de Camar¨®n, una grabaci¨®n en la que, junto al cante y a las guitarras flamencas, entraron en concurso bajo, bater¨ªa y teclados. Este y otros trabajos influyeron en una imparable desaparici¨®n de barreras: las creaciones flamencas han continuado interactuando con otras m¨²sicas ¡ªrock, blues, jazz¡¡ª e incorporando nuevas instrumentaciones sin complejos y sin miedo a perder el car¨¢cter o la fuerza que le son propias a nuestro arte.
Algunas producciones recientes ilustran la tendencia. Dentro del acompa?amiento al cante con banda de rock, el jerezano de La Plazuela Jos¨¦ de los Camarones (Jos¨¦ Gal¨¢n Garc¨ªa), tras su grabaci¨®n de 2022, Ancl¨¦ mi alma (Serie Gong M¨²sica), persiste en un proyecto el¨¦ctrico con el s¨®lido apoyo de la banda que lidera el guitarrista Jorge G¨®mez. A ello a?ade una pose desenfada y rockera, con la que se pasea por los festivales indies.
El adelanto de parte de los temas que compondr¨¢n su pr¨®ximo disco, Tenlo por cuenta, da buena cuenta del car¨¢cter, especialmente con el tema que le da nombre, que tiene la melod¨ªa de la colombiana de Marchena m¨¢s unos aires rumberos que sostienen el piano de Josema Pelayo, que es tambi¨¦n el productor empe?ado en hacer confluir a cantaores de la tierra con m¨²sicos de rock, como ya hiciera con Juan Moneo ¡®El Torta¡¯ y el grupo Mixto Lobo, antes del inesperado fallecimiento del cantaor. Como en su disco anterior, el de los Camarones cant¨® vuelve a la inspiraci¨®n de poetas cl¨¢sicos y contempor¨¢neos, como el asturiano ?ngel Gonz¨¢lez, para el que ha compuesto una canci¨®n basada en la praviana, un estilo originario del folclor de esa tierra que populariz¨® La Ni?a de los Peines. La ¨²ltima entrega, ¡®Los tangos del renacido¡¯, son un ejemplo de rock gitano, quiz¨¢s en la l¨ªnea que persigui¨® Pach¨®n.
El flamenco y el blues siempre parecieron destinados a encontrarse. Dos lenguajes musicales distintos que comparten una misma sentimentalidad en su expresi¨®n del dolor y de la pena. En las formas de materializar ese encuentro, que han sido muy diversas, resulta inevitable acordarse del grupo Pata Negra, que fundi¨® la guitarra de blues con la de Diego del Gastor en aquel memorable Blues de la frontera.
Fronteriza tambi¨¦n ha sido de siempre la m¨²sica del grupo de ?beda (Ja¨¦n) Guadalupe Plata, que practica un blues de car¨¢cter sombr¨ªo y pantanoso con un tratamiento denso, lleno de efectos el¨¦ctricos, acoples, slides o ruidos. Esa mirada tan lejana no le ha impedido, sin embargo, mantener un ojo en las manifestaciones musicales locales, incluido el flamenco. Su guitarrista, Pedro de Dios, un tanto por azar, se atrevi¨® a acompa?ar al cantaor de Granada Antonio Fern¨¢ndez sin abandonar en ning¨²n momento su est¨¦tica. El resultado se llama Cantes malditos, un sorprendente caso de entendimiento casi simbi¨®tico: cada uno aporta lo que le es propio para terminar ofreciendo una manifestaci¨®n quiz¨¢s ¨²nica, dentro de un panorama que parece ya curado de asombro.
Los cantes elegidos van al pelo con la oscuridad que sugiere la guitarra, y, aunque el blues o el flamenco pueden tener espacio para la alegr¨ªa, aqu¨ª no se encuentra. El cante de Fern¨¢ndez remite a un grito ancestral y los estilos elegidos proclaman pena desde la misma zambra inicial a la f¨²nebre milonga final: ¡®La hija de Juan Sim¨®n¡¯. El antiguo fandango ¡®A ese coche funeral¡¯ es de infausto recuerdo, y le cost¨® a Morente suspensi¨®n de concierto, calabozo y multa por cantarlo el mismo d¨ªa del atentado a Carrero Blanco. La seguiriya, las soleares, el martinete y la ton¨¢ abundan en lo mismo, llamando a la muerte entre el¨¦ctricas distorsiones. En ese contexto, la versi¨®n del popular ¡®El Vito¡¯ por el guitarrista en solitario resulta un oasis dentro de una grabaci¨®n sugerente como pocas.
Desde finales del siglo pasado, el flamenco y el jazz han mantenido relaciones de aproximaci¨®n caracterizadas por su reciprocidad y doble direcci¨®n: las s¨®lidas estructuras r¨ªtmicas del primero se encuentran con la libertad arm¨®nica o las improvisaciones del segundo (o viceversa), y ambos descubren que la dial¨¦ctica es enriquecedora. Los encuentros suelen deparar resultados interesantes, como ilustra el disco del pianista Lorenzo Moya, que, en su mismo nombre, Influencias, incluye al jazz como uno de los componentes de su obra creativa. No es, evidentemente, el ¨²nico, pues en su grabaci¨®n conviven m¨¢s y reconocidos ascendentes.
El cl¨¢sico se muestra en la adaptaci¨®n de los ¡®Tangos del Sacromonte¡¯ de J. Turina y el del flamenco en la misma elecci¨®n de sus estilos para las composiciones propias: homenajea a su madre por buler¨ªas y a su padre por taranta, adem¨¢s de adaptar la farruca ¡®Punta y tac¨®n¡¯ de Sabicas en un notable ejercicio de piano solo. Otro homenaje encubierto (a Paco de Luc¨ªa) se encuentra en la rumba, mientras el pianismo m¨¢s jazz¨ªstico se revela de forma especial en los cortes con formato de tr¨ªo: la balada ¡®Nina¡¯ contiene hermosos desarrollos y el corte que cierra y nombra la grabaci¨®n condensa todas las influencias. El discurso de Moya se sustenta en la percusi¨®n de Bandolero y el bajo de Kostan Gonz¨¢lez, adem¨¢s de contar con aportaciones puntuales (Jorge Pardo, Antonio Serrano, Manuel Machado¡) que a?aden colorido a las tersas composiciones.
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