Los caminos del c¨®mic espa?ol en el siglo XXI

En apenas un cuarto de siglo, el c¨®mic espa?ol ha conseguido trascender las r¨¦moras del pasado, estableci¨¦ndose como una forma art¨ªstica reconocida y admirada dentro del mundo cultural. Aunque la situaci¨®n de la autor¨ªa sigue siendo extremadamente precaria, como se certific¨® en el Libro Blanco del sector impulsado por el Ministerio de Cultura y Deporte este mismo a?o, resulta indudable la existencia de una nueva generaci¨®n autoral que est¨¢ renovando desde una libertad formal y tem¨¢tica de cali...

En apenas un cuarto de siglo, el c¨®mic espa?ol ha conseguido trascender las r¨¦moras del pasado, estableci¨¦ndose como una forma art¨ªstica reconocida y admirada dentro del mundo cultural. Aunque la situaci¨®n de la autor¨ªa sigue siendo extremadamente precaria, como se certific¨® en el Libro Blanco del sector impulsado por el Ministerio de Cultura y Deporte este mismo a?o, resulta indudable la existencia de una nueva generaci¨®n autoral que est¨¢ renovando desde una libertad formal y tem¨¢tica de calidad contrastada. Quiz¨¢s el estandarte m¨¢s reconocible de la historieta espa?ola en estos a?os sea Paco Roca, autor valenciano que figura como referencia en cualquier nueva tendencia que se considere, desde la medicina gr¨¢fica a la introducci¨®n del c¨®mic en museos y espacios culturales o las adaptaciones a la gran pantalla.

Superventas incontestable, Roca ha ejercido de ejemplo desde la autor¨ªa comprometida, en la que la memoria ha actuado como tema recurrente de sus trabajos. La casa (Astiberri) supone un exponente claro de ese ejercicio de reflexi¨®n sobre la construcci¨®n personal desde el recuerdo, pero tambi¨¦n del legado que dejamos en nuestros seres queridos. Su ¨²ltima obra, El abismo del olvido, realizada junto a Rodrigo Terrasa, constituye una muestra de c¨®mo la memoria hist¨®rica ha encontrado en el c¨®mic un lugar natural para desarrollarse desde el relato autobiogr¨¢fico. Siguiendo el ejemplo fundacional de Carlos Gim¨¦nez, otras obras han explorado ese g¨¦nero, como el d¨ªptico formado por El arte de volar y El ala rota, de Altarriba y Kim (Norma Editorial), que consigue trazar un relato cr¨ªtico de la historia de la sociedad espa?ola de los ¨²ltimos 80 a?os a trav¨¦s de las vidas del padre y la madre del guionista. El dibujo de Kim crea una conexi¨®n directa con una ¨¦poca de miseria y tristeza que Altarriba traslada desde lo ¨ªntimo a lo universal.

Esta tem¨¢tica ha arrastrado el inter¨¦s renovado por g¨¦neros como la biograf¨ªa, de gran tradici¨®n en la historieta, pero ahora vinculados a una nueva perspectiva que entronca la trayectoria vital de los creadores a sus obras y crea reflexiones cruzadas, como la de Warburg & Beach, de Jorge Carri¨®n y Javier Olivares (Salamandra), que toman dos personajes clave para el siglo XX para analizar el papel del libro mediante librer¨ªas y bibliotecas, pero atrevi¨¦ndose a romper con el propio concepto tradicional de lectura desde la estructura de leporello, que transforma al propio objeto en categor¨ªa.

La experimentaci¨®n abandona el reducto de los fanzines m¨¢s combativos para ubicarse entre el gran p¨²blico con obras como ¡®Por culpa de una flor¡¯, de Mar¨ªa Medem

Una experimentaci¨®n que abandona el reducto de los fanzines m¨¢s combativos para ubicarse entre el gran p¨²blico con obras como Por culpa de una flor, de Mar¨ªa Medem (Blackie Books), que trabaja desde el cromatismo y la composici¨®n una relaci¨®n profunda con la po¨¦tica y la m¨²sica que act¨²a de forma deslumbrante. La poes¨ªa gr¨¢fica ha entrado con fuerza a trav¨¦s de la obra de autoras como Laura P¨¦rez Vernetti, con sus adaptaciones po¨¦ticas, o de sugerentes planteamientos como el de Mayte Alvarado en La isla (Reservoir Books), cuya apuesta por el color y la forma genera ritmos visuales que piden la complicidad lectora desde la implicaci¨®n hacia nuevas narrativas.

Sin embargo, el c¨®mic espa?ol en estas d¨¦cadas ha descubierto en la no ficci¨®n un campo de expansi¨®n indudable: el periodismo gr¨¢fico como nueva manera de abordar la informaci¨®n tiene exponentes sobresalientes en obras como El d¨ªa 3 (Astiberri), donde Cristina Dur¨¢n y Miguel ?ngel Giner parten de la investigaci¨®n de Laura Ballester para aprovechar el potencial comunicativo de la historieta y, al tiempo, jugar con su potencial simb¨®lico para generar conexiones de empat¨ªa entre los protagonistas del desastre y los lectores. Una forma de aprovechar el lenguaje del noveno arte que se configura como ensayo gr¨¢fico, en el que la autor¨ªa espa?ola est¨¢ resultando clave, como se constata en Todo bajo el sol, de Ana Penyas (Salamandra Graphic), que analiza los procesos de gentrificaci¨®n asociados a la evoluci¨®n del turismo y los problemas derivados, m¨¢s all¨¢ de la simple cr¨ªtica del modelo econ¨®mico, como un riguroso estudio de las implicaciones de las decisiones pol¨ªticas no solo en su entorno, sino en la configuraci¨®n de la sociedad futura.

En el seno de la no ficci¨®n, un lugar destacado procede de la medicina gr¨¢fica, con un importante impulso en Espa?a a partir de las obras de Gallardo (Mar¨ªa y yo) y Roca (Arrugas), convirti¨¦ndose en una herramienta fundamental en la relaci¨®n entre el paciente y el profesional de la salud. Un brillante ejemplo que vincula esta l¨ªnea con nuevos recursos estil¨ªsticos es El Cuerpo de Cristo, de Bea Lema (Astiberri), que parte de la experiencia autobiogr¨¢fica para apuntar el impacto de la enfermedad mental en la vida familiar, creando un relato que empatiza con un sufrimiento colectivo desde la met¨¢fora que aporta el atrevimiento formal. Pero tampoco los g¨¦neros cl¨¢sicos se han abandonado: el terror, la ciencia ficci¨®n o la aventura est¨¢n teniendo reescrituras desde una mirada moderna como la firmada por Santiago Valenzuela en Las aventuras del Capit¨¢n Torrezno (Astiberri), con su creaci¨®n de todo un universo en miniatura que se alimenta a borbotones de la cultura popular, pasada por un tamiz tan castizo como azconiano, en una lectura tan ir¨®nica como feroz del aventurero que conecta directamente con la actualidad de nuestros d¨ªas, rompiendo todos los esquemas con sabor a carajillo y olor a bar de barrio.

Si bien la asimilaci¨®n del c¨®mic como un medio infantil ha pesado en las ¨²ltimas d¨¦cadas, creando una distancia amplificada por la aparici¨®n de nuevas ofertas que parec¨ªan sentenciar la separaci¨®n del c¨®mic de los lectores m¨¢s j¨®venes, en el siglo XXI atendemos a un aut¨¦ntico despertar del tebeo para el p¨²blico infantil. Desde la premisa del disfrute lector del receptor, con indudable influencia del manga y de la nueva oferta audiovisual, el c¨®mic infantil est¨¢ en efervescencia, con iniciativas tan loables como la colecci¨®n Mamut (Bang Ediciones), con series como Astro-rat¨®n y Bombillita, de Ferm¨ªn Sol¨ªs, o Superpatata, de Artur Laperla, que reescriben los g¨¦neros cl¨¢sicos para los m¨¢s peque?os con atrevimiento y descaro en forma y fondo. Y esto solo est¨¢ empezando.