¡®C¨®mo dioses entre los hombres¡¯, de Guido Alfani: los ricos nos quieren gobernar

Los ricos han despertado siempre desconfianza y hostilidad adem¨¢s de una gran fascinaci¨®n. Pero ?cu¨¢l ha sido su papel en la historia occidental? ?Hasta qu¨¦ punto su poder ha desbordado los l¨ªmites del dinero para controlar la pol¨ªtica? Guido Alfani, historiador econ¨®mico italiano, se plantea estas preguntas e intenta responderlas en su libro Como dioses entre los hombres. Un volumen de casi 600 p¨¢ginas por el que desfilan se?ores feudales, conquistadores, incipientes banqueros y precoces reyes de las finanzas. Aunque, quiz¨¢s, el salto m¨¢s espectacular que constata sea la aparici...

Los ricos han despertado siempre desconfianza y hostilidad adem¨¢s de una gran fascinaci¨®n. Pero ?cu¨¢l ha sido su papel en la historia occidental? ?Hasta qu¨¦ punto su poder ha desbordado los l¨ªmites del dinero para controlar la pol¨ªtica? Guido Alfani, historiador econ¨®mico italiano, se plantea estas preguntas e intenta responderlas en su libro Como dioses entre los hombres. Un volumen de casi 600 p¨¢ginas por el que desfilan se?ores feudales, conquistadores, incipientes banqueros y precoces reyes de las finanzas. Aunque, quiz¨¢s, el salto m¨¢s espectacular que constata sea la aparici¨®n de los grandes magnates estadounidenses en el siglo XIX (los Ford, Rockefeller, J.P. Morgan), que convierten a ese pa¨ªs en estandarte del capitalismo, y en el m¨¢s desigual de Occidente. El lector espa?ol encontrar¨¢ escas¨ªsimas referencias a los ricos locales.

Es indudable que la concentraci¨®n de la riqueza ha sido a lo largo de la Historia un proceso continuo. Con muy pocas pausas, nos dice el autor, que solo se?ala tres: la Peste Negra en el siglo XIV, y los dos conflictos mundiales del siglo XX. Junto a estas etapas fat¨ªdicas que se han tragado vidas y haciendas, ha habido tambi¨¦n periodos especialmente aptos para amasar grandes fortunas, como las conquistas de territorios, el proceso colonial, adem¨¢s de las dos revoluciones industriales, (siglos XVIII y XIX). En su libro, Alfani reconoce que ser aceptados socialmente requiri¨® siempre esfuerzos suplementarios en los ricos, lo que no les ha desviado de su objetivo de controlar el poder pol¨ªtico como medio para mantener o reforzar sus fortunas. Lo vemos en la antigua Roma, y en la Florencia renacentista controlada por la familia M¨¦dici. Por no hablar de ejemplos tan cercanos como los de los millonarios Silvio Berlusconi o Donald Trump. El autor nos recuerda, no obstante, que el poder del dinero no se mide solo por la cuenta bancaria del l¨ªder pol¨ªtico. Especialmente en los Estados Unidos, donde los grandes magnates han apoyado siempre a los candidatos electorales. Las donaciones, hasta hace unos a?os m¨¢s abundantes del lado republicano, se han invertido en esta ¨²ltima campa?a electoral, lo que no evita que el funcionamiento del sistema pol¨ªtico se vea alterado, ¡°ya que no se puede esperar que la opini¨®n del votante com¨²n tenga tanto peso como la de los donantes m¨¢s generosos¡±, subraya.

El libro, que toma su t¨ªtulo de una frase del fil¨®sofo medieval franc¨¦s Nicol¨¢s de Oresme, que ve¨ªa con preocupaci¨®n c¨®mo los ricos funcionaban ¡°como dioses entre los hombres¡±, repasa tambi¨¦n la consideraci¨®n social que han tenido a trav¨¦s de la historia, para se?alar la Edad Media como uno de los momentos peores, por la oposici¨®n del cristianismo a la riqueza. Esa visi¨®n negativa dur¨® solo hasta el siglo XV, y en todo caso no estuvo exenta de excepciones. Las fortunas nobiliarias se aceptaban.

Al comienzo de la Edad Moderna, el fortalecimiento de los Estados ofreci¨® nuevas oportunidades de enriquecimiento, al requerir por ejemplo, recaudadores de impuestos, o encargados de los servicios postales. La familia italiana Tassis amas¨® una gran fortuna ocup¨¢ndose de esta importante comunicaci¨®n para Felipe el Hermoso y, m¨¢s tarde para otros pr¨ªncipes alemanes, hasta convertirse en el famoso clan de los Thurn und Taxis. Y pese a la mala prensa de la usura, Alfani nos relata el ¨¦xito temprano de banqueros como los M¨¦dici o los F¨²car. Por no hablar de la opulencia alcanzada por los m¨ªticos Rothschild, dinast¨ªa jud¨ªa que arranca a principios del siglo XVIII en Fr¨¢ncfort, y termina asent¨¢ndose en Francia.

El libro repasa tambi¨¦n el papel de los superricos como mecenas y donantes, pero apunta que esta filantrop¨ªa oculta con frecuencia su obsesi¨®n por controlar los fondos cedidos, o el inconfesable deseo de eludir impuestos. Mejor pertrechados que el resto de los mortales para superar las crisis financieras, la de 2008, en parte causada por ellos, no ha hecho sino reforzarles. Hasta el punto de que Alfani se pregunta si, a fin de cuentas, Nicol¨¢s de Oresme no ten¨ªa raz¨®n.