El consejero irresponsable
En las ¨²ltimas semanas, se han multiplicado las voces que reivindican la etapa del gobierno de Francisco Camps. Todav¨ªa deberemos o¨ªrlas durante alg¨²n tiempo m¨¢s. Quienes tomaron entonces decisiones equivocadas, sienten ahora la necesidad de justificarse. No hay nada de malo en ello, salvo que tratan de hacerlo confundi¨¦ndonos. La m¨¢s pintoresca de las intervenciones ha sido la de la de Rita Barber¨¢. Desconcertada por el torbellino de la crisis, la alcaldesa de Valencia no sale de su asombro. ¡°Somos la misma regi¨®n, la misma ciudad. ?ramos l¨ªder y somos l¨ªder, ¨¦ramos referente y somos referente¡±, proclama. Unos meses atr¨¢s, estas palabras las hubieran aplaudido muchos valencianos. En aquellos momentos, era f¨¢cil creer cualquier cosa que halagara nuestro orgullo; dichas hoy, suenan a vac¨ªo y muy pocos las suscribir¨¢n.
Si Rita Barbera anuncia que nada ha cambiado, Gerardo Camps pretende convencernos de que hizo lo debido durante su mandato. Por lo visto, no existen responsables de la situaci¨®n actual. Tal vez por ello, Barber¨¢ nos anima a ¡°luchar contra eso que nos ha sobrevenido sin saber mucho por qu¨¦¡±. Mientras, quien dirigi¨® la econom¨ªa de la Generalidad (?nada menos que durante ocho a?os?) considera que sus decisiones no influyeron en la coyuntura presente. Tal vez conviniera revisar las teor¨ªas econ¨®micas a la luz de esa postura. Para rematar su defensa, Gerardo Camps sostiene que ¡°Las grandes decisiones adoptadas fueron las adecuadas a la coyuntura del momento. El Consell hizo las cosas que deb¨ªan hacerse cuando se deb¨ªa¡± ?Necesit¨¢bamos excusas para ese viaje?
De creer las palabras de Camps, todo el mundo habr¨ªa actuado correctamente y nadie tom¨® decisiones equivocadas. Lo que no acaba de explicarnos el exconsejero de Econom¨ªa es como, en esas circunstancias, hemos llegado a este punto. Y no puede decir que haya sido consecuencia de la crisis econ¨®mica porque no todas las regiones espa?olas est¨¢n, ni mucho menos, en id¨¦ntica situaci¨®n que nosotros. No s¨®lo no se encuentran en la misma situaci¨®n, sino que, tras el paso del se?or Camps por la consejer¨ªa de Econom¨ªa, el estado de la Comunidad Valenciana, es el peor del pa¨ªs. ?Qu¨¦ hac¨ªa Gerardo Camps cuando el sistema financiero valenciano comenzaba a hundirse? ?Qu¨¦ medidas tom¨® como responsable de nuestra econom¨ªa?
Es comprensible que Gerardo Camps trate de justificarse. Pero una vez decidido a hacerlo, deber¨ªa buscar argumentos convincentes si pretende que le escuchemos. Pero no encontramos esos argumentos por ninguna parte. Asegura que las decisiones que se tomaron fueron las adecuadas, pero no alcanza a demostrarlo y debemos fiarlo todo a su palabra. Y su palabra no se corresponde con los hechos. M¨¢s bien, sucede lo contrario. Lo que vemos es que las decisiones econ¨®micas tomadas por el se?or Camps, y el Gobierno del que formaba parte, han hundido la renta de la Comunidad Valenciana hasta los ¨²ltimos puestos del pa¨ªs.
Decir que ese es el punto de vista de Gerardo Camps y que debemos respetarlo, como algunos mantienen, es bien poca cosa. Ese camino sin razones nos conduce a un relativismo en el que cualquier conducta puede ser excusada, y ya sabemos donde desemboca esa lasitud moral. Durante los ¨²ltimos a?os, hemos permitido que gobernantes como el se?or Camps manipularan el lenguaje para imponernos sus ideas. Si ahora continu¨¢semos callados, nos convertiremos en c¨®mplices de quienes, como ¨¦l, utilizaron nuestros impuestos para servir a su propia ambici¨®n.
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