El Macba reconstruye el seminal congreso de dise?o de Ibiza de 1971
Las im¨¢genes de la Instant City muestran la potencia de las utop¨ªas
Para los organizadores, aquello era el International Council of the Societies of Industrial Design (ICSID); para la tribu de j¨®venes peludos que acudi¨® a la Cala Sant Miquel, en Ibiza, siguiendo el reclamo del tam-tam generacional, fue el Instant City. En cualquier caso, para unos y otros fue un acontecimiento seminal que marcar¨ªa el futuro reforzando lo que todav¨ªa eran intuiciones.
Corr¨ªa el oto?o de 1971 y los miembros de la Agrupaci¨®n de Dise?o Industrial del Fomento de las Artes Decorativas (ADI/FAD) hab¨ªan conseguido que, pese a las reticencias contra la Espa?a franquista que ten¨ªan los europeos democr¨¢ticos, el ICSID aceptara organizar su congreso en Espa?a, concretamente en Ibiza. Entre los impulsores de aquella aventura se encontraban los dise?adores Ives Zimmermann, Andr¨¦ Ricard y Am¨¦rica S¨¢nchez; el fil¨®sofo Xavier Rubert de Vent¨®s; el artista Albert R¨¤fols-Casamada; el arquitecto Antoni de Moragas, y el joven cr¨ªtico Daniel Giralt-Miracle.
Para acoger a los estudiantes que acudieran al congreso se decidi¨® recurrir a un sistema experimental de c¨²pulas hinchables dise?ado por el arquitecto Jos¨¦ Miguel de Prada Poole, que fue bautizado con el nombre de Instant City. Mientras los grandes nombres del dise?o se instalaban en el ¨²nico hotel que en aquellos a?os hab¨ªa en la cala y se sumerg¨ªan en todo tipo de vibrantes debates sobre la base de c¨®mo ¡°redise?ar el concepto del dise?o¡±, en palabras de Giralt-Miracle, en la playa una tribu de j¨®venes de todos los colores, desde hippies a artistas, dirigidos por los entonces estudiantes de arquitectura Fernando Bendito y Carlos Ferrater, cos¨ªan, siguiendo los patrones de Prada Pool, los rollos de pl¨¢stico de colores regalados por una importante empresa, que, una vez hinchados gracias a una serie de ventiladores conectados a un generador, iban configurando una sorprendente ciudad a rayas donde albergarse.
Fue una experiencia breve, pero intensa, que ha perdurado en la memoria de sus protagonistas. Ahora, el propio Giralt-Miracle y Teresa Grandas han comisariado en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) la exposici¨®n Ibiza, 1971, cuando la utop¨ªa fue posible, la primera que organiza el museo solo a partir de fondos documentales, que podr¨¢ verse hasta el 20 de enero de 2013. Es una l¨¢stima que el extraordinario fondo que han conseguido reunir no haya acabado en un cat¨¢logo. Problemas de los tiempos de crisis. Aunque el director del Macba, Bartomeu Mar¨ª, ha prometido encontrar patrocinadores para sacarlo adelante.
Fue una experiencia breve, pero intensa, que ha perdurado en la memoria de sus protagonistas
Con la perspectiva de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, la exposici¨®n deja muy clara la importancia de aquel evento, que por una parte coloc¨® el dise?o catal¨¢n y espa?ol ¡ªhasta entonces relativamente aut¨¢rquico¡ª en el mapa internacional, algo que ahora se da por sentado, y por otra sirvi¨® de catalizador a una generaci¨®n que de pronto descubri¨® que exist¨ªa como tal frente a la opresiva grisura del tardofranquismo. Porque a Cala Sant Miquel no solo acudieron espa?oles, sino tambi¨¦n gente de todo el mundo, no solo europeos, que crearon un sorprendente microcosmos.
En el campo de las artes pl¨¢sticas supuso la puesta de largo de una generaci¨®n de artistas como Jaume Xifr¨¤, Antoni Miralda y Doroth¨¦e Selz, que organizaron el espectacular ceremonial de colores; Antoni Muntadas, que realiz¨® una escultura m¨®vil de 150 metros de largo, y Josep Ponsat¨ª, con su gigantesca escultura hinchable, la m¨¢s espectacular. Como se?alaba ayer Mar¨ª, el congreso acab¨® convertido en una especie de festival multimedia en el que las intervenciones art¨ªsticas se solapaban con los conciertos y las conferencias sobre arquitectura, urbanismo y filosof¨ªa.
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