Peculiaridades galaicas
El comisario que nos llama oscuros y cerrados ha resucitado el concepto de car¨¢cter nacional
Lo del llamado ¡°car¨¢cter nacional¡± fue una cuesti¨®n de gran inter¨¦s cient¨ªfico hasta que se fue oscureciendo con el uso y abuso que ciertos nacionalismos de tipo nazi-fascista hicieron de tal concepto bajo diversos enunciados te¨®ricos. No es el caso gallego, dig¨¢moslo ya para no confundir las cosas: nuestros nacionalismos han estado muy fundados en nuestra historia, de la que hemos sido m¨¢s objetos que sujetos en los ¨²ltimos siglos. No todos pueden decir lo mismo: todav¨ªa se recuerdan los panfletos oficiales pidiendo hablar ¡°la lengua del imperio¡±, entre otras tonter¨ªas despreciativas y agresivas. El car¨¢cter nacional, bajo otras denominaciones m¨¢s as¨¦pticas, es algo com¨²n en los estudios cognitivos: las culturas, nacionales o no, generan h¨¢bitos de conducta que se aprenden y difunden de una generaci¨®n a otra, sin que haya hasta ahora prueba alguna de que esos h¨¢bitos sean gen¨¦tico-hereditarios.
El comisario jefe de la unidad especial que llev¨® el tema del robo del C¨®dice (y muchas m¨¢s cosas que el C¨®dice, por cierto), al que felicito por el final feliz del caso, ha vuelto a poner de moda el concepto del car¨¢cter nacional al imputar a los gallegos las heroicas virtudes del caco del C¨®dice: oscuros, raritos de costumbres, cerrados, y que meten el dinero bajo ladrillos.
Esto ¨²ltimo de enterrar o enladrillar el dinero debe de tener que ver con un juego infantil, de ni?os muy peque?os, que consist¨ªa en enterrar un grupo de cosas, entre las que pod¨ªa haber una moneda, y antes de echarle tierra encima se las proteg¨ªa con un trozo de cristal. Los ni?os deb¨ªamos de disfrutar con aquello, pienso, por tener algo nuestro (el m¨ªsero tesoro) y, adem¨¢s, bajo secreto, dos maravillosos objetivos infantiles. Muchos patios de colegio de Santiago y de otras villas y ciudades gallegas deben de esconder a¨²n muchos de aquellos tesoros. Eso debe ser lo que ten¨ªa el comisario en la cabeza.
?Oscuros? En la letra de Os rumorosos, nuestro himno, hay una estrofa que deja en mal lugar a aquellos que no nos entienden, y les llama ¡°escuros¡± adem¨¢s de ¡°imb¨¦ciles¡±: ¡°Os bos e xenerosos / a nosa voz entenden / e con arroubo atenden/o noso ronco son, / mais s¨® os i?orantes / e f¨¦ridos e duros, / imb¨¦ciles e escuros / non nos entenden, non¡±.
?Raritos? Concrete, as¨ª no puedo ayudarle, comisario. ?Cerrados? Cuando me fui definitivamente (?) de Galicia se me advirti¨® por algunas personas de que los castellanos eran muy cerrados, cerraz¨®n que en Galicia se consideraba ajena, propia de gentes de m¨¢s all¨¢ del Tel¨®n de Grelos, y se cre¨ªa que no ten¨ªa nada que ver con Galicia. El comisario lo pone todo patas arriba, realmente. Por cierto, los castellanos no eran muy cerrados, como reza el estereotipo, y si alg¨²n d¨ªa lo fueron hoy subsiste poco o nada de aquello.
Pero alguna raz¨®n tiene el comisario, y la vamos a ver muy r¨¢pido, anunciando una ampliaci¨®n para otro d¨ªa: los gallegos est¨¢n por encima del resto de los habitantes del Reino en la consideraci¨®n de algunos problemas como problemas suyos personales (en la Agenda Personal del ¨²ltimo bar¨®metro del CIS con intenci¨®n de voto) y se sit¨²an, por tanto, por encima de la media de forma significativa en la consideraci¨®n del paro como un problema que los afecta personalmente, del mismo modo que la desafecci¨®n pol¨ªtica (cr¨ªticas abstractas o gen¨¦ricas a partidos y pol¨ªticos), la corrupci¨®n y el fraude o los recortes. Paro, desafecci¨®n, corrupci¨®n y fraude, recortes¡ ?Por qu¨¦ ser¨¢ as¨ª?
Le dejo al se?or comisario la contestaci¨®n a esta ¨²ltima pregunta, as¨ª como un a?adido de rarezas nuevas para que las vaya integrando en su mochila cr¨ªtica. S¨ª que somos raritos, s¨ª. Sobre todo los comisarios y los soci¨®logos.
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