Del macho alfa al beta
Segunda jornada de la Semana de la Moda de Valencia
Se?ores, se?oras, seamos serios. Por si alguien ha conseguido no enterarse, estamos de Moda. Ah¨ª afuera, del Rinc¨®n de Ademuz para arriba, todo el mundo habla de la ¡°Marca Valencia¡±. No hay ¡°Callejeros¡± o ¡°Salvados¡± que se le resista, tete. Porque, ll¨¢menme fatalista, pero lo cierto es que hemos colocado a Valencia en el mapa, aunque por las razones equivocadas. Y no es un problema de geolocalizaci¨®n. No.
Segunda jornada de la Valencia Fashion Week, y aqu¨ª uno desplegando una indagaci¨®n antropol¨®gica que le mantiene adherido al front-row. Uno de los apartados m¨¢s interesantes -que los hay, que los hay- de esta cita bianual con la Moda es el de los dise?adores emergentes. Los desfiles de la Zona D son siempre un term¨®metro certero del estado febril de las tendencias. Unas colecciones que trasladan y evidencian, parafraseando a Wilde, que no tienen nada que declarar excepto su talento. O mejor, nada que perder.
Sobre la pasarela, de facto, revolotean las referencias, reales y ficticias. Algunas f¨®rmulas magistrales funcionan, otras se quedan con la efervescencia propia de una gaseosa desventada. Se ven prendas interesantes pero inconexas. Un caj¨®n de sastre repleto de (buenas) intenciones. Abri¨® secci¨®n el granadino Antonio Posadas, con su colecci¨®n K?sher. Se impone la austeridad. Piezas de sastrer¨ªa en blanco-y-negro inspiradas en la tradici¨®n ortodoxa del juda¨ªsmo. Kip¨¢s de rigor, parafernalia religiosa y algunas prendas de certificaci¨®n rab¨ªnica.
Lo que present¨® el sevillano Alejandro Berro fue otra entelequia. Empuje no le faltaba, pero bastante lejano de alcanzar la perfecci¨®n. Arist¨®teles es pulp, que no pop. Cortes cincelados, formas arquitect¨®nicas y (pseudo)org¨¢nicas, resueltas todas en la ausencia de color. El adjetivo multicultural se queda corto para describir la propuesta de Almaravi. Su colecci¨®n ¡°Viajes fr¨¢giles¡± es a Zona D lo que Macaco (glups) a la m¨²sica. Alcanzando un nivel de buenrollismo considerable. Vibrante alegato al optimismo, colorista, viajera y sin muchas pretensiones. Comercial, pues tambi¨¦n. En cambio, el color fue des¨¦rtico en el trabajo de Jdys y su colecci¨®n Libertad homog¨¦nea. Como manda la temporada el negro como denominador com¨²n y el uso desigual de las transparencias, sin quitarle ojo a las corpulencias.
En el caso de la moda masculina, el tama?o (y los vol¨²menes) s¨ª que importa. Un chute de ?virilidad? masculina inyectaron Anel Yaos y Visory Fashionart a la Zona D en su segunda jornada. The other side of heaven, de Yaos, trata de que el individuo, ponga lo que se ponga, nunca pierda su masculinidad. ?Seguro? Yaos saca las u?as en prendas voluminosas, cortes asim¨¦tricos y rompe estereotipos con los materiales. El clich¨¦ del erotismo tenebroso del punk formulado en t¨¦rminos tan generales que planea pero no toma tierra.
La punzante modernidad de Visory Fashionart se tradujo en una presentaci¨®n caleidosc¨®pica con reminiscencias retrofuturistas, celebraci¨®n inmodesta de pertenencia a tribu adolescente, declaraci¨®n de amor al clubbing y, encima, todo aderezado con algo de iron¨ªa y ninguneo -involuntario, quiz¨¢s- al zeitgeist. Espero. Resulta dif¨ªcil definir la estructura de las prendas. El dise?ador sopl¨® volumen creando contundentes looks de llamativas estridencias. Oh, el shok.
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