?Qui¨¦n tiene la culpa?
Hay que dilucidar responsabilidades. No podemos seguir entreteni¨¦ndonos m¨¢s en ¡°que mal est¨¢ la cosa¡±
Cada vez resulta m¨¢s f¨¢cil, y al mismo tiempo m¨¢s in¨²til, darle la culpa a los que mandan de todo lo que sucede. De entrada, porque no est¨¢ muy claro qui¨¦nes son esos que mandan. Y, adem¨¢s, tampoco est¨¢ nada claro lo que nos sucede. A la gente le pasan cosas muy distintas, e incluso las mismas cosas afectan de manera muy distinta de colectivos y a personas concretas. Parece bastante obvio. Pero no por ello dejamos de usar esos latiguillos de ¡°lo que pasa¡±, ¡°ellos¡±, ¡°nosotros¡±¡. Necesitamos hilar m¨¢s fino. Diferenciar problemas. Analizar a qui¨¦n afecta cada cosa. Dilucidar responsabilidades. Y actuar. No podemos seguir entreteni¨¦ndonos m¨¢s en ¡°que mal est¨¢ la cosa¡±.
Es evidente que todo est¨¢ conectado y que por tanto lo que pasa en Alemania con Merkel, lo que acontece en Gibraltar o la ¨²ltima ocurrencia de Wert nos afecta. Pero, si no somos capaces de establecer escalas de responsabilidad y posibilidad de que nos rindan cuentas, acabaremos con una tremenda sensaci¨®n de impotencia. Ahora que parece que todo reinicia, es bueno plantearse objetivos. Uno de los que yo mismo me planteo es dilucidar qu¨¦ puedo hacer para que las cosas (algunas, aquellas sobre las que puedo operar) cambien, y entender con qui¨¦n tengo que trabajar, conectar o apoyar para que otras muchas cosas (sobre las que tengo menos posibilidad directa de intervenci¨®n) puedan asimismo transformarse.
Hay que dilucidar responsabilidades. No podemos seguir entreteni¨¦ndonos m¨¢s en ¡°que mal est¨¢ la cosa¡±
Estoy un poco harto de los an¨¢lisis que ven conspiraciones, grupos secretos y pactos invisibles para explicar cosas muy concretas que pasan a nuestro lado. Sobre todo, porque si me acabo creyendo que ello es cierto, un segundo despu¨¦s no s¨¦ qu¨¦ hacer para que algo mejore. Tampoco me gustan los an¨¢lisis que relacionan todo lo malo que pasa con el sistema o con Madrid. B¨¢sicamente porque la cosa se me alarga mucho. Es evidente que si tuvi¨¦ramos otro sistema electoral, los grandes partidos fueran distintos y no costara tanto presentar una iniciativa legislativa popular (y en cambio no les fuera tan sencillo a los parlamentarios pas¨¢rsela por d¨®nde quieren), todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil. O no. En muchos sitios han cambiado el sistema electoral pensando que el que ten¨ªan en el pueblo de al lado era mucho mejor, y luego les ha salido un Berlusconi. Los partidos que nos han tocado no son los mejores, pero hasta hace poco no nos quej¨¢bamos tanto. ?Son ellos que han empeorado, somos nosotros que nos hemos vuelto m¨¢s exigentes o es que todo est¨¢ m¨¢s complicado? ?No ser¨¢ que hablando de Madrid difuminamos las responsabilidades de los que tenemos m¨¢s cerca?
Dec¨ªa hace poco Ulrich Beck en una entrevista que los partidos son creaciones del Estado-Naci¨®n, mientras que la generaci¨®n global, la que se mueve en las redes, est¨¢ en una situaci¨®n similar a la de Crist¨®bal Col¨®n al llegar al Nuevo Continente. Son ellos, dec¨ªa el soci¨®logo alem¨¢n, los que est¨¢n explorando el Nuevo Mundo, un mundo sobre el que a¨²n no disponemos de mapas. Deber¨ªamos distinguir por tanto, momentos, fases, situaciones. Y actuar, sobre todo actuar. No sabemos c¨®mo se har¨¢ pol¨ªtica en el futuro. O sea, no sabemos c¨®mo se tomar¨¢n decisiones colectivas que traten de afrontar problemas comunes, distribuyendo costes y beneficios entre unos y otros, que eso es la pol¨ªtica. S¨ª que sabemos que la diferenciaci¨®n social, la heterogeneidad crecer¨¢, y que por tanto la capacidad de articular esa complejidad en unidades o agregados con ciertas dosis de unidad ideol¨®gica y de disciplina organizativa, no ser¨¢ algo f¨¢cil ni probablemente esperable.
Si seguimos reclamando que nos devuelvan la democracia prometida, debemos asumir que las decisiones se tomar¨¢n de manera agregada, con deliberaci¨®n y presencia m¨¢s o menos directa de la ciudadan¨ªa. M¨¢s decisiones directas, con m¨¢s necesidad de articular debates y generar agregados que puedan acabar decidi¨¦ndose desde posiciones informadas y conscientes de sus efectos. Por lo tanto, m¨¢s horizontalidad, m¨¢s conocimiento compartido, m¨¢s decisiones colectivas. Entre donde estamos y donde llegaremos, la oscuridad es notable. Y en esa oscuridad hay gente que sigue ganando y gente que sigue perdiendo. Pero tambi¨¦n hay gente que lucha para que la cosa no empeore. Y lo hacen desde lo concreto, desde la comida, la casa, la escuela y la salud. No hay mapas. Pero hay exploradores. Y hay, en cambio, qui¨¦nes se lo miran todo diciendo, cuando haya mapas ya iremos. Me apunto a la exploraci¨®n.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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