Los discursos alternativos se abren paso ante la v¨ªa ¨²nica de los trasvases
Reutilizar el agua, cambiar cultivos, abrir aljibes y reformular el modelo urban¨ªstico disperso mitigan la demanda h¨ªdrica
El agua es una fuente de contrastes. El r¨ªo Vinalopo (Alicante) la recibe del J¨²car (Valencia) y en el ¨¢rea metropolitana de Alicante tres depuradoras de aguas residuales vierten al mar una media anual de unos 25 hect¨®metros c¨²bicos. Son c¨¢lculos realizados sobre los datos de Aguas de Alicante por Ernest Blasco, responsable del agua del sindicato agrario La Uni¨® de Llauradors i Ramaders: ¡°Ese agua servir¨ªa para regad¨ªo de ¨¢rboles y aproximadamente supone la mitad que se quer¨ªa traer con el trasvase del Ebro a la parte sur de la provincia de Alicante. ?Es que ese agua que se tira no se puede usar?¡±.
Una vez firmado el memorando del trasvase Tajo-Segura el pasado octubre por cinco autonom¨ªas gobernadas por el Partido Popular, el presidente valenciano Alberto Fabra incide en que se acab¨® la llamada guerra del agua, que los populares siempre achacaron a la negativa al trasvase del Ebro del gobierno socialista de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Hoy, en una situaci¨®n de sequ¨ªa susceptible de empeorar, el discurso de los trasvases reverbera de nuevo con fuerza en el panorama pol¨ªtico valenciano: ahora no es la transferencia del Ebro la que solucionar¨¢ la vida a los habitantes al sur de la Comunidad Valenciana, son las del J¨²car y el Tajo.
Tras llenar la balsa de su campo con agua del J¨²car, Ernest Blasco advierte de algo que est¨¢ hasta en las mismas directrices de la Uni¨®n Europea: ¡°No nos negamos a aprovechar los recursos del trasvase con semejante sequ¨ªa, pero hay que ser l¨®gicos y usar lo propio antes de mirar en otros lugares. Hay muchas formas de obtener agua y convendr¨ªa tambi¨¦n hacer un censo real de las aguas subterr¨¢neas¡±, demanda el sindicalista cuya organizaci¨®n representa a trabajadores del campo tanto en el sur de Alicante como en el de Valencia, dos ¨¢reas a la gresca en cuanto se habla de llevar agua del J¨²car a r¨ªos alicantinos.
Quiz¨¢s el trasvase del J¨²car al r¨ªo alicantino para que rieguen en las comarcas del Alto y Bajo Vinalop¨®, as¨ª como L¡¯Alacant¨ª y La Marina Baixa, simbolice el uso pol¨ªtico que se ha hecho del agua. Los regantes alicantinos llevaban ocho a?os neg¨¢ndose a recibir agua del tramo del J¨²car del que se ha obtenido, el Azud de la Marquesa, en Cullera. Especialmente la patronal agraria la consideraba de mala calidad pese a que el campo de la Ribera se ha regado siempre con esa agua, la misma que se reparte desde que el presidente de la Generalitat abriera la v¨¢lvula del trasvase y calificara el momento de ¡°hist¨®rico¡±.
¡°La pol¨ªtica de trasvases es pan para hoy y hambre para ma?ana. De cumplirse los pron¨®sticos, en el futuro no habr¨¢ agua suficiente para trasvasar¡±, reflexiona el catedr¨¢tico de An¨¢lisis Geogr¨¢fico Regional de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina: ¡°El debate del agua adolece de principios antiguos y hay otro que no se quiere abordar, el de acondicionarse al medio. O la situaci¨®n cambia radicalmente en septiembre u octubre o la sequ¨ªa, que tiene cifras casi subsaharianas, va a complicar todo y mucho¡±, dice de una condici¨®n climatol¨®gica cuya dureza supera todos los registros hist¨®ricos.
El catedr¨¢tico y otros acad¨¦micos coinciden en que hay que reutilizar m¨¢s agua y replantearse cultivos: hay regad¨ªos no rentables, variedades de c¨ªtricos que gastan demasiada agua en zonas donde es un lujo. En comarcas como La Marina Baixa el uso agrio ronda el 50% del consumo h¨ªdrico total y solo supone un 1% del Producto Interior Bruto de la zona. Desde los a?os 80, los instrumentos de planificaci¨®n territorial apuntan a una necesidad de reducir regad¨ªos de c¨ªtricos. No significa necesariamente abandonar los campos, sino un cambio de cultivo.
El problema del debate del agua tambi¨¦n es el ruido que genera. Muchas veces, al hablar de la problem¨¢tica, se mezcla el consumo humano con el riego. ¡°Es un bien tan elemental, que apela a lo emocional, tiene una utilizaci¨®n pol¨ªtica muy potente. Las grandes demandas de agua surgen en ¨¦pocas de sequ¨ªa y en determinados momentos pol¨ªticos como puedan ser unas elecciones¡±, recuerda Jos¨¦ Miguel Iribas, especialista en diagn¨®stico territorial, urban¨ªstico y tur¨ªstico.
Pese a la insistencia de los trasvases, ha cambiado tanto el panorama que el litoral valenciano dif¨ªcilmente se puede quedar sin agua gracias a las desaladoras, tan vilipendiadas desde los gobiernos y patronales del campo durante la guerra del agua. Frente a las cr¨ªticas del caro coste del agua desalada, sus defensores rebaten que la tecnolog¨ªa es cada vez m¨¢s barata, al contrario que los m¨¦todos de bombeo propios de los trasvases, que requieren reparaciones de infraestructuras y luz cada vez m¨¢s caros.
Macrourbanizaciones
¡°Lo hecho hecho est¨¢¡±, admite Jorge Olcina, ¡°la soluci¨®n vendr¨¢ por varios lados, pero adem¨¢s necesitamos un urbanismo que limite la construcci¨®n dispersa y apueste por modelos de concentraci¨®n¡±. Hay dos ejemplos muy claros en Alicante: Benidorm y Orihuela. El primero, gusten o no los rascacielos, tiene un consumo de agua diario de 150 litros por habitante. El segundo, de 300 litros por habitante. En modelos como el oriolano, con grandes macrourbanizaciones a m¨¢s de 30 kil¨®metros del casco antiguo, se pierde agua por el camino, hay que hacer m¨¢s infraestructuras, etc.
¡°?Y con la cantidad de urbanizaciones que tenemos por qu¨¦ las casas ya no tienen aljibes como antes?¡±, se pregunta Blasco, que trabaj¨® durante a?os en Israel. ¡°Un pa¨ªs que es una potencia agr¨ªcola y se parece a la Comunidad Valenciana en tama?o y clima, si bien all¨ª es m¨¢s radical y solo hay un r¨ªo¡±, recuerda. ¡°Piensa en un episodio fuerte de lluvia¡±, contin¨²a, ¡°un d¨ªa en el que caen 40L/ m? a un tejado de 100 m?, que tiene una buena canalizaci¨®n hacia un aljibe. Eso son 4.000 metros cuadrados de agua recogidos ?Eso por qu¨¦ no se piensa? ?O aqu¨ª nadie va a decir nada hasta que el agua tenga el precio de la cerveza?¡±, protesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.