La ¡®guerra de las habitaciones¡¯

Montserrat Bou regenta una peque?a pensi¨®n de cuatro habitaciones "de cierto nivel" en la Diagonal de Barcelona. El a?o pasado ten¨ªa colgado el cartel de completo, pero este verano tiene la mitad vac¨ªas. Sus dormitorios, alquilados por entre 140 y 170 euros, est¨¢n sufriendo la competencia m¨¢s que la crisis. Y Bou se cree en el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil para poder amortizar la inversi¨®n que tuvo que realizar para lanzar el negocio. "Los hoteles no son nuestra competencia, pero todo suma", dice, en referencia a la apertura de nuevos alojamientos en la ciudad "legales e ilegales".

El boom tur¨ªstico que vive Barcelona no ha aliviado la guerra de las habitaciones. Al contrario. Las patronales de hoteles y apartamentos tur¨ªsticos ya hab¨ªan empezado la batalla contra los apartamentos tur¨ªsticos ilegales, de los que han detectado unos 750. Los albergues juveniles est¨¢n ahora en la misma lucha: los registros oficiales cifran unas 7.000 camas disponibles en el Barcelon¨¨s, pero Carles Gras, presidente de la patronal que los une, asegura que una compa?¨ªa que gestiona un buscador de Internet les ha asegurado que estaba ofertando 13.000 plazas. A todo esto, la Generalitat ha movido ficha y ha sancionado con 30.000 euros a Airbnb, la plataforma m¨¢s popular para localizar un apartamento o una habitaci¨®n en alquiler por unos d¨ªas. El Gobierno catal¨¢n tambi¨¦n ha abierto 18 expedientes a p¨¢ginas web, ocho de los cuales con car¨¢cter sancionador.

"No es una cuesti¨®n de apartamentos tur¨ªsticos, sino de establecimientos ilegales", explica Beatriz Planet, propietaria de Blanc Guesthouse, una pensi¨®n que lleva tres a?os abierta y que ha notado en los ¨²ltimos tiempos una creciente competencia de precios. La socia de otro peque?o alojamiento de cuatro habitaciones, el Hostal Petit, Leonor Vicente, admite que las pensiones no compiten directamente con los apartamentos, pero avisa de que todo afecta, que es una cadena. "Hay apartamentos tur¨ªsticos muy bonitos pero ilegales que s¨ª le hacen la competencia a los hoteles de tres estrellas; esos hoteles lo que hacen acto seguido es bajar los precios y al final te encuentras que est¨¢n vendiendo habitaciones al mismo precio que nosotros. Ofrecemos cosas diferentes pero al final competimos".

Todas las personas consultadas confirman que Airbnb es un problema, pero no menor que el de otros buscadores de Internet como Booking. "En los buscadores, cuando nos piden informaci¨®n para que nos apuntemos, no nos piden ni el n¨²mero de registro", explica Planet, un dato que la Generalitat obliga a hacer visible en cualquier publicidad de los alojamientos. Esta empresaria explica que hay diversas formas de ser ilegal: Quien no tiene licencia porque cuesta dinero, quien no tiene licencia porque el establecimiento que explota no puede tenerla por requisitos t¨¦cnicos, y aquellos alojamientos que tienen permiso para vender diez habitaciones y venden veinte (por decir un n¨²mero).

Vicente recuerda una visita de un inspector en su pensi¨®n.

Los albergues denuncian que la mitad de su competencia opera sin permiso

-?Por qu¨¦ no inspeccion¨¢is los alojamientos que son ilegales?

-Uy, es muy dif¨ªcil.

-?Muy dif¨ªcil? Pero si solo tiene que abrir Booking.com .

Y esta peque?a empresaria abunda: "Hay buscadores en los que te encuentras un bed and breakfast en un sexto piso. ?Pero si por normativa de bomberos no puede ser!". En su opini¨®n la que sale perdiendo de esa competencia desleal es la ciudad.

Clara Puig, directora de expansi¨®n de la red de albergues Equity Point, lamenta la batalla en la que est¨¢n inmersos tambi¨¦n los albergues. No solo tienen que competir con las multinacionales de los youth hostels que han aterrizado en Barcelona con instalaciones mastod¨®nticas y precios baj¨ªsimos, sino con un 50% de oferta ilegal, seg¨²n sus c¨¢lculos. "Hemos intentado hablar con la Administraci¨®n y presentar denuncias y a la vez reclamamos la colaboraci¨®n de los buscadores para que no acepten vender camas que no tengan licencias", explica un tanto esc¨¦ptica de los resultados de las inspecciones. "Es que no se ha cerrado ning¨²n albergue ilegal".

En opini¨®n de Carles Gras, la proliferaci¨®n de albergues sigue la misma senda que la de pensiones y hostales. "T¨² heredas un piso de tu t¨ªa, pones unas literas y lo conviertes en albergue", explica. "Parece que es inofensivo pero si vas sumando treinta plazas y treinta plazas m¨¢s al final el efecto es que hace mucho da?o".

Mientras los peque?os alojamientos se quejan de su desprotecci¨®n, la Autoridad Catalana de la Competencia (Acco) recomienda a la Generalitat que d¨¦ un vuelco a la pol¨ªtica contraria a modelos de econom¨ªa colaborativa como Airbnb y opte por integrarlos. El organismo apunta que la legislaci¨®n catalana se ha quedado anticuada e incluso "desbordada" por las nuevas tecnolog¨ªas y advierte de que si se "impidiera" la participaci¨®n en el mercado se perjudicar¨ªa al consumidor.