El mejor lugar para no hacer nada
Viladrau, en la falda del Montseny, ofrece entre sus seculares alicientes un marco ideal para la introspecci¨®n y el reposo te?ido de noble vagancia
En los ¨²ltimos d¨ªas no he hecho absolutamente nada, excepto decidir que no voy a la salida en bicicleta ni a la excursi¨®n nocturna para ver estrellas fugaces (second chance tras tampoco ir por San Lorenzo), ni participo en el torneo de tenis. Me levanto tarde, salgo al jard¨ªn con los prism¨¢ticos y observo displicentemente a un arrendajo gordo picotear en el comedero de los cacahuetes. Luego dejo vagar la mirada por las copas de los altos ¨¢rboles y de ah¨ª sigo al cielo donde veo pasar una nube y trato de discernirle, sin esforzarme demasiado, una forma. Me entretengo luego con el vuelo de una lib¨¦lula mientras sopeso regar las hortensias. Bueno, seguro que aguantan hasta ma?ana. Una suave brisa provoca un interesante movimiento en la rama de un abeto. Recojo una pi?a y estudio la delicada forma en que la ha ro¨ªdo una ardilla. Apenas me he dado cuenta y ya casi ha pasado la hora del desayuno. Me habr¨¦ vuelto a quedar sin diario y sin cruas¨¢n; me he olvidado de cargar el m¨®vil, aplazo un d¨ªa m¨¢s arreglar el armario. Hoy tampoco me va a dar tiempo de ir a la piscina: es igual porque a lo mejor llueve. Vaya, si ya es casi hora de comer.
Bienvenidos a Viladrau, el mejor sitio de veraneo para no hacer nada. Desde los 12 a?os que paso parte de mis vacaciones aqu¨ª y he tardado casi medio siglo en descubrir que su secreto ¡ªcomo en realidad el de la vida misma¡ª es no tener muchas expectativas, dejar resbalar las horas sin aferrarte demasiado a ning¨²n prop¨®sito. Lo dec¨ªa el abuelo Sall¨¦s: ¡°El feliz aburrimiento¡±.
Eso no quiere decir que el lugar no tenga una gran (bien, gran, gran, tampoco) oferta de actividades estivales. Es obligado dejarse ver por la ma?ana en las terrazas de los bares de la plaza y en sus aleda?os haciendo como que compras algo para entablar relaciones sociales y comentar las noticias del verano: el rayo que ha ca¨ªdo en casa Pica?ol, el homenaje en el Mas Rusquelles (viejo cau de poetes) a Alicia de Larrocha (que veraneaba aqu¨ª, en Viladrau), o que ya no hacen barra de nata en la Font. Existe una larga tradici¨®n de excursiones a fuentes (200) y parajes ¡ªque en su mayor parte yo desconozco¡ª, como la Font de l¡¯Oreneta o el Castanyer de les nou branques ¡ªla ¨²ltima vez que lo vi cont¨¦ solo 8, pero encontr¨¦ una salamandra¡ª; se organizan puntualmente actos y conciertos (desde el activo festival Marcos Redondo al recital de Pedro Ayesa, la disco m¨®vil o la noche Country). Y tambi¨¦n de eventos deportivos. El tedio produce tambi¨¦n grandes deportistas, como si pudieras huir de t¨ª mismo.
Mi memoria recoge una sucesi¨®n de chocolatadas, botifarradas, sardanas, carreras populares, gincanas, concursos de paellas o identificaci¨®n de ¨¢rboles, "psicod¨¦licos" (as¨ª se denomina desde los sesenta a las animadas sesiones de discoteca en el club de veraneantes, que contin¨²an), misas, salidas en moto o a pescar cangrejos (esto ya son cosas menos frecuentes). Actividades punteadas anta?o por momentos realmente ¨¦picos en los hoy ignotos Campos del t¨ªo Leopoldo donde sol¨ªamos refocilarnos de adolescentes, en general ¡ªal menos yo¡ª de manera que hoy parece entra?ablemente casta.
Comer, dormir y ver
UN SITIO PARA COMER
Mejor cenar: El viejo molino de la Barita, antigua posta de diligencias que la tradici¨®n quiere que fuera asaltada por Serrallonga, oriundo de la vecina masia fortificada de La Sala. Trucha con almendras o a la brasa. Unos postres deliciosos.
UN SITIO PARA DORMIR
El hotel Bofill. Un cl¨¢sico. Los ventanales del viejo comedor arrojan una vista preciosa sobre el Montseny.
?UN SITIO PARA VISITAR
El paseo al atardecer hasta la mas¨ªa de Can Batllic. Posibilidad de observar un zorro o un tej¨®n, o los misteriosos chotacabras. Los rom¨¢nticos ingleses hubieran encontrado buena inspiraci¨®n.
Yo qu¨¦ quieren que les diga, amo este pueblo que es en realidad como el reverso de mi otra mitad de vacaciones en Formentera. Est¨¢tico, contemplativo, verde, lluvioso, introspectivo. Un paisaje de omnipresente monta?a y denso bosque de haya y casta?o ¡ªentre otras muchas especies¡ª que puede trastornar a los amantes de los espacios abiertos pero que vivifica con su altura (845 metros) y la pureza de su aire.
Habr¨¢ quien les diga que Viladrau es un destino estival aburrido y con una secular colonia de veraneantes Premium hist¨®ricamente endog¨¢mica, beata, pretenciosa, cotilla y maledicente. Tambi¨¦n se podr¨ªa decir eso del Jard¨ªn de los Finzi Contini. En realidad incluso aqu¨ª los tiempos han cambiado y la mayor¨ªa de la gente, tanto estiuejants como locales y residentes son personas absolutamente normales y cabales. Pero indudablemente del pasado han quedado trazas, psicol¨®gicas y f¨ªsicas, como esos grandes caserones, las torres de las familias benestants, muchos hoy cascarones vac¨ªos en venta y llenos de fantasmas de veranos ya idos que esperan su gran cronista.
Me doy cuenta de que les hablo de un Viladrau muy concreto. Hay muchos m¨¢s. Agust¨ª Fancelli, una de las presencias que aletean aqu¨ª, lugar tambi¨¦n de nostalgias, melancol¨ªas y p¨¦rdidas, lo ten¨ªa por un pueblo wagneriano. Es una localidad sin duda con un grande y apasionante pasado que incluye romanos, bandoleros (?Serrallonga!), brujas, carboner¨ªas, pastoreo, y poetas noucentistes, indisolublemente ligados a las fuentes.
Su riqueza natural es abrumadora. Buena parte del municipio est¨¢ dentro del Parque Natural del Montseny. Cualquiera se convierte aqu¨ª en naturalista aficionado o jardinero, sin necesidad de mucho esfuerzo. A veces las dos cosas: yo mismo el otro d¨ªa confund¨ª una gran culebra verde con la manguera. Otras alternativas son la lectura, los naipes y la amistad.
No hay verano como este para desconectar del futuro y vivir un eterno y lento presente. Ese presente, sin embargo, no deja de columpiarse en un pasado que se empe?a por volver en cada una de las delicuescentes horas del veraneo. Y que se cuela por las brechas que unas puestas de sol realmente grandiosas abren cada tarde en las sombras del coraz¨®n.
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