Divertirse con gracia

Es dif¨ªcil no pas¨¢rselo bien en un concierto de Scott Bradlee y sus huestes. Es casi igual de dif¨ªcil, en realidad, extraer grandes conclusiones del espect¨¢culo. Este Postmodern Jukebox no ejerce de banda al uso; m¨¢s bien se postula como un imponente artefacto para la diversi¨®n. Y no escatima esfuerzos ni efectivos al respecto, comenzando por LaVance, ese risue?o y locuaz maestro de ceremonias, embutido en una americana imposible, que nos instruye sobre el hashtag adecuado para bombardear las redes. Todo resulta a partir de ah¨ª tan liviano como excitante. Como si asisti¨¦ramos a un concurso televisivo de talentos, con la peculiaridad de que las damas y caballeros aqu¨ª involucrados s¨ª que son de verdad talentosos.

Se palpaba la excitaci¨®n en La Riviera este domingo en la noche, repleta e inquieta durante el cuarto de hora que remolonearon los m¨²sicos antes de emerger. A partir de ese momento, el despendole fue imparable y justificado. Cinco m¨²sicos jazz¨ªsticos escoltan a otros tantos vocalistas (tres mujeres y dos varones) de registros descomunales, que se alternan o combinan para recrear cl¨¢sicos recientes: desde Beyonc¨¦ hasta Outkast, Sam Smith, Justin Bieber o Radiohead. Y, sorpresa, hasta My Heart Will Go On, el repelente cl¨¢sico de C¨¦line Dion, tiene bastante gracia cuando lo reinventan en clave doo wop.

Por si todo lo precedente fuera poco, una bailarina de claqu¨¦ termina por agitar el cotarro y propagar la sudorina colectiva. Pero nadie en SCPMJ, esta especie de franquicia a la manera de Broadway, tiene prisa por rematar la faena. La diversi¨®n es generosa, bailonga, risue?a. Y eso de divertirse con gracia, consulten las secciones de sucesos, no es lo que m¨¢s se estila ahora.