La Escola Massana del siglo XXI
El centro que imparte estudios de arte y dise?o desde 1929 abre el curso en el flamante edificio de la plaza de la Gardunya firmado por Carme Pin¨®s
Despu¨¦s de cierto sentimiento de okupa, ni m¨¢s ni menos que los 82 a?os que ha estado en varias edificaciones del antiguo hospital de la Santa Creu, la Escola Massana de Barcelona tiene casa propia. Y menuda casa: 11.000 metros cuadrados en seis plantas, con espacios di¨¢fanos y luminosos tanto en las aulas polivalentes como en los talleres, con terrazas que se asoman a la plaza de la Gardunya y casi se encaraman a la estructura del mercado de la Boquer¨ªa. El cambio de la vieja escuela a la que ma?ana estrena singladura es total. ¡°Es como si di¨¦ramos un salto de dos siglos, hemos salido de una escuela m¨¢s propia del XIX y vamos a una del XXI. Todo un cambio al que nos tenemos que aclimatar¡±, reconoce el director de la Escola Massana, Xavi Capmany, que tambi¨¦n es profesor de dise?o del centro.
Una mudanza que era imperativa por las malas condiciones de los espacios que ocupaban y por los serios problemas de infraestructuras, una queja que han compartido otros directores de la escuela que le han precedido, como Gemma Amat. ¡°Casi se puede resumir en que all¨ª incumpl¨ªamos pr¨¢cticamente todas las normativas de seguridad y accesibilidad¡±, comenta en un paseo por el amplio edificio proyectado por la arquitecta Carme Pin¨®s. Este a?o se han podido matricular, por primera vez, personas que se desplazan en sillas de ruedas porque en la nueva Massana hay ascensores y rampas para garantizar la movilidad.
El viernes previo a la apertura del curso, y con ¨¦l la llegada de 1.200 alumnos matriculados, personal y profesorado tomaban las medidas a su nuevo traje. Los ¨²ltimos toques, sobre todo en los talleres, eran evidentes: botes de pintura que se alineaban en armarios de la vieja escuela en el taller de pintura, ¨²tiles que se colocaban en el taller de molduras¡ El continente es completamente nuevo, pero el contenido es una mixtura de material, especialmente maquinaria y hornos, y tambi¨¦n viejas mesas del taller de dibujo, caballetes o paletas con esmaltes que tienen 60 a?os¡ Una suerte de combinaci¨®n de elementos de fuerte contraste, como en el taller de hierro, en el que hay viejos yunques sobre troncos de madera al lado de una ultramoderna m¨¢quina plegadora de l¨¢minas de hierro. O en el de artes gr¨¢ficas, en el que comparten espacio una antigua y completa caja de tipograf¨ªa de los tiempos de la impresi¨®n en plomo y una vieja guillotina hasta llegar a la tecnolog¨ªa digital. ¡°Hacer el inventario para el traslado ha sido una tarea muy dif¨ªcil que empez¨® hace un a?o¡±, cuenta Capmany.
Nuevo contenido, pues, para unas nuevas formas de hacer. ¡°Queremos que la escuela est¨¦ m¨¢s abierta al barrio y a todo lo que pasa alrededor¡±, explica. Una porosidad al exterior m¨¢s acusada en la planta baja, donde hay un espacio fijo para exposiciones ¡ªla primera ser¨¢ Amorf Fratern, una colectiva con una mirada muy transversal sobre el dise?o y las artes¡ª y una sala de actos, que se podr¨¢ utilizar por entidades del barrio aunque la escuela est¨¦ cerrada.
Una etapa que empieza y que coincide con una renovaci¨®n importante del profesorado por jubilaciones que da paso a la entrada de docentes j¨®venes. Las aulas polivalentes con espacios que se pueden modular est¨¢n a un lado del edificio, el m¨¢s cercano al frente de la calle de Hospital, mientras los talleres miran a la plaza de la Gardunya. Entre uno y otro, hay un elemento en el que est¨¢n los despachos del equipo docente y salas. Todo a la vista y comunicado por tramos de escaleras ligeramente desviadas sobre un patio central. Cada uno de los pisos tiene terrazas que se asoman a la calle y que rompen la cobertura de cer¨¢mica que envuelve el cerramiento de cristal. Piezas de color terroso del ceramista Toni Cumella: ¡°Est¨¢n hechas sobre molde y aunque parecen todas iguales de color no lo son. Seguro que m¨¢s adelante el sol realzar¨¢ ese cambio de tonalidades¡±, observa el director de la Massana.
En la planta menos uno est¨¢ la biblioteca de la Massana y el archivo hist¨®rico muse¨ªstico. Con alumnos que cursan bachillerato art¨ªstico, ciclos formativos de grado superior ¡ªdesde gr¨¢fica impresa a textil¡ª, grado superior en Arte y Dise?o, postgrado en Artes Aplicadas y 40 cursos/talleres abiertos a la poblaci¨®n, la Massana se plantea en la nueva etapa un salto m¨¢s: m¨¢steres y m¨¢s postgrados. En sus 88 a?os de vida ¡ªel busto de su fundador Agust¨ª Massana seguir¨¢ contemplando el ir y venir de los estudiantes¡ª por la escuela municipal han pasado 87.000 alumnos.
La construcci¨®n de la nueva escuela, que ha costado 13 millones de euros, se decidi¨® hace doce a?os y el Ayuntamiento de Barcelona, los vecinos y el propio centro apostaron porque permaneciera en el barrio del Raval en un momento en el que las mudanzas a otras partes de la ciudad, como el 22@ o el F¨°rum, eran frecuentes: ¡°Ahora hay m¨¢s universidades, pero durante muchos a?os est¨¢bamos nosotros solos. Somos ravaleros de esp¨ªritu¡±, apunta el director. La diferencia es que en los edificios del antiguo hospital estaban m¨¢s cerrados dentro del conjunto y ahora est¨¢n asom¨¢ndose a una plaza de la Gardunya que hoy por hoy est¨¢ tomada por turistas que comen en las bancadas de los ¨¢rboles. Sin duda, el ir y venir de tantos estudiantes puede ayudar a darle otro aire.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.