Chocolate con m¨²sica en Malasa?a

Entre Williamsburg y Malasa?a, entre la m¨²sica y el chocolate. As¨ª transcurre la vida de Carlos del Amo y L¨²a R¨ªos, integrantes de Gold Lake y ahora, tambi¨¦n, encargados de Bomb¨®n, una chocolater¨ªa que abri¨® sus puertas el pasado mes de diciembre en el n¨²mero 1 de la Plaza de Carlos Cambronero.

La familia Del Amo no es ajena a esto de los bares en Malasa?a. Los hermanos pusieron en marcha el m¨ªtico Tupperware a mediados de los 90 y, m¨¢s recientemente, Madklyn; su hermana Eva, adem¨¢s, lleva el Picnic, otro cl¨¢sico de la noche malasa?era. Con este curr¨ªculum, puede parecer raro que su ¨²ltima apuesta haya sido una chocolater¨ªa, pero para esta pareja de m¨²sicos, que pasa la mitad del a?o en Nueva York, ten¨ªa m¨¢s sentido montar algo tranquilo, que abriera s¨®lo durante el d¨ªa y que les permitiera seguir con su m¨²sica. Insisten en llamarle chocolater¨ªa, ya que a pesar de todas las etiquetas que se le puedan a?adir ¨Cgourmet, artesana, ecol¨®gica¨C, no quieren perder la esencia castiza que estos lugares tienen en la capital. De hecho, en Bomb¨®n no faltan los churros ni los clientes ansiosos por desayunarlos reci¨¦n hechos los fines de semana.

Detr¨¢s del peque?o mostrador, un grifo de chocolate caliente fluye desde que abren por la ma?ana hasta ¨²ltima hora de la tarde. Utilizan un chocolate de marca belga con un 70% de cacao, ecol¨®gico y de comercio justo, que se puede pedir mezclado con leche de vaca, o con bebidas de avena, soja, arroz o coco. Tambi¨¦n se puede aderezar con jengibre, cardamomo, menta, canela o con especias chai, o pedirlo con un punto picante, y se le puede a?adir desde la cl¨¢sica nata montada a variantes m¨¢s novedosas como crema de cacahuete o de avellana. Para acompa?ar: tartas, bizcochos, galletas o frutas ¨Csus ¡°draculines¡± (fresas recubiertas con chocolate) se han convertido en todo un fen¨®meno¨C, as¨ª como empanadas y tostadas.

El otro gran hit del local son los bombones y las tabletas de edici¨®n limitada que ellos mismos elaboran. Los sabores var¨ªan cada semana: con frambuesas liofilizadas, con p¨¦talos de rosa y frutos rojos, con chili y vainilla¡­ Entre los bombones, uno de los que m¨¢s triunfan es el de crema de cacahuete con jengibre, que tiene un sorprendente punto salado. Tambi¨¦n venden tabletas de chocolates ¡°bean to bar¡± (de la vaina a la tableta), un concepto que se ha popularizado ¨²ltimamente y que hace referencia a una forma de elaboraci¨®n en la que los productores de chocolate compran directamente los granos de cacao y realizan todo el proceso de forma artesanal. En Bomb¨®n se pueden encontrar marcas como la escocesa Coco Chocolatier, la h¨²ngara R¨®zsav?lgyi, la italiana Amedei o la turolense Isabel.

El caf¨¦, del que Carlos se declara m¨¢s fan¨¢tico incluso que del chocolate, tambi¨¦n es un pilar importante aqu¨ª y por eso lo cuidan con el mismo mimo. Ambos mundos conviven en una de sus creaciones, el Caf¨¦ Wonka, un caf¨¦ con leche al que se le a?ade un buen chorro de chocolate caliente.

Su filosof¨ªa ecol¨®gica va m¨¢s all¨¢ de los ingredientes que utilizan en sus preparaciones, apostando por ello tambi¨¦n en sus recipientes para llevar, todos ellos fabricados en fibras naturales biodegradables. La decoraci¨®n recuerda a la de un sal¨®n de t¨¦ cl¨¢sico ¨Ccon su papel de pared y sus l¨¢mparas de cristales¨C, pero con toques modernos, como la imagen de una de las playas del Big Sur californiano que preside la zona trasera del local, los vinilos que cuelgan de la pared o el ne¨®n rojo que preside la barra. De fondo, c¨®mo no, siempre suena m¨²sica.