Como flechas por el mundo
Arcos Iris presenta en A Coru?a su nuevo espect¨¢culo, ¡®El Mundo suena¡¯
Los alrededores del Teatro Col¨®n de A Coru?a rebull¨ªan la tarde del domingo en una barah¨²nda de ni?os y mayores. Todos guardaron su turno en la larga cola que se form¨® para entrar en el recinto, en la que madres, padres y alg¨²n que otro abuelo calmaban como pod¨ªan la impaciencia de los peque?os para ver qu¨¦ eran esos Arcos Iris y qu¨¦ iban a escuchar en El Mundo suena.
Con ni?os y mayores m¨¢s o menos sentados y callados -m¨¢s bien menos que m¨¢s-, se pudo o¨ªr -pero poco, la verdad- el acostumbrado aviso sobre m¨®viles y silencios. Tras este y dado que iban a subir ni?os al escenario, una agradable voz femenina ped¨ªa la responsabilidad de los mayores sobre las fotograf¨ªas de los menores en las redes sociales.
Acabados estos avisos, salieron a escena los componentes de Arcos Iris para iniciar su vuelta a ese Mundo que Suena, y de qu¨¦ manera, en su nuevo espect¨¢culo. Arcos Iris est¨¢ compuesto por: Dorothea Nicholas, Mihai Andrei Tanasescu Kadar y Enrique Iglesias Precedo, violines; Alison Dalglish, viola; Teresa Morales Diego, violonchelo y Todd Williamson, contrabajo.
Este viaje musical empieza a los acordes de Espa?a ca?¨ª, que para algo es este el punto de partida. En un gui¨®n de elaboraci¨®n del grupo sobre idea de su directora, Alison Dalglish, Arcos Iris desarrolla un espect¨¢culo para todos los p¨²blicos. Y todos es todos: que los acompa?antes adultos disfrutan tanto como los ni?os.
Como debe ser en un espect¨¢culo infantil, hay una invitaci¨®n constante a la participaci¨®n de los peque?os. Solo estos pueden abrir el cofre secreto y extraer de ¨¦l los sobres con las adivinanzas que marcar¨¢n el itinerario. A cada vuelo ha de ser un ni?o o ni?a quien lo saque y todos los chavales presentes en la sala quienes resuelvan los acertijos con el destino de cada etapa.
A bordo de una ¡°musiconave¡± de Moscard¨®n Airlines comandada por Todd Williamson -de cuyas turbinas sale en cada salto un fragmento de la c¨¦lebre m¨²sica de Rimski K¨®rsakov en vez de humo y ruidos- el grupo viaja por todos los continentes. La primera parada es en ?frica, donde nos recibe The lion sleeps tonight en la m¨¢s que agradable y bien entonada voz de Teresa Morales secundada por sus compa?eros. A lo largo del espect¨¢culo, todos los componentes del grupo act¨²an, bailan cantan, animan muy eficazmente a su audiencia infantil y, sobre todo, tocan maravillosamente.
El siguiente salto de este peculiar moscard¨®n nos lleva a Argentina. El tango Por una cabeza, esa preciosa alusi¨®n de La Pera y Gardel a la afici¨®n de este a las carreras de caballos, ilustra la parada porte?a antes de embarcarse rumbo a R¨ªo de Janeiro, donde A garota de Ipanema es el pretexto para una de las muchas escenas en las que los m¨²sicos de Arcos Iri?os y ni?as demuestran su versatilidad como m¨²sicos-actores.
Nuevo vuelo de moscard¨®n mediante, llegada a Norteam¨¦rica para entrar primera escala en Estados Unidos (¡°antes de que haya un muro¡±): Oh, Susana y un tren muy musical en el que las voces de Todd y Mihai nos llevan hasta la terminal desde la que volaremos a M¨¦xico. La cucaracha y un baile popular en el que el grupo se mueve al ritmo de la m¨²sica que tocan, son la foto llena de color que provee recuerdos agradables para gozar a la vuelta de cualquier viaje.
Saltos a Ocean¨ªa -con una danza de ¡°aloha¡± seguida por la pr¨¢ctica totalidad de ni?os y mayores- y a esa Asia que va de China (desternillante caracterizaci¨®n del maestro Mihai) a los desiertos ¨¢rabes antes de volver a Europa. Verdaderamente genial la silueta y el movimiento de un camello formado por los m¨²sicos en fila con tan solo una careta al frente y una cola sujeta al chelo de Morales.
El Brandemburgo de Bach Padre y una alegre tarantela del Sur de Italia son la escala en la Europa hist¨®ricamente m¨¢s musical antes de llegar a Galicia. Una vez aqu¨ª, la Alborada de Pascual Veiga y la Mui?eira de Chantada fueron la c¨¢lida acogida de vuelta a casa. El Can-can del Orfeo en los infiernos de Offenbach ofrecido como bis fue su explosivo fin de fiesta.
La invasi¨®n del escenario por todos los ni?os y ni?as que no pudieron subir durante el espect¨¢culo fue el colof¨®n que permiti¨® a ni?os y mayores irse a casa con una sonrisa tan amplia como el escenario que los acogi¨®. Porque, con la m¨²sica impulsada como flechas por estos Arcos Iris, ?el Mundo suena!
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