La huella de un ataque racista
La mujer negra agredida en un autob¨²s de la l¨ªnea M1 de la EMT ha cambiado sus rutinas por miedo: ¡°Vivo con p¨¢nico¡±
Luisa Hern¨¢ndez D¨ªaz, una vecina de Lavapi¨¦s de 49 a?os, decidi¨® coger el autob¨²s el pasado martes a mediod¨ªa. Hac¨ªa mucho calor y as¨ª se ahorraba la caminata de unos 10 minutos hasta su trabajo. Lo que le esperaba dentro del autob¨²s no lo olvidar¨¢ f¨¢cilmente. Un hombre le peg¨®, le escupi¨® y la insult¨®. Esto ¨²ltimo, incluso delante de la polic¨ªa, tras ser arrestado. ¡°Pas¨¦ mucho miedo. Pens¨¦ que me iba a matar¡± resume en su domicilio, con el p¨¢nico a¨²n en el cuerpo.
Era poco antes de las 14.45 del pasado martes 6 de agosto. Luisa sali¨® de su casa y se dirigi¨® a su trabajo en la calle de Cedaceros, cerca del principio de la calle de Alcal¨¢. Caminaba por la calle de Embajadores cuando vio venir el autob¨²s M1 (Glorieta de Embajadores-Sevilla), al que subi¨®. Cuando arranc¨® el autob¨²s perdi¨® la estabilidad y con el pie toc¨® la mochila de un pasajero, que la ten¨ªa en el suelo. El hombre comenz¨® a insultarla: ¡°Ten¨ªa que ser una puta negra. Vete a tu pa¨ªs. Por culpa vuestra no tengo trabajo ni tengo casa¡±, le solt¨® el hombre a gritos.
La mujer no daba cr¨¦dito a lo que le estaba pasando. Pese a ello, se sent¨® y no quiso dar m¨¢s importancia al incidente, seg¨²n recuerda. Sin embargo, el atacante se levant¨® de su sitio y se dirigi¨® hacia ella. ¡°Ya me imagino qu¨¦ tipo de trabajo tendr¨¢s. Ser¨¢ de puta y para negros a los que se lo har¨¢s de rodillas. Solo sabes chup¨¢rsela a los negros¡±. Luisa no sal¨ªa de su asombro. Hab¨ªa un tercer pasajero, que ni se inmut¨® por lo que estaba pasando. Permaneci¨® ajeno a una escena tan violenta.
Presa de la ira, el atacante le peg¨® un tortazo en la cara. Tambi¨¦n le escupi¨®. En ning¨²n momento dej¨® de insultarla por ser negra. La mujer no pudo aguantar m¨¢s y se fue hacia el conductor. ¡°Para el autob¨²s porque este se?or me est¨¢ agrediendo¡±, le dijo. El ch¨®fer detuvo el veh¨ªculo en la calle de la Colegiata y puls¨® el toc¨®n de seguridad. Este bot¨®n rojo lanza una alerta a la central de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que moviliza de inmediato a la polic¨ªa y a los servicios de emergencia. Tambi¨¦n activa la grabaci¨®n de las c¨¢maras de seguridad en caso de que las lleve instaladas el autob¨²s.
Mientras llegaban los agentes, el atacante sigui¨® insultando y acosando a la viajera. Pese a tenerlo prohibido por un protocolo de seguridad, el conductor sali¨® de su cabina. ¡°Se puso entre los dos para protegerme¡±, recuerda la mujer. Luisa, que naci¨® en Puerta Plata (Rep¨²blica Dominicana), reside en Espa?a desde hace 22 a?os.
Cuando llegaron los polic¨ªas, su pregunta casi rozando el reproche fue clara: ¡°?Pero t¨² otra vez? Con esta ya son tres...¡±. Los agentes ni siquiera terminaron la frase. Sab¨ªan a qui¨¦n se enfrentaban y c¨®mo act¨²a. Preguntaron a la v¨ªctima si quer¨ªa denunciar, a lo que ella respondi¨® que ¡°por supuesto¡±. ¡°Un hecho tan grave no puede salirle gratis¡±, dice la mujer d¨ªas despu¨¦s.
Tras preguntar al otro viajero lo que hab¨ªa pasado, los polic¨ªas esposaron al agresor, lo que no le calm¨® en ning¨²n momento. ¡°Sigui¨® insult¨¢ndome. Dec¨ªa que era una puta negra. Tambi¨¦n me amenaz¨® con frases como ¡®te voy a matar, te voy a matar¡¯. Fueron unos minutos insoportables. Llegu¨¦ a temer por mi vida¡±, afirma Luisa.
Los polic¨ªas subieron al atacante al coche patrulla. El arrestado es un espa?ol de 51 a?os que ya ten¨ªa antecedentes policiales por hechos similares. Mientras, los agentes atendieron a la mujer, presa de un ataque de nervios. ¡°Llamaron a una ambulancia del Samur y me dieron agua, mientras me dijeron que me calmara, que ya hab¨ªa pasado todo. Me trataron muy bien¡±, describe Luisa. Los sanitarios del Samur vieron que ten¨ªa un hematoma en la mejilla.
La polic¨ªa traslad¨® a la mujer a la comisar¨ªa del distrito de Centro, en la calle de Leganitos, donde puso la denuncia contra su atacante. ¡°No puedo permitir que alguien as¨ª, despu¨¦s de lo que ha hecho, quede libre. Me peg¨®, me escupi¨®. Son cosas mayores y muy graves. Y m¨¢s que nada lo hago para que aprenda y no se lo vuelva a hacer a ninguna persona¡±, resume la v¨ªctima.
Luisa tiene una minusval¨ªa f¨ªsica del 65%. Pese a ello, trabaja en una empresa de limpieza: ¡°No soy un par¨¢sito de la sociedad, ni quiero que el Estado me mantenga. Puedo trabajar y voy a hacerlo mientras pueda¡±. ¡°Mi piso es de protecci¨®n oficial y lo estoy pagando como el resto de personas¡±, explica.
La vecina de Lavapi¨¦s trabaja para una empresa de limpieza con jornada partida. Por la ma?ana tiene que madrugar. Se levanta a las cinco y media para coger el primer metro o autob¨²s y llegar hasta unas oficinas pr¨®ximas al estadio Santiago Bernab¨¦u a las 6.30. ¡°Tengo mucho miedo desde esto que me ha ocurrido. Todos los d¨ªas cambio la ruta que hago para evitar que me siga o que me pueda volver a atacar. Hago varios recorridos y m¨¢s ahora que el barrio est¨¢ en fiestas y se puede esconder en cualquier lado¡±, afirma la mujer.
Por las tardes trabaja de tres a siete en otras oficinas. Por ello, dedica la parte de la ma?ana que tiene libre a cuidar de su casa y de su familia. ¡°Tengo p¨¢nico a estar con m¨¢s personas y evito las aglomeraciones. El otro d¨ªa entr¨¦ en la iglesia y hab¨ªa varias personas. Me agobi¨¦ mucho pensando que me podr¨ªa volver a pasar algo as¨ª y me tuve que marchar r¨¢pidamente¡±, describe la afectada.
Capaz de superarlo
Luisa se ha mantenido en su trabajo y no ha pedido la baja m¨¦dica, pese a la situaci¨®n de nervios y estr¨¦s que ha sufrido. Cree que ser¨¢ capaz de superarlo con su familia y sus amigos. ¡°Si no puedo con ello, pedir¨¦ ayuda a alg¨²n psic¨®logo. Creo que poco a poco lograr¨¦ superarlo¡±, afirma.
¡°Llevo muchos a?os en Espa?a y tengo a toda mi familia aqu¨ª. De hecho, mi hijo peque?o, que tiene 18 a?os, ya naci¨® en Espa?a. Es la primera vez que me ha pasado algo as¨ª y espero que sea la ¨²ltima¡±, resume la v¨ªctima. ¡°Me sent¨ª impotente porque amo y adoro a Espa?a. Llevo ya muchos a?os en este pa¨ªs para que ahora me pase una situaci¨®n tan desagradable. No es justo que un hombre as¨ª ande suelta y se permita insultar y golpear a una mujer y que la insulte por ser negra por haberle tocado la mochila, seg¨²n dijo. Y eso que estaba en el suelo y que a ¨¦l ni le roc¨¦¡±, a?ade Luisa, todav¨ªa con cierta incredulidad.
Luisa va a tener que ver a su atacante en alguna ocasi¨®n m¨¢s. Cuando el caso llegue al juzgado o se celebre el juicio, como m¨ªnimo. ¡°Han sido los diez minutos peores de mi vida. Todo se me vino abajo porque jam¨¢s hab¨ªa sufrido un episodio de racismo, ni siquiera un comentario que pudiera tener una segunda intenci¨®n. Tengo muy buenos amigos espa?oles y creo que soy una persona muy integrada en esta sociedad¡±, concluye.
Varios colectivos sociales, como el Movimiento contra la Intolerancia y SOS Racismo Madrid, han mantenido esta semana que estos episodios de racismo est¨¢n aumentando recientemente. ¡°?ltimamente se ha creado un clima en el que este tipo de racismo se expresa con mayor legitimidad. Personas que siempre han sido racistas se sienten legitimadas para manifestarlo¡±, declar¨® la presidenta de SOS Racismo Madrid, Paula Guerra.
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